Cuando una persona infringe la Ley, es aislada de la sociedad y enviada a la cárcel con la idea de cumplir un castigo por su fechoría y para rehabilitarse.

Dentro de los derechos que pierde un confinado en Puerto Rico está el compartir íntimamente con su pareja, pues no existen las visitas conyugales en nuestro sistema penal.

Pero, en días recientes el secretario del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR), José Negrón Fernández, favoreció que se viabilicen estos encuentros de parejas en las cárceles del país como parte de ese proceso.

Pero ¿Será este tipo de visita conyugal necesario para la rehabilitación de un preso?

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En teoría esto pudiera ayudar a algunos. 

Así lo entiende, José Francisco Rivera Acevedo especialista en terapia alternativa para el mejoramiento emocional.

“No sé bien lo que se están proponiendo más allá de lo de las a visitas conyugales, pero en términos generales es algo que sí puede ayudar a que la persona mejore en su desarrollo, y pudiera también mejorar en cuanto a conducta dentro de la institución”, dijo el profesional.

“No es algo general, pero  hay personas que son sumamente afectivas y ante la falta de afecto y de desmostrar el amor puede generar violencia”, indicó.

Sin embargo, el doctor mostró preocupación ante lo que pudiera promover contagio de enfermedades de transmisión sexual, así como embarazos que no son convenientes. 

“En principio es una buena idea, aplicado de manera adecuada”, concluyó.

En el mundo

La discusión a nivel mundial va desde ambos extremos. Hay quienes lo prohiben tajantemente, como en las cárceles federales de Estados Unidos y los que lo permiten como en Colombia, Argentina, México y Venezuela.

Tan cerca como en la República Dominicana, las visitas ocurren dos veces en semana, los domingo  y los miércoles.

En Estaña, en la municipalidad de Aranjuez, en Madrid tienen, por ejemplo unos módulos familiares  para que los confinados puedan compartir con sus familias y con sus parejas. Ésto con la idea de que el fortalecimiento del lazo familiar ayuda a la rehabilitación del confinado. 

En Australia es  permitido sólo en la capital y en el territorio Victoria, mientras en Brasil algunos confinados son elegibles para estas visitas, incluso con parejas del mismo sexo.

En Canadá se permiten este tipo de acercamiento, pero una vez cada dos meses. Esa visita puede durar hasta 72 horas y se le permiten sólo a presos que han cumplido con una requerimientos especiales.

También se permite en Alemania, Israel y en Arabia Saudita. En esta última localidad es una visita al mes para los hombres con una esposa y dos visitas al mes para los que tienen dos.

En Estados Unidos es sólo permitido en seis estados; California, Connecticut, Mississippi, New Mexico, New York y Washington.