Hace 11 años, Brandi Hale dejó todo por amor. Se despidió de su familia, sus amigos, su trabajo y partió hacia una extraña nación con una cultura diferente y un idioma “difícil”.

Su sacrificio, sin embargo, se convirtió en una bendición porque encontró su “home” (hogar), un propósito para su vida y mucho cariño de “extraños” que ahora son “amigos”.

La directora ejecutiva de la Fundación Ronald McDonald del Caribe desde hace 11 años compartió con este diario un poco sobre su amor por Puerto Rico, su deseo de ayudar a otros y su visión de vida.

La tejana comenzó hablando del amor de su vida, su esposo Jaime Almenas, por quien llegó a Puerto Rico.

Lo conoció hace 20 años en la Universidad de Massachusetts, en Boston, y fue amor a primera vista.

“Yo fui a la escuela de él un día trabajando para la gente de Sprint, buscando firmar para las tarjetas de llamada. Él ha pasado y yo dije: ‘Uff, qué bello este muchacho’. Fue amor”, narró la mujer, en español pero con acento, sobre el quiropráctico que se robó su corazón.

Luego de un largo noviazgo de nueve años, se casaron.

“Hace 11 años hemos hecho una boda, un sábado y domingo yo me he mudado aquí (Puerto Rico)”, reveló. Se casaron en Cancún, México, porque, según ella, era el sitio intermedio entre Puerto Rico y Texas.

“He llegado sin idea de dónde trabajar ni nada”, recordó quien no se arrepiente de esa decisión, la que describe como la más fácil de su vida.

Luego de intentar ayudarlo en su oficina, lo que no funcionó, se le ocurrió buscar fundaciones en las que pudiera prestar sus servicios como voluntaria pues, desde pequeña, ayudar al prójimo fue algo fundamental en su vida. De niña, en su pequeño pueblo llamado Graham, Brandi recuerda que su familia siempre estuvo involucrada en beneficencias.

“Mi mamá es así y mis abuelos son así. Yo recuerdo ayudando a mi mamá en Meals on Wheels, ayudando a ella a dar comida a personas. También en Adopt a Family”, rememoró de su madre Nann y su padre Dub, quien falleció de cáncer.

Así pues, en la Isla, Brandi comenzó a trabajar rápido en el programa Bill’s Kitchen, en la biblioteca de Bucaplaa, en la iglesia y como maestra sustituta en la base militar de Buchanan.

“Era buscando mi pasión para ayudar a otros”, explicó.

Luego, encontró el grupo Newcomers Club, una organización en la Isla para extranjeros que buscan cómo aportar a la comunidad. Allí conoció sobre la Fundación Ronald McDonald. A un mes de haber llegado al país, ya estaba trabajando para la casa.

“Este fue para mí un milagro, porque yo estoy fuera de mi pueblo, de mi país, un idioma diferente, no tengo mis amigos, mi familia, nada. No tengo experiencia en esto, solamente como voluntaria en Texas. Desde allí (la Fundación Ronald McDonald) he trabajado con voluntarios, buscando fondos, confirmando qué Puerto Rico necesita de la Fundación, confirmando directores. Tenemos un equipo espectacular”, sentenció.

“Es increíble que he llegado a esta isla, me encanta la gente de aquí, estoy tratando para aprender español. Es muy difícil, pero es que yo quiero hacer algo aquí y con la Fundación siento que yo puedo”, comentó quien antes de llegar a Puerto Rico, mientras estudiaba en la universidad, estuvo siete meses en Barcelona, España, aprendiendo el idioma.

Brandi trabaja en la Fundación que le ofrece hospedaje a familias de la Isla cuyos hijos son atendidos en hospitales del área metro. También llegan niños de otras islas del Caribe para atenderse aquí.

Brandi no es extraña a las enfermedades severas, pues cuando tenía solo 25 años recibió un diagnóstico de cáncer de seno.

“Fue un tiempo difícil, pero mi mamá me dijo: ‘Brandi, tú puedes’. Yo le dije: ‘Mamá, no puedo’. Ella me dijo: ‘Tú puedes, si no puedes pensar en una semana, en un mes, en un año, tú puedes pensar en hoy, en qué vas a hacer hoy para vivir tu vida’. Nadie puede decir que va a estar aquí mañana, no importa el cáncer. Necesitamos vivir cada día, y yo celebro mi vida cada día”, manifestó la madre de Emilio, de cinco añitos.

Brandi se sometió a una mastectomía y no recibió quimioterapias. Tras la intervención quirúrgica, comenzó a hacer yoga.

“He empezado con yoga después que he tenido cáncer porque después de una mastectomía ellos han sacado un músculo de mi espalda para poner al frente. No podía poner el brazo así (subirlo), he comenzado en yoga para estirar el brazo”, detalló. Ahora Brandi ofrece clases de yoga todos los miércoles, libre de costo, para devolver un poco de las bendiciones que ha recibido.

¿Qué metas tienes ahora, a los 40 años?

Cuando he tenido 25 años he tenido un mapa de mi vida, todas las cosas que voy a hacer. He recibido la llamada de cáncer y vi que mi vida no es un mapa, es una aventura y yo voy a hacer... Tengo una visión de ayudar a quien yo pueda. ¿Una meta de cinco años para hacer algo? No tengo, porque cuando he tenido se fue todo. Para mí es cada día hacer todo lo que pueda.