Una joven durante una fiesta con fogata en la playa se sintió como atleta olímpica y con una bambúa decidió saltar por encima del fuego. 

Sin embargo, la bambúa se partió,  ella cayó en medio de las llamas y sufrió quemaduras graves en ambas piernas. 

Otro joven intentó encender un barbecue y por estar bajo los efectos de bebidas embriagantes no se dio cuenta de que había un escape de gas. 

Cuando finalmente logró encender una llama ya había creado una nube de gas alrededor suyo que le causó quemaduras en su cara, así como en sus piernas y brazos.

Otro joven se fue con sus amigos a una fiesta y entre las risas y las bebidas se sintió todopoderoso, saltó de un segundo piso alentado por sus panas y tuvo fracturas severas con posibles lesiones permanentes.

Estos son ejemplos reales y apenas unos cuantos de entre todas las historias de terror que se multiplican durante las Navidades. 

Así mientras los jóvenes deberían estar disfrutando entre amigos y familiares, muchos de ellos acaban en el lugar más inesperado: las salas de emergencia.

Entre la segunda mitad de diciembre y la primera mitad de enero es alarmante la cantidad de adolescentes y adultos jóvenes que  cunden los espacios de atención inmediata en los hospitales del País, dijo Raymond Sepúlveda, director médico de la Sala de Emergencia del Hospital HIMA San Pablo en Cupey.

“Esto es un asunto que se repite siempre en Navidad y es un problema porque se trata, en muchos casos, de asuntos que se pueden evitar... y nos preocupa porque además surgen lesiones con consecuencias letales o  para toda la vida”, afirmó.

Los principales casos que se atienden son por quemaduras, fracturas, asma e intoxicación por alcohol. 

Precisamente las bebidas embriagantes en muchos casos desembocan en el resto de los problemas, según lo ha visto Sepúlveda en sus 40 años como emergenciólogo.

“Se pierde el sentido por el disfrute, por excitación, por la falta de orientación y responsabilidad y de concienciación de las enfermedades que tienen”, aseguró el galeno.

En el caso de las quemaduras el incremento de los pacientes llega a ser de un 50% en esta época, dijo por su parte Amin Jaskille, director del Centro de Quemaduras del HIMA San Pablo en Caguas.

 Desde la interacción con pirotecnia, accidentes en la cocina, fogatas en campings y playas, la quema de basura y escombros, hasta el manejo inadecuado de las líneas de gas, los casos son interminables.

“Otro problema principal son los artefactos que explotan y los fragmentos se incrustan y eso complica la  recuperación de esa herida. Hay personas  porque pierden dedos de las manos o has ta un ojo … los cuartos de dinamitas que no son seguros de por sí y encima muchas veces los usamos de forma alterna y es más riesgoso”, indicó Jaskille.

Y no se deje engatusar con las estrellitas que tan inofensivas parecen, advierten ambos especialistas.

“La ley de fuegos artificiales dividió éstos en dos grupos: los legales y los ilegales. “Las estrellitas están en las legales  y muchas familias creen que si es legal automáticamente es seguro y se las dan a los niños sin las precauciones  básicas y tenemos niños tan chiquitos como de tres años   que se encienden la ropa en fuego  y hemos tenido accidentes tan severos como quemaduras de 30 o 40% por una estrellita”, lamentó Jaskille.

Lo más importante es no esperar. Debe buscar atención inmediata.

Según los doctores, mucha gente acude a las salas de emergencia cuando no pueden soportar el dolor de una quemadura y ya para entonces tienen infecciones que son más complicadas de tratar y que aumentan sustancialmente el tiempo de tratamiento y hasta requieren de una cirugía que en principio no era necesaria.

Si la quemadura es mayor a la palma de su mano, vaya al hospital sin perder tiempo. Si es menor que eso, no deje de ir al médico pero puede hacerlo de forma menos urgente, dijo Jaskille.  

 En torno a los casos de asma, muchos suceden por el cambio drástico de temperatura. En ocasiones los jóvenes piensan que no les va a pasar nada, no llevan consigo los medicamentos y, si han bebido, no pueden expresarse adecuadamente para explicar que necesitan ayuda.

“Volvemos, muchos se van a la playa, se meten al agua fría y eso puede causar un broncoespasmo y de ahí a desarrollar una pulmonía es tan rápido como pestañear”, indicó Sepúlveda.

Por otro lado, las fracturas por el uso de bicicletas, patines, patinetas o por manejo inadecuado de vehículos de motor incluyendo los four tracks son bien frecuentes.

El panorama se complica ante la escasez de ortopedas en el País.

Sobre la intoxicación por alcohol, Sepúlveda recordó que culturalmente se cometen muchos errores con los jóvenes al no supervisarlos adecuadamente.

De ahí la gran cantidad de choques, de complicaciones de salud y problemas de hígado y vesícula, así como pérdida de la consciencia, hemorragias y posibles problemas legales, en caso de tomar decisiones que afecten a otros.

“Y si fuera alcohol solo... pero lo cierto es que hay una alta incidencia de mezcla de alcohol con drogas que es peor todavía porque inhibe aún más el sano juicio. Una de las cosas que nosotros más vemos es la mezcla con marihuana o con bebidas energizantes. Todo eso es un gran problema”, indicó.

Por eso su llamado para evitar todas estas situaciones es a los padres y madres a adoptar la responsabilidad de hablarles todo el tiempo.

“Hay que educar, estar pendientes, estar detrás de ellos. No es redundancia estar recalcando constantemente de los mismos problemas porque los jóvenes aprenden por repetición y es importante crearles consciencia”, declaró Sepúlveda.