Como todos los años, los comerciantes que participan en las Fiestas de la Calle San Sebastián están haciendo su agosto en enero.

Sin embargo, después de ver más movimiento de público en la primera noche, los comerciantes esperan terminar las fiestas con un impacto económico mayor a años pasados.

"Fue mucho más", dijo Stephano Osmen, administrador de varios restaurantes de comida y bebidas en la calle San Sebastián del Viejo San Juan. "No puedo entrar en detalles, pero te digo que para ser el primer día fue súper", sostuvo.

En Ruma, un local en el mismo medio de dicha calle, Mickey Santiago no duda en responder que "tuvimos mejor negocio", debido a que hubo "mucho más movimiento".

Según las autoridades municipales, en la noche del jueves se superó la asistencia de años pasado para el primer día de las fiestas. Aunque no hay un cálculo concreto, se mencionó que en años anteriores el flujo de público era de 2,000 a 2,500 personas por hora entrando al Viejo San Juan. El aumento ha sido atribuido a una mayor oferta de entretenimiento en plazas fuera de la calle San Sebastián.

"La policía estatal y municipal nos indicó que probablemente vino la misma cantidad de gente que viene el sábado, que es el día pico", dijo la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, quien destacó que anoche no se reportaron incidentes.

Según Cruz, el Municipio de San Juan espera recibir cerca de $3 millones por concepto de patentes y recaudos del IVU, mientras que reiteró la expectativa de que lleguen a las arcas unos $100,000 por la venta de unas pulseras oficiales del evento y el recaudo de dineros que antes se llevaban en ganancias los intermediarios que trabajaban en la organización.

Al anticipar que el éxito organizativo continúe por el resto de los días, para los que se extendió el horario de operaciones, Cruz espera que el evento siga "expandiéndose" en años venideros y beneficiando a los comerciantes que cada año dependen de estas fechas.

"Algunos de estos kiosqueros viven todo el año de lo que sacan de las fiestas de la calle San Sebastián", comentó Cruz.

Para algunos comerciantes, el efecto dura más allá de las Fiestas, como lo indicó Eric Ledesma, quien tiene un local de enmarcado de cuadros y venta de obras de arte en la misma calle San Sebastián

"Estamos todo el año aquí, pero en estas fiestas nos ponen en el mapa. Mucha gente nos visita, ven que estamos aquí, y luego vuelven, después de las fiestas", sostuvo Ledesma. "Es una exposición de cuatro días, pero realmente es un año completo", dijo.

Además, admitió que es la fecha en que más venden, "no hay por qué negarlo. En un solo día de las fiestas, podemos hacer lo que hacemos una semana en tiempo de baja producción".

Por su parte, Alberto Nazario, del restaurante Ostra Cosa, coincidió en el aumento y en que la organización ha mejorado este año, aunque tiene algunas sugerencias para ediciones venideras, pues entiende que se le debe dar mayor exposición a los comerciantes que están todo el año en el Viejo San Juan, frente a los que vienen solamente para esta fecha.

"Tenemos una base importante del ingreso de nuestro año en las Fiestas de la Calle San Sebastián, pero yo creo que las Fiestas todavía no responden adecuadamente a la presentación de toda la oferta, tanto cultural, como gastronómica, que tenemos nosotros para darle al pueblo", indicó Nazario.

 "En la medida en que hagamos las Fiestas de la Calle San Sebastián de la calle San Sebastián y de los que estamos en el Viejo San Juan, es en la medida en que vamos a poder consolidar nuestra apelación no solo a los puertorriqueños, sino apelar a usar este evento como elemento básico de mercadeo anual de lo que es la personalidad y la cultura puertorriqueña", añadió.

Otros que clamaron por cambios fueron los más de 100 artesanos que fueron ubicados en la sede del Instituto de Cultura Puertorriqueño (ICP), cerca de El Morro.

"El problema es que no está entrando el público porque no hay visibilidad ni acceso para allá. Estamos tapados por camiones, no hay música ni nada que llama la atención como para los artesanos de Ballajá", denunció Gilberto Forán, artesano de bordados. "No estamos vendiendo nada. Cuando (las personas) salen de Ballajá, no hay visibilidad para el ICP. Es como si estuviera apagado", lamentó.

Según el Municipio de San Juan, la cantidad de artesanos llega casi 500. La mayoría están ubicados en el antiguo Cuartel de Ballajá y en los alrededores de la Plaza del Quinto Centenario.