Aguadilla. Acostadita en una cama, con una baranda hecha de un pedazo de tabla y con la única luz de una linterna, doña Eduviges González Cruz pasa las noches en el sótano de una estructura deshabitada en concreto, a donde la llevaron refugiada desde que embistió el ciclón María.

A sus 104 años, la viejita es atendida por su hijo Rafael Toro González y, aunque en el sector pobre donde residen llegó la luz hace un mes, la familia no ha logrado que le reconecten el servicio de electricidad por la falta de “un condulete”, la base donde van el contador y los brakers.

Rafael vivía con su mamá en una casita de madera y zinc, en el sector Avenida, antes conocido como El Mangó, en uno de los llamados cerros de Aguadilla. Para pasar el temporal, el hombre se guareció con su madre y un hijo, en los bajos de una estructura de cemento abandonada contigua a su hogar. En su casa, el ciclón inundó el dormitorio de su progenitora y no han podido regresar a la vivienda.

Para acceder a la casa de Rafael hay que subir más de 60 empinados escalones, los mismos que su mamá subía y bajaba hasta la edad de 100 años, cuando sufrió una caída que le fracturó una cadera y quedó postrada. 

“No se estaba quieta, bajaba como 10 veces por ahí pa’ abajo. Se iba a comprar por ahí y había que buscarla”, relató el aguadillano de 59 años, el menor de los vástagos de doña Eduviges. “Trataron de operarla, pero no aguantó la anestesia. Por poco se nos va”, contó a Primera Hora

De los 14 hijos que tuvo doña Eduviges hay seis vivos. La longeva mujer tiene más de 25 nietos, varios biznietos y tataranietos. 

¿Qué usted necesita?

“Yo necesito unas galletitas… Necesito galletas pa’ que me las den”, expresó.

Rafael relató que los fuertes vientos del temporal partieron un árbol frente a su residencia que tumbó la línea eléctrica. “En el poste está el cable. Ellos (de la Autoridad de Energía Eléctrica) vinieron a chequear, pero me exigen que certifique la línea. La base del contador se rompió y hay que ponerlo nuevo. Era una línea vieja”, explicó.

Dijo que no tienen dinero para comprar el equipo y además, necesitan un perito, que certifique la obra. “No estoy trabajando ahora. Trabajaba en soldadura, pero estoy cuidando a mi mamá… Si no puedo buscar una ayudita, tendré que tratar de hacerlo yo mismo”, expresó.

¿Qué necesita doña Eduviges?

“Yo lo que quiero es arreglar lo de la casa para tenerla allá y tenerla un poquito mejor. Tenerla en su cuartito…”, expresó Rafael.

Dijo que intentó buscar ayuda en el municipio de Aguadilla, pero “dicen que no tienen fondos”. También, dijo que acudió “hasta Servicios Sociales (Departamento de la Familia) y me dijeron que las ayudas se habían acabado”. 

Indicó además, que el pasado mes de febrero se anotó para ser atendido en la Alcaldía por personal del Programa Hogar Seguro y como no alcanzó uno de los turnos le dijeron que le darían una cita. “Me dijeron te vamos a llamar, pero todavía los estoy esperando”, relató.

Para cocinar, la humilde familia tiene una estufa de gas y se alumbra con linternas de baterías y algunas solares.

Primera Hora llegó al lugar el martes en la tarde con Noemí Cardona, una aguadillana que hace trabajo voluntario en los barrios marginados del llamado “Nuevo Jardín del Atlántico”. Si desea ayudar a esta familia, puede llamar al 939-366-2464.