La Policía en el área de Arecibo investiga como un accidente el incidente en que un niño de 10 años sufrió una fractura craneal al caer presuntamente de la cama. La lesión fue tan severa que los médicos han concluido que sufre de muerte cerebral.

Jeffrey Alexander Santiago González está recluido hace varios días en el Centro Médico en Río Piedras, donde lo tienen conectado a una máquina que lo mantiene artificialmente con vida.

La capitán Mayda Ortiz, jefa del Cuerpo de Investigaciones Criminales de la Policía en Arecibo, indicó que será la autopsia la que determinará si la lesión sufrida es compatible con una caída de una cama de unos tres pies de altura.

Ortiz dijo que agentes de homicidios de Arecibo han trabajado el caso desde el primer día y le han dado seguimiento a la condición de salud de Jeffrey Alexander.

La prima de la madre del menor y un primo de ocho años con quien dormía el día del incidente insisten en la versión de que el niño se cayó de la cama.

El menor fue entrevistado en presencia de abogados. La residencia estaba en perfecto estado.

Mientras la Policía investiga, el dolor no amaina en la sala de emergencias del Centro Médico de Río Piedras, donde los progenitores de Jeffrey Alexander se preparaban para enfrentar nuevamente a los médicos que ya les han dicho en varias ocasiones que su hijo no tiene salvación.

Desde el 3 de octubre pasado, poco más de un día después de sufrir la caída, al niño se le diagnosticó muerte cerebral, tras sufrir una fractura en el lado derecho de la sien, un poco más arriba de la oreja, y desde entonces los progenitores han suplicado que se les brinde más tiempo en espera de que un milagro salve a su hijo.

Los médicos, indicaron el papá y la mamá en entrevistas por separado, no le dan oportunidades al niño.

"La decisión es de nosotros, pero ya ellos tienen unas reglas y unas normas que hay que cumplir. (Dicen) Que ya mismo hay que tomar una decisión... en la decisión el Señor va a estar con nosotros y todavía no es tiempo para tomar una decisión”, dijo el padre de niño, Benji Santiago Castillo.

 “Estamos esperando que Dios tome una decisión", agregó Santiago Castillo. "Mi niño yo sé que en cualquier momento puede abrir los ojos”, exclamó.

"Mi posición es la misma (que la del padre): les dije que no iba a desconectarlo", comentó por su parte la madre, Suanette González. "Y si no pasa nada (no se recupera) sé que Dios nos dará la fuerza para tomar la decisión que sea", agregó.

González y Santiago Castillo no son pareja hace cinco años, cuando la mujer se mudó desde el estado de Connecticut. Desde entonces Jeffrey Alexander visita todos los veranos a su papá, por lo que el lazo con Benji se ha mantenido fuerte. De hecho, regresó el pasado 11 de agosto de los Estados Unidos tras pasar una temporada por allá.

La cadena de hechos que tiene esta familia comenzó en la madrugada del 2 de octubre. A eso de la 1:30 a.m. Jeffrey Alexander cayó de la cama y aparentemente se dio en la cabeza con una mesa de noche. El dato de que se dio con una mesa de noche fue brindado por una tía paterna del menor, pero esa información no la tiene la Policía.

El niño dormía en la residencia de una prima de la madre, ya que González tenía cita el 2 de octubre temprano en la mañana con el programa Plan 8.

González contó que ya a la 1:45 a.m. estaba en la residencia de su prima, quien es su vecina. Vio al niño llorando, pero consciente. Según le dijo su hijo, despertó cuando ya estaba en el suelo por lo que entendía que se había caído de la cama, que tiene una altura de dos a tres pies.

Ya a las 2:00 a.m. Jeffrey Alexander estaba en el hospital Cayetano Coll y Toste, de Arecibo. Allí llegó con bastante sangrado y una fractura en el brazo derecho, presumiblemente producto de la caída. Le hicieron un examen de resonancia magnética en la cabeza.

"No era una herida grande, pero era como punzante", dijo su mamá.

Tras el examen, el niño comenzó a sudar y aunque también empezó a sentir un fuerte dolor de cabeza, seguía consciente, se movía y hablaba. A las 3:00 a.m. se lo llevaron a un cuarto alejado de su madre donde lo tuvieron que entubar.

Según González, el niño fue atendido por tres doctores en Arecibo y entre 3:00 a.m. y 7:00 a.m. intentaron infructuosamente comunicarse telefónicamente con la sala de emergencias del Centro Médico de Río Piedras. Según la madre, en Río Piedras indicaron que no había espacio para el menor.

A juicio de la madre, esa incomunicación por cuatro horas pudo haber contribuido a que no se atendiera con premura el caso del niño. Esa es su teoría, no obstante, la mujer no ha firmado un relevo requerido para que la administración del Centro Médico pueda reaccionar a su reclamo.

El niño finalmente llegó -por ambulancia terrestre- al Centro Médico a las 9:00 a.m. del 2 de octubre. Allí le hicieron otro examen de resonancia magnética y el 3 de octubre le indicaron a los progenitores que el niño sufría de muerte cerebral. Dos días pues se realizó otro estudio que confirmó el diagnostico original.

Según la explicación de los médicos, una vena en el cerebro "explotó" a raíz de la presión que sobre ella causó la fractura. El sangrado cerebral fue tan masivo que el daño es irreversible y fatal.