Un total de 25,434 renacuajos de sapo concho puertorriqueño llegaron desde distintos zoológicos de Estados Unidos y fueron liberados en el área natural protegida Cuevas del Convento, en Guayanilla, una propiedad del Fideicomiso de Conservación.

Este es uno de múltiples esfuerzos por lograr la recuperación del sapo netamente boricua que fue inscrito en la lista federal de especies en peligro de extinción en 1987.

“Actualmente, se conocen tres poblaciones naturales del sapo concho en el sur. Estas están entre Guánica, Yauco y Guayanilla. Ya desde el año 1992 no hemos detectado la especie en el norte de la Isla”, dijo el biólogo especialista en especies en peligro de extinción del Servicio federal de Pesca y Vida Silvestre (USFWS, por sus siglas en inglés), Carlos Pacheco.

Según se informó, la liberación de los renacuajos se dio después de más de cuatro años de planificación y de trabajo de campo, y se realizó como parte de un proyecto entre el USFWS y el Fideicomiso, con la coordinación del Departamento de Recursos Naturales y la Asociación de Acuarios y Zoológicos. El acuerdo va dirigido a maximizar los esfuerzos de reintroducción de esta especie nativa.

“El sapo concho puertorriqueño (Peltophryne lemur) es el único sapo nativo de nuestras islas, y juega un rol sumamente importante tanto en mantener el balance en las poblaciones de insectos como en la conservación de la biodiversidad de Puerto Rico”, explicó Fernando Lloveras San Miguel, director ejecutivo del Fideicomiso.

“Varias de las áreas naturales que manejamos cuentan con condiciones adecuadas para albergar esta especie, por lo que en el año 2009 suscribimos un acuerdo de colaboración con el USFWS para unir esfuerzos en la implementación del Plan de Recuperación del Sapo Concho Puertorriqueño y de otras especies que coexisten en el mismo lugar. De esta manera, nos integramos activamente al Grupo Interagencial de Recuperación del sapo concho puertorriqueño”, abundó.

¿Conoce al sapo concho boricua?

El sapo concho es un sapo “simpático” que tiene una pequeña cresta en cada ojo y la nariz respingada. Mide en su adultez de dos a tres pulgadas y vocaliza cuando empieza a buscar hembra para aparearse.

Los sapos grandotes de seis a ocho pulgadas que uno ve en los jardines son sapos exóticos que fueron introducidos a la Isla para comerse los gusanos que afectaban los cultivos de caña. Ésos son los sapos comunes o bufos marinos.

El sapo concho puertorriqueño fue colocado en la lista federal de especies en peligro de extinción en el año 1987.

La pérdida de hábitat, de bosques con piedra caliza, con bajas poblaciones de depredadores como mangostas y áreas donde se puedan crear charcas naturales que viabilicen el proceso reproductivo llevaron al sapo concho puertorriqueño al borde de la extinción.

¿Cómo se liberan los renacuajos?

La liberación de los renacuajos de sapo concho se realiza en charcas construidas dentro del hábitat ideal para la especie. Una vez liberados, pueden tardar hasta cuatro años en reintegrarse a su lugar de apareamiento, momento en el cual se comprueba la efectividad del esfuerzo.

“Nuestro compromiso con el desarrollo de nuevas poblaciones de sapo concho en Puerto Rico es a largo plazo. Se trata de un proyecto que se extenderá por 40 años, pero que puede tener un impacto altamente positivo en nuestros ecosistemas”, enfatizó Lloveras San Miguel.

Según explicó a este diario el biólogo Pacheco, actualmente están logrando el restablecimiento de dos poblaciones en el norte, una en la reserva El Tallonal en Arecibo, y la segunda, en la propiedad del Fideicomiso en río Encantado, entre Ciales y Florida.

“Este es un esfuerzo que vale la pena y se está dando la pelea por ayudar a la especie. Ya en las primeras poblaciones reestablecidas en algunos casos hemos visto actos de reproducción y se han visto también juveniles, todo eso está en estudio, pero son buenos indicios”, dijo el científico.

Por su parte, Edwin Muñiz, director de la oficina de Servicios Ecológicos del Caribe del USFWS, expresó que “este proyecto en particular es un vivo ejemplo de la implementación efectiva de conservación estratégica a nivel paisajista, ya que el sapo concho puertorriqueño se podría considerar una especie representativa del karso. Como parte del acuerdo entre nuestras organizaciones, en el Área Natural Protegida Cueva El Convento también se sembraron árboles nativos y especies de plantas listadas para así beneficiar múltiples especies incluyendo la boa de Puerto Rico, el guabairo y aves migratorias”.

¿Qué establece el plan de recuperación del sapo concho?

El plan indica que la especie necesita, por lo menos, seis poblaciones autosustentables: tres poblaciones en el karst norteño y tres en las calizas sureñas.