San Sebastián. No todo es fuego en el trabajo de un bombero, y esto lo vivieron Michael Domenech y Héctor Rosado en carne propia.

El pasado martes, el día de rutina se tiñó de luto cuando les tocó la penosa tarea de desafiar la corriente del río Guatemala para rescatar los cadáveres de Yimari Hernández Galarza, de 18 años, y Denisha Ortiz Clivilles, de 16, quienes no pudieron escapar con vida luego que el carro en el que viajaban, en medio de una fuga escolar, cayera por una pendiente.

El Mitsubishi rojo, en el que también estaban Carlos Joel López Pagán, de 18 años; Julián Barreto Galarza, de 16, y Anabelle Núñez Ortiz, de 17, fue tragado por el río embravecido por las intensas lluvias que se han registrado esta semana. Todo ocurrió cuando el conductor perdió el control del carro a la altura del km 18.4 en la PR-125 del sector Laberinto, frente al negocio El Manicomio, y el auto se precipitó por un barranco.

Domenech, quien es bombero de la División de Operaciones Especiales (DOE) del área oeste, no pudo más que estremecerse al encontrarse con la escena. “Fue bien triste… yo soy padre de una joven de 14 años y ver esas niñas con uniforme… se me rompió el corazón”, expresó compungido.

De igual forma, Rosado quedó marcado por la experiencia. El también padre no puede borrar de su mente el recuerdo de la menor de ellas, acurrucada en posición fetal en el baúl del auto. “Fue un momento bien triste”.

El rescate

El primero en lanzarse al agua fue el oficial de custodia y militar José García Soto, quien estaba en el negocio y vio el accidente. Fue él quien socorrió a Carlos Joel, Julián y Anabelle, pero tuvo que salir del agua sin poder sacar a Yimari y Denisha.

Tras una llamada al 9-1-1 llegaron los paramédicos Fernando Salas Márquez y Natividad Hernández, quienes ayudaron al grupo de jóvenes a subir a una lomita para esperar que los rescataran. Poco después, llegaron funcionarios de Aemead y los asistieron con sogas. “Cruzamos al otro lado y, uno a uno, los fuimos acercando a la orilla”, narró el agente Francisco Rivera.

Con equipos de rescate acuático iniciaron la búsqueda del auto sumergido en el río, pero el nivel del agua alcanzaba sobre los 15 pies.

Es ahí cuando Domenech y Rosado llegaron a la escena. Los funcionarios de Aemead llevaban más de una hora tratando de localizar el auto y estaban agotados. “Nos pidieron un relevo para poder ellos descansar, e iniciamos el trabajo de inmediato”, relató Rosado.

“Nos vestimos rápido (con el equipo de rescate acuático) y nos tiramos al agua. Tenía que trabajar con una mano, pues en el río no te puedes amarrar, sino que te tienes que agarrar de la soga por, si viene un golpe de agua, te puedas soltar para que no te hagas daño”, dijo.

Con ayuda de unos focos de Manejo de Emergencias, finalmente pudieron localizar el auto con una vara de extensión. Cuando el nivel del agua bajó, vieron el Mitsubishi, que estaba boca arriba.

Para entonces se habían reincorporado a la escena los de Rescate Municipal, y el agente José Vera se sumergió para ver si estaban los cuerpos dentro.

“Cuando sentí la mano de una de las víctimas, salí a la superficie para confirmar que estaban allí”, relató.

Por órdenes de la fiscal Belinda Brignoni no podían sacar los cuerpos, pues había que tomar medidas de la escena, así que mediante un cable de tensión hidráulico se sacó el auto hasta la orilla. El director de Rescate Municipal, Daniel Cabrero, explicó que hicieron una barrera humana tomando medidas preventivas en caso de que si uno de los cuerpos se salía del auto, no fuera arrastrado corriente abajo.

Al salir el carro a flote, fue una conmoción. La mayor de las víctimas tenía un cable del equipo eléctrico enredado en la pierna y estaba en la parte frontal del vehículo. La otra estaba en el baúl del auto, al presumir que entró buscando oxígeno.

“No todo es fuego. El trabajo de nosotros, los bomberos, ha evolucionado mucho. Antes se pensaba que solo apagábamos fuego, pero la realidad es que ahora los efectivos de rescate tenemos que estar constantemente adiestrándonos en muchas otras áreas”, señaló. La DOE está especializada, además, para extinguir fuegos, en rescate de cuerda (rappeling), espacios confinados y estructuras colapsadas, entre otros.

Rosado también es paramédico y Domenech es especialista en materiales peligrosos. Ambos dicen ser conscientes de que, como efectivos de rescate, “hay que estar preparados para todo”.