Definitivamente hay que aprender mucho de los jóvenes.

Ayer, un grupo de alumnos de diversas escuelas del País demostró que aunque haya diferencias de criterios y aspiraciones, sí se puede lograr el sueño deseado, en este caso, un reto por parte de ingenieros de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA).

Bajo el proyecto Techno Student Challenge -como parte de la celebración  del XVII Encuentro Internacional Virtual Educa en San Juan-  un grupo de 100 estudiantes, divididos en cinco grupos, diseñaron cada uno: un cohete con botellas plásticas, un filtro para agua y una catapulta.

Iniciaron sus trabajos el lunes, cuando se trasladaron al Centro Residencial de Oportunidades Educativas en Villalba (CROEV)  y ayer, como parte de la presentación, un panel de tres ingenieros de MEDTRONIC evaluó el mejor equipo.

Orlando Johan Martell Rojas, de Bayamón, fue el capitán del equipo ganador, estudiantes de Feria Científica. Los otros grupos fueron, según el orden de premiación: CROEV, CROEC (el centro de Ceiba), University Gardens y la iniciativa Bridge to Employment (ASPIRA y Johnson & Johnson).

Martell Rojas, quien se graduó del CROEM (el centro en Mayagüez), explicó que “el reto de la catapulta era crear un sistema que  lanzara una bola lo más lejos posible. En este caso, se tenía en cuenta la costo-efectividad ($33.77). Podría ser grande, bien caro y podría llegar bien lejos, pero no era muy costo-efectivo”.

Indicó que el de su grupo, cuyos integrantes no se conocían, “fue bastante pequeño, bien costo-efectivo y fue el segundo más lejos que llegó”.

Sobre el segundo reto, el cohete, “también fue bastante costo-efectivo ($5.25), bien económico en cuestión a lo que era importante, la protección del pasajero, que en este caso era un huevo”.

“Cuando cayó el cohete, el huevo no se rompió. Hubo cohetes que llegaron más lejos pero el huevo se rompió”, dijo sobre los diversos criterios que eran considerados para escoger un ganador.

El tercer reto fue el filtro de agua. “Se hicieron varias capas y la más importante era la de carbón activado, que es el que filtra el agua. El agua no siembre salió completamente limpia pero era bien costo-efectivo y lo podrías llevar a donde quieras”, mencionó al agregar que ese trabajo, eventualmente, se irá refinando. La inversión fue de $10.08.

Entre los materiales usados están: tubos pvc, toallas sanitarias, botellas plásticas, filtros  de café, arena y pega caliente.

 Aunque muchos de los estudiantes participantes eran de escuelas especializadas, había otros tantos que eran de escuelas regulares.

“Eso significa que no todo estudiante brillante está solamente en escuelas especializadas, sino que en las escuelas regulares también hay estudiantes igual de brillantes”, manifestó el joven que aspira a terminar un doble bachillerato, en física y matemáticas, en  la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.

La capitana del grupo, que llegó en segundo lugar (CROEV), Melanie Paola Franco, de 17 años, no podía ocultar la emoción que la embargaba.

“Esto fue brutal, una experiencia muy gratificante. Es como un pequeño intermedio en nuestras vacaciones, porque volvemos a nuestra segunda casa, porque nosotros nos quedamos en la escuela”, dijo, sobre una de las tres escuelas residenciales de todo Puerto Rico y que se especializan en ciencias y matemáticas.

La joven, que aspira a ser embajadora y estudiaría lenguas extranjeras en la UPR en Río Piedras, dijo que el triunfo estuvo en que “nos acoplamos y trabajamos en equipo. Sin trabajo en equipo no terminábamos el proyecto”.

Paola Franco también estaba contenta porque CROEV lleva sólo un año de establecido, y ya sus alumnos comienzan a cosechar triunfos.

“Hicimos varios experimentos y vamos poco a poco mejorándolos hasta llegar a nuestro objetivo y quedar en segundo lugar”, sostuvo al confesar  que en CROEV le “sacan el jugo, pero es todo para tu bien, para que tengas un mejor futuro, y estamos para construir un mejor futuro para Puerto Rico”, agregó.

Un cuarto reto era la presentación de los trabajos ante  maestros, directores de escuelas, estudiantes,  funcionarios y empresas de diversos países  que asistieron al evento en el Centro de Convenciones.

 El año entrante el encuentro será en Colombia. Mientras, Martell Roja no perdió oportunidad para elogiar la labor del profesor Jonathan Plaza, quien tampoco conocía al grupo y estuvo a su cargo.

“Él fue uno de los elementos más importantes y le doy las gracias por aguantarnos como grupo,  porque éramos fuertes pero siempre tuvo paciencia y nos trató con respeto. Sin él no hubiésemos podido organizarnos”, sostuvo. 

 Agregó que algo importante también “es el liderato de los maestros. De  los estudiantes no hay que dudar de su inteligencia; sin embargo, si hay  un mal liderato desde un principio, si no los inspiran, al estudiante simplemente no le va a importar”, sentenció.