Barranquitas.- Willkommen, Manuela.

Don Lulú Mercado Rosario, un ex militar de 82 años, no podía ocultar la mezcla de sentimientos que se apoderaron de su ser al ver por primera vez a la persona que viajó más de 10 horas y 4,500 millas aéreas para conocerlo.

Su hija, Manuela Franke, una mujer de 61 años y de nacionalidad alemana, llegó el jueves a Puerto Rico para conocer a su familia perdida, aquella de la cual escuchaba historias, pero que nunca antes había visto.

“Cuando llegamos al aeropuerto y vio a mi papá, comenzó a llorar de la emoción”, comenzó contando Edgardo Mercado Mercado, hermano menor de Manuela y el responsable de que se efectuara el tan esperado encuentro familiar.

Le emotiva reunión vio a dos personas que hasta ese momento habían sido extraños apartados por miles de millas de distancia confundirse en un genuino y deseado abrazo.

“Se tocaban la cara. Ella no podía creer que al fin había conocido a su papá. Fue un momento muy bonito”, agregó Edgardo, quien esa misma tarde llevó a Manuela a conocer al resto de sus familiares boricuas.

En la casa de don Lulú, escondida entre las montañas del barrio Quebradillas, la alegría era evidente: cada uno de los seis hermanos de la familia Mercado Mercado se acomodaba de manera apresurada -quizás por la emoción del momento- para tomarse una foto grupal que seguramente guardarán por el resto de sus vidas.

Todos posaban con enormes sonrisas junto a su “nueva” hermana.

“Estoy un poquito ansiosa, pero estoy muy feliz, muy contenta de conocer a mi familia”, manifestó Manuela, a través de su intérprete, Sina Cesa, una amiga que conoció hace muchos años mientras trabajaban en un hospital en la ciudad de Mannheim, en donde ha residido la mayor parte de su vida.

“Han pasado muchos años, pero estoy muy feliz de conocer a mi familia, a mis raíces”, añadió.

Don Lulú, por su parte, confesó que se sintió nervioso previo al ansiado junte.

“Me emocioné cuando la vi. Esta semana la pasé intranquilo porque pensaba cómo me iba poder enfrentar a ella porque han sido sesenta años y nunca nos habíamos conocido”, reveló.

Sabor boricua

Entre anécdotas y risas contagiosas, el olor de una exquisita comida criolla se apoderaba de la cocina y del resto de la casa.

El menú de bienvenida era arroz blanco con pollo guisado, tostones y ensalada. A pesar de que anteriormente había probado algunos gustitos puertorriqueños, esta fue la primera vez que Manuela saboreó un plato confeccionado con el amor y atención de sus otros seis hermanos.

“Gut, ist gut (bueno, está bueno)”, soltó.

Para acompañar la comida criolla no pudo faltar una buena cerveza alemana y un ron caña que preparó don Lulú.

Hermano logró encuentro

Edgardo relató que tan pronto supo que tenía una hermana al otro lado del mundo aprovechó su carrera militar para tratar de dar con ella.

Durante el tiempo que estuvo estacionado en Bamberg, una ciudad en el estado alemán de Baviera, empleó todo su tiempo libre en lograr hallar a su hermana perdida.

Ese primer encuentro ocurrió hace 30 años. Desde ese momento, ambos mantuvieron comunicación mediante cartas.

“Fue una experiencia única porque desde el primer día que ella me recibió todo fue como si se tratara de una hermana de acá de Puerto Rico. Fue una emoción grandísima… para mí ese recibimiento fue algo increíble”, señaló.

Dijo que por mucho tiempo desistió de la idea de preguntarle a Manuela si deseaba conocer al resto de su familia porque “los alemanes tienen una cultura muy diferente, y son muy reservados con sus cosas personales”.

Sin embargo, el año pasado se armó de valor y le propuso la idea.

“No sabía cómo hacerle el acercamiento, cómo preguntarle si quería conocer a su familia. Le pedí entonces que me visitara. Me dijo que sí, y que quería conocer a su familia, a su papá, a sus hermanos… y aquí estamos”, manifestó alegre el ex soldado del Ejército de los Estados Unidos.

A pesar de que Manuela estará solo unos pocos días en la Isla, ya sus hermanos tienen planeado llevarla a ver lugares interesantes y hoy, precisamente, harán una gran fiesta a la que invitarán al resto de la familia.