Jayuya. Corrían las 6:00 a.m. cuando en los costados de la carretera PR-505, en la zona rural de Ponce, podían verse niños y adolescentes con sus uniformes escolares, esperando la guagua que los llevaría a iniciar un nuevo ciclo educativo.

Sus abrigos permitían teorizar que salieron con la fresca temperatura del amanecer. Los más pequeños estaban acompañados por sus madres.

Entre ellos, sin embargo, no estaban los alumnos de la Escuela Elemental Anselmo Rivera Matos, del barrio San Patricio de Ponce, a quienes en mayo les cerraron el plantel y los enviaron a la Escuela Elemental San Patricio de Jayuya.

Su nuevo centro de estudios ubica a casi media hora de distancia de sus casas en auto, y la vía de acceso se distingue por ser estrecha, estar llena de hoyos, tener tramos cerrados y espesa vegetación lateral que dificulta la visibilidad.

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El servicio de transportación hacia la escuela receptora se supone que estaba garantizado. Así les habían dicho, pero no fue así.

En el inicio del semestre académico 2017-2018, unos 11 estudiantes provenientes del plantel cerrado no contaron con la transportación escolar hasta su nueva escuela, a pesar de que los padres y las madres habían llenado, en algunos casos hasta dos veces, la solicitud del servicio.

Ante este escenario, los adultos tuvieron que hacer los arreglos ayer para dejar a sus hijos en la escuela receptora y recoger la solicitud para volverla a llenar. Al momento, se desconoce cuándo se empezará a proveer el servicio.

A las madres, inicialmente, les dijeron que la transportación estaba aprobada. Sin embargo, ayer la versión cambió.

“La secretaria (de la escuela de Jayuya) nos informó que la solicitud está aprobada, pero que no sabe cuál es el proveedor y cuándo empieza”, manifestó Socorro Santiago a las 7:00 a.m. cuando los alumnos llegaban de a poco y se dirigían al comedor a desayunar.

Santiago tiene un niño de siete años que comienza el segundo grado.

“En esta semana no tenemos problemas con traerlo, pero mi esposo trabaja y hay un solo carro en casa. Por eso necesitamos la transportación”, comentó la madre.

A la progenitora de una niña de tercer grado, que prefirió no identificarse, le habían dado la misma versión.

“La traje hoy (ayer), pero no puedo hacerlo siempre porque es muy lejos y se gasta mucho en gasolina”, comentó la mujer.

De los 75 estudiantes que tenía la Escuela Anselmo Rivera Matos, el 95% vive bajo el nivel de pobreza, según su entonces directora Ilia Clavell Andrade. Aunque la escuela de Jayuya fue la que el Departamento de Educación (DE) les asignó, la mayoría de los padres optó por trasladar a sus hijos a la Escuela Herminia García de Ponce, por estar más cerca.

Otra madre de una alumna de tercer grado señaló que a esos padres que decidieron irse a Ponce, hasta el viernes pasado, tampoco les habían dado confirmación sobre la guagua escolar. Esa fue precisamente una de las preocupaciones de los padres cuando les confirmaron el cierre del plantel en mayo.

“Cuando el reportaje de nuestra protesta salió publicado en Primera Hora, vinieron al otro día a garantizarnos que todo iba a estar bien, como para callarnos. Nos aseguraron que lo de la guagua estaba planchado, pero resulta que no”, expresó la mujer con un aire de incomodidad.

Mientras el tiempo avanzaba y seguían llegando niñas y niños vestidos con camisas anaranjadas y sudadera azul, la secretaria de la escuela reunió a esas madres para notificarles que tenían que volver a llenar la solicitud de servicio de transportación. En la conversación salió a relucir que un proveedor de apellido Astacio tenía que hacer la ruta, pero que alegó no haber recibido la documentación correspondiente.

Luego de que sonara el timbre para iniciar las clases a las 8:00 a.m., la directora las llamó a su oficina.

“Nos dijeron que tenemos que traer la carta de ingreso y volver a llenar la hoja. Es la tercera vez que lo hago”, sostuvo Socorro Santiago.

Debbie Rivera, madre de dos varones de segundo grado, señaló que “es un poco tedioso pasar por esto”. “Me dijeron que se tarda dos semanas en resolverse”, agregó.

Su esposo, Juan Rivera Ríos, lamentó el cierre de la escuela de Ponce, la que consideraba “perfecta”.

“Esta escuela me queda totalmente fuera de ruta. Me eché 25 minutos en llegar”, indicó.

Sin terapias, por ahora

El servicio de transportación no es lo único que queda pendiente por resolver, pues aun no se sabe cuándo y cómo se darán las terapias que requieren los alumnos de educación especial.

El año pasado, la Escuela San Patricio transportaba a los niños a un centro privado de terapias ubicado en el casco urbano de Jayuya, porque supuestamente no había matrícula suficiente para darlas en el plantel.

“La maestra de salón contenido me dijo que por ahora no hay terapias del habla, ni psicológicas, que hay que esperar a ver qué pasa. Además, en Jayuya daban las del habla, pero no las otras. Si es así, tendría yo que jalar para Ponce para que las coja”, indicó Glymariz González.

Su  hijo de siete años, quien cursa el segundo grado, tomaba tres terapias semanales en la Escuela Anselmo Rivera.

“Las necesita para poder expresarse en la escuela, porque en casa él lo hace. Si no, no le va a hablar a nadie”, dijo González, a quien le preocupa que su niño sea sacado del plantel para tomar terapias debido a lo peligroso de la carretera y a que perdería mucho tiempo de clase.

Reacciona Educación

El secretario asociado de Educación Especial, Eliezer Ramos Parés, no admitió una falla del departamento en cuanto a la transportación, sino que apuntó a los padres.

“A esos estudiantes se les completó la matrícula en el día de hoy (ayer), así que el sistema está comenzando el proceso de coordinarle el servicio”, dijo Ramos Parés.

El funcionario aseguró que no existía una solicitud de transportación escolar previa a la que los padres llenaron ayer. Al plantearle que las madres completaron el documento tanto en la escuela vieja como en la nueva y por Internet, y que incluso una de ellas fue a Jayuya el viernes para dar seguimiento, entonces señaló que “si alguien (del DE) fue negligente sería bueno adjudicar responsabilidad” y se comprometió a investigar lo ocurrido.

El secretario indicó que de nueve de los 11 estudiantes son de la corriente regular, y tendrán el  servicio de guagua “más rápido”, sin precisar fecha. A los otros dos “hay que crearles la logística”.

Sobre los exalumnos de la Escuela Anselmo Rivera que se trasladaron a Ponce, no pudo confirmar si tendrán transportación escolar.

En relación a las terapias, comentó que “no tendría fecha de inicio, pero debe ser lo más pronto posible porque reconozco la necesidad de los estudiantes”.