Las estadísticas sobre cremación en Puerto Rico revelan que este método para disponer de los restos humanos ha ido en aumento desde el 2010.

Según el Registro Demográfico y Estadísticas Vitales de Puerto Rico, el número de cremaciones aumentó consecutivamente de 5,658 en el 2010 a 7,768 (27.5 por ciento) en el 2015. Mientras, los enterramientos bajaron de 23,531 en el 2010 a 19,909 (70.4 por ciento) en el 2015.

En Puerto Rico, la empresa de cremación Celestium abrió paso a esta nueva forma de disponer de los cadáveres desde que inició operaciones en el 1987, recordó su cofundadora Millie Castellano Calderón. 

Relacionadas

Hasta allí han llegado personas de diferentes creencias religiosas que, una vez el cuerpo es cremado, disponen de las cenizas de varias formas ya sea en una urna que guardan en sus hogares o esparciendo estas en lugares que incluyen ríos, playas o El Yunque. También han usado medios de transporte marítimos o aéreos como avionetas y helicópteros para esparcirlas desde el aire.

Ayer trascendió que el Vaticano prohibió la dispersión en el aire, tierra o agua de las cenizas, así como su conservación en el hogar.

Castellano Calderón explicó que el polvo de hueso, lo que se conoce como cenizas, está libre de gérmenes y bacterias. “El proceso de cremación se realiza por calor y evaporación, desapareciendo órganos, grasas y líquidos del cuerpo”, indicó. “Análisis realizados a los restos cremados reflejan calcio y sodio, y ambos son minerales”, agregó.

Según una comunicación escrita solicitada a la Junta de Calidad Ambiental, las cenizas de cadáveres “no se consideran contaminantes del terreno y cuerpos de agua en la medida que no constituye un material que degrade la calidad natural del ambiente”.