La denuncia de la Coalición Pro Salud y Ambiente de los barrios Susúa de Sabana Grande y Arenas de Guánica,  sobre la amenaza que representa para el guabairo de Puerto Rico  la construcción de unas torres de antena  en esa área, deja al descubierto  el procedimiento de obtención de permisos que facilita la entrega de una certificación de hábitat falsa, en la que se asegura que  el proyecto no afecta a especies en peligro extinción.

El guabairo es  una pequeña ave endémica de la Isla, que no mide más de nueve pulgadas y que habita en bosques húmedos. Su plumaje tiene manchas achocolatadas, rojizas y negras. Esta ave nocturna no  construye un nido, pero deposita sus huevos directamente en la hojarasca del suelo.

Estudios  realizados por la comunidad revelan la presencia de esta especie en la zona, donde la empresa Soluwise, Inc. se proponen levantar las torres de antena. La coalición solicitó al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) que deniegue el permiso. Pero, en realidad, es el Servicio federal de Pesca y Vida Silvestre el que determinará si declara el área hábitat del guabairo.

La comunidad indicó que  en  una  evaluación nocturna que hicieron identificaron al menos 11 individuos del “Caprimulgus noctitherus”, nombre científico de este pájaro que solamente existe en el suroeste de Puerto Rico.

“La deforestación y extracción de corteza terrestre durante la fase inicial del proyecto causó un daño muy grave al hábitat del guabairo. El Departamento de Recursos Naturales estableció que la empresa deforestó sin los permisos requeridos y extrajo de manera ilegal 8,250 metros cúbicos de material de corteza terrestre”, expusieron los vecinos en un comunicado.

En este momento,  el DRNA evalúa una nueva solicitud de parte de Soluwise para construir un nuevo camino de acceso al área del proyecto .

La secretaria del DRNA,  Carmen Guerrero,    reveló recientemente ante  una comisión del Senado que Soluwise brindó “información falsa y engañosa que indujo a error” a su agencia durante el proceso de solicitud de permisos y endosos.

Cualquier disturbio afecta

Glorimar Toledo, del Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico, dijo a Primera Hora que cualquier construcción o disturbio en el hábitat de la especie abona a su disminución.

“La principal amenaza de la especie es la pérdida de hábitat, por lo tanto, nosotros no apoyaremos ningún proyecto que ponga en mayor riesgo a la especie. La mayor amenaza ha sido la destrucción del hábitat. Hace muchos años el guabairo  se encontraba en toda la Isla y ahora está concentrado  en la región suroeste”, dijo Toledo.

¿Cómo afecta?

Al ser una especie que anida en el suelo y tienes un camino con vehículos pasando y más tránsito, es probable que te lo  encuentres. Van a tener que decidir, en algún momento, entre el nido del guabairo o el tránsito. Si vas caminando, él te va avisar que está en el camino. Un carro no.

DRNA espera por plan

Mildred Sotomayor, directora de la Oficina de Asuntos Legales del DRNA, indicó  que Soluwise debe  presentar un informe  de mitigación a la agencia, tras haber ofrecido una certificación  de hábitat engañosa.

La funcionaria aclaró que no es el DRNA el que otorga permisos de construcción,  sino  la  Oficina de Gerencia de Permisos (OGPe).

“El departamento  no da permisos,  ni para antenas, ni para caminos. El departamento  lo que hace es categorizar ese espacio geográfico que se pretende impactar”, apuntó, 

“Dependiendo de la  categorización, se establecen  medidas de mitigación o recomendaciones de  que no se dé permiso. Nosotros no otorgamos, ni denegamos permisos”, recalcó.

Explicó que para la certificación del hábitat se le preguntó al DRNA, y basado en la  certificación, categorizaron el espacio,  desconociendo que era hábitat  del guabairo.

Nelson Veláquez, secretario auxiliar y de Permisos del DRNA, indicó que se paralizó la construcción en el área y están  en proceso de evaluación de un plan para mitigar  las acciones que hicieron en el lugar, como el  movimiento de tierra y  corte de árboles.    

Soluwise, Inc. está sometiendo una nueva certificación y la palabra final la tiene  el Servicio federal de Pesca y Vida Silvestre.


Están distribuidas en 42 municipios costeros.