El mejor regalo que pueden recibir los pescadores de Naguabo en estos días es que el gobierno los ayude a salir a flote luego de perder sus instrumentos de trabajo  tras el azote de los huracanes Irma y María.

Sin embargo,  además de no tener con qué ejercer su oficio, la situación se complica ya que las fuertes marejadas en la zona limpiaron los bancos de carrucho y langostas. 

Carlos J. Velázquez,  presidente de la Corporación de Pescadores Unidos en Playa Húcares, que agrupa a 22 trabajadores del mar, dijo que en esa zona “lo que hemos tenido es un desastre; ha sido significativo el impacto, ya que las pescaderías han colapsado”.

Indicó que “el huracán María azotó lo que son las poblaciones donde estaba el carrucho, las hierbas marinas donde estaban las langostas, los arrecifes donde se pasaba el pescado, todo eso se fue”.

La complicación mayor de estos pescadores  es que “no tienen el equipo para ir a pescar porque el huracán explotó los lockers donde ellos los guardaban”.

“Cuando entró la marejada ciclónica y azotó, lo sacó todo, se llevó las herramientas de trabajo. Ahora no podemos ejercer lo que es el oficio de la pesca”, lamentó.

Velázquez agregó  que “a duras penas pueden tener equipos prestados o alquilados”.

Hizo “un llamado a viva voz” al Gobierno a que los tenga en cuenta.

También alertó a empresas privadas a que le den una mano.

“Aquí en Naguabo, tenemos una gran necesidad de equipo. Las mayores artes de pesca aquí son la nasa y el buceo y ahora mismo no tenemos los cajones de pesca que también se fueron, así como los tanques de buceo, arpones, chapaletas”, manifestó el pescador.

Como esto es una cadena, “también se ha visto afectada la economía. No podemos suplir la demanda a los poquitos restaurantes que han podido abrir ante la falta de energía”; también perdieron los motores de las lanchas.

“Necesitamos a gritos el equipo para poder echar esto pa’ lante, si es que queremos echarlo; porque hemos escuchado de muchas entidades privadas que quieren mover la economía como estaba y nosotros somos una punta de lanza, movemos la economía”, reclamó.

Antes del huracán un pescador podía traer 150 libras de carrucho, ahora, como mucho trae 30, mencionó.

Estos trabajadores también lo perdieron todo tras el azote del ciclón. 

Uno de ellos es José Manuel Flores, de 72 años,  a quien María lo dejó sin techo.

El hombre, quien reside con una hermana y un sobrino,  lleva 60 años pescando y solo cuenta con un toldo azul de techo que le dio FEMA.

Mientras, José Antonio Rivera, de 57 años y cinco décadas en el mar, perdió todo su equipo de pesca.

“Quedé esnú, como mi papá decía, que nacimos esnú y lo que tenemos es ganancia. Pues estamos ahora empezando. Pero por lo menos podemos cambiar la mestura, porque tanta salchicha y jamonilla cansan y ahora vemos un pescaíto frito”, comentó a la vez que se unía al  grito de auxilio. “No es nada de política, pero necesitamos ayuda de verdad porque estamos en cero”, agregó.

Cayó en oídos sordos

El líder comunitario Carlos Iván Pérez denunció que el compromiso de ayuda que hizo hace semanas el secretario de la gobernación, William Villafañe, se quedó en el aire.

Villafañe, tras la denuncia de Pérez a Primera Hora, viajó hasta Naguabo para escuchar diversos reclamos,  pero lo último que escuchó el líder comunitario fue “te llamamos” y aun está esperando.

“Se comprometió con hacer un equipo multisectorial, donde estuviese (el Departamento de) Agricultura y el Departamento de Recursos Naturales (DRNA), porque si la pesca es recreativa le toca al DRNA y si es comercial a Agricultura, pero nadie ha venido a limpiar la rampa para que los pescadores saquen sus botes”, indicó Villafañe al indicar que la rampa le pertenece al Departamento de Recursos Naturales.