El Conservatorio de Arte Dramático y Archivo Nacional de Teatro y Cine del Ateneo Puertorriqueño repudió la censura hecha por el gobierno por la negativa de la Corporación de Cine de Fomento Económico de no cumplir su palabra para auspiciar del documental FILIBERTO, a los cineastas Leandro Fabrizzi y Freddie Marrero.

Roberto Ramos-Perea, Director General del Archivo , Nacional de Teatro y Cine, más rector del Conservatorio de Arte Dramático Ateneo Puertorriqueño, objetó que describieran este documental como “un trabajo político partidista”.

“Es signo oprobioso de la censura del estado el ostentar, como un derecho, la ignorancia sobre el desarrollo y las conquistas del arte nacional, y reducir sus persecuciones a la complacencia ciertamente partidista de los censores de turno. No es la primera vez que la Corporación de Cine ha censurado. No es la primera vez que ha prometido ayudas y luego echa atrás su palabra y no es la primera vez que intenta imponer sobre la creatividad de la cinematografía puertorriqueña el obligado silencio; peor aún, el chantaje a los creadores a quienes fuerzan a someterse a los criterios del mainstream estadounidense de hacer cine, y si no lo hacen, no se les otorgan los subsidios a los que tienen derecho. Esta forma de “americanización” de nuestra cinematografía atenta impunemente contra lo que es el desarrollo de un cine nacional de preocupaciones sociales, políticas e identatarias propias de la Nación Puertorriqueña”, dijo Ramos Perea.

También repudió el arresto de la estudiante de Drama del recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, Charlene Jane González, quien detenida por la Guardia Universitaria y entregada a la Policía Estatal cuando hacía un performance de arte teatral.

“Este acto está protegido por la Constitución –la de Estados Unidos y la de Puerto Rico- pero se violenta cuando el estado se empeña en actuar su papel de censor de lo que no conocen”, planteó Ramos Perea.  “El arresto bajo la presunción de una exposición deshonesta evidencia una vez más esta doble vara social; los hombres sí pueden ostentar sus pechos desnudos en público, donde quieran y cuando quieran, pero las mujeres no, sobretodo en un país donde hasta lactar a un bebé en público ha constituido acusación y persecución”, agregó.