A sus 83 años, Carlos Pieve Marín, ex gerente general de varios equipos de la Liga de Béisbol Profesional de Puerto Rico, tiene una memoria y un sentido del humor envidiables. Esto a pesar de sufrir un infarto cerebral en 2007 que le afectó el habla, “pero el cerebro está bien”.

Pieve recibió amablemente a Primera Hora en su residencia, que comparte con su esposa Lucy, en Carolina, para hablar de su vida dedicada al béisbol, llena de anécdotas, sinsabores y, sobre todo, muchas satisfacciones.

Este simpático señor,a pesar de ganarse enemigos debido a que siempre decía las cosas como las pensaba,en sus años de madurez no se arrepiente de nada, y una de sus satisfacciones ¦–además de los logros deportivos- es que tiene “más amigos que enemigos”.

¿Desde cuándo se da su relación con el béisbol?

“Bueno, yo a los 14 años había sido apoderado de un equipo de lo que son hoy las Pequeñas Ligas en Puerta de Tierra que se llamó el Liberty”.

¿Usted jugaba?

“Yo era la tercera base, si no me ponían a jugar, me llevaba el guante”, dijo Pieve sin contener la risa.

El hombre de béisbol, quien como gerente general consiguió cuatro títulos en el béisbol invernal boricua, contó que en su juventud, cerca del año 1950, se lesionó un brazo jugando en el Parque Central de Nueva York, donde pasó parte de su juventud.

“Después vine aquí a jugar en Clase A en el 54, pero ya no tenía intenciones, lo hacía más por diversión”, narró.

¿Por qué el béisboly no otro deporte?

“No jugué otra cosa que no fuera béisbol. Yo fui un apasionado de dos cosas: del béisbol y del hipismo. Fuera de eso, el trabajo. Después que salí de colegio (universidad), me quedé en Nueva York trabajando en los bancos del área. Estuve hasta el 1966 y estuve aquí (en Puerto Rico) corto tiempo. Fue en ese tiempo que me enamoré del béisbol de aquí”.

Durante esa época, Pieve fue anotador de la liga y ayudante del director de la liga, Terry García. En 1972, regresó a Nueva York.

Ese año, “como hacían todos los años”, los directivos de la liga puertorriqueña se reunían en agosto en Nueva York para planificar la próxima temporada, y fue la primera oportunidad para Pieve de ser gerente general.

“Mi mamá hacía un asopao para todos ellos y formaban un bayú, y de momento Víctor Rodríguez Bermúdez, que era el propietario del equipo de Arecibo,, yo creía que estaba relajando, y me dice: ‘¿Cómo te gustaría ser el gerente general de los Lobos de Arecibo,si tú sabes tanto de béisbol?’. Yo le dije: ‘Ay, no relajes”, y me dice: ‘Yo soy un hombre serio…’. Yo le dije: Bueno, si me da dos semanas para yo renunciar en mi trabajo… Me dice: ‘Estás contratado’. Y allí comencé…eso fue en agosto, y la temporada estaba pautada para octubre y ellos no tenían gerente general”,contó Pieve en la sala de su hogar.

“Entonces llegué a Puerto Rico nuevamente, pero esta vez, como gerente del equipo de Arecibo, donde comencé lo que son 40 años en este béisbol”, añadió.

Pieve fue gerente general de los Lobos de 1972 a 1976. Luego, de los Cangrejeros de Santurce en el 1977-1978, y en el 1978-1979 consiguió su primer campeonato como gerente general, con los Indios de Mayagüez.

Después, estuvo en Ponce y nuevamente en Arecibo, “porque se me había quedado la espinita de que yo había ganado en Mayagüez, aun cuando mi primer amor fue Arecibo porque fue el que me dio la primera oportunidad, y allí quería ganar un campeonato, que lo logré en el 82-83, que fue el primer campeonato que ganaba Arecibo en su historia”.

Ese título de los Lobos, que también ganaron la Serie del Caribe ese año, lo llenó de satisfacción, “por el deseo que tenía de llevar ese primer campeonato, porque las condiciones en Arecibo nunca fueron buenas, no había dinero, había que moler del fino y un sinnúmero de problemas, pero se logró”.

Además, Pieve recuerda un “conato de motín” del equipo mientras regresaba en barco desde Venezuela luego de ganar el título caribeño, pero “puse la casa en orden”. Sobre todo, el hombre de béisbol rememora cómo la gente recibió al equipo en el muelle de San Juan (regresaron en un barco crucero) y en la plaza de Arecibo.

“Cuando llegamos aquí, a Puerto Rico, estaba una muchedumbre que indudablemente fue de una gran satisfacción para todos porque, desde que pasó el barco, estaban los remolcadores haciendo su trabajo de sonar pitos. Cuando llegamos a la bahía, se interpretó que era una de las más grandes, porque sobrepasaban las 10,000 personas esperando el regreso de los Lobos, y por ahí seguimos hasta Arecibo en caravana. O sea, que yo entiendo que en cuanto a esa situación de ese primer año y ese campeonato, nadie lo ha podido superar todavía”, recuerda Pieve con emoción.

Esa misma noche en que llegaron a Arecibo, Pieve renunció a su cargo.

“Le dije a la fanaticada de Arecibo que yo ya había cumplido con mi cometido y que no volvía. Y así lo hice. Fue un momento que muchos tildaron de inmaduro, de que no era el momento, etc., etc.,pero había muchos sinsabores en toda esa situación,tuve que hacerlo”, narró.

Trabajó en República Dominicana

Luego de renunciar a la gerencia de los Lobos, Pieve recibió una oferta para trabajar en la liga dominicana.Para su sorpresa,la oferta no fue para ser gerente general de un equipo.

Fue la persona elegida por la liga dominicana para dirigir una expansión de cuatro a seis novenas. Su amistad con el comisionado de las Grandes Ligas Bowie Kuhn ayudaría al proceso.

“Recibo una llamada de Santo Domingo… Me dijeron sorpresivamente que ellos no me querían para ser gerente,sino para dirigir bajo contrato la expansión del béisbol dominicano, que en ese momento era de cuatro equipos, y ellos querían expandirlo a seis, pero no contaban ni con la ayuda del béisbol americano –Major League- ni tampoco con los dueños que tenían en ese momento en la liga, ellos no querían que la liga se expandiera”, contó el ex columnista en El Nuevo Día.

A pesar de todas las adversidades,Pieve –gracias,en parte, a la amistad que desarrolló con el comisionado de Grandes Ligas, Bowie Kuhn- logró el cometido que lo llevó a tierras quisqueyanas y,en la próxima temporada,el béisbol dominicano jugó con seis equipos,uno de ellos bajo la gerencia general del boricua.

“Me contrataron para un trabajo y creo que lo hice”, cuenta Pieve que le dijo a la prensa dominicana cuando le preguntaron sobre el asunto.

“Además del campeonato con Arecibo, ese trabajo en Santo Domingo es una de mis más grandes satisfacciones”, dijo el ex periodista.

Escritor, periodista y columnista

Cuando Pieve regresó a Puerto Rico, el periodista Chu García, entonces editor deportivo de El Nuevo Día, le ofreció trabajo, “porque yo había escrito el libro de mis últimos años antes de ir a República Dominicana (Los genios de la insuficiencia) y a él le gustó lo que vio.

“Fue una parte de mi vida que me agradó muchísimo, porque me convertí en ‘el Látigo’, porque, además de la columna de béisbol, decía las verdades y me convertí en enemigo público del fenecido ‘Chiro’ Cangiano”, dijo Pieve entre risas mientras “la doña”, como llama a su esposa Lucy, nos muestra una caricatura en la que don Carlos aparece con un látigo.

Sobre su enemistad con José Ángel “Chiro” Cangiano, entonces dueño de los Leones de Ponce y quien había dirigido un movimiento para prohibir la participación de los Lobos en la temporada 1981-1982, Pieve tiene una anécdota muy peculiar sobre un incidente ocurrido cerca del 1988.

“Cuando yo tuve el problema con Chiro Cangiano, hice lo que probablemente no debí haber hecho pero que ahora probablemente nadie lo haga: yo lo reté a un duelo en el periódico, en la columna, ‘a las 5:00 de la mañana nos esperamos’”, contó Pieve mientras su esposa no paraba de reírse.

“Al otro día, me llamó don Antonio Luis Ferré (dueño y director de El Nuevo Día): ‘Pieve, siéntese aquí. Oiga, ¿qué es esto que está retando a este señor?’ Yo no sabía que ese mismo día que salió la columna Chiro Cangiano había llamado a Antonio Luis Ferré. Yo dije: ‘Me van a botar, pero está bien, ya me di el gusto de hacerlo, así que qué cará’… Y Antonio Luis me dice: ‘Oiga, eso está serio’, entonces él mismo me dice: ‘Mire, le voy a decir, Cangiano me llamó hace como una hora y estuvimos hablando y empezó Cangiano a decirme que eso no se podía permitir en Puerto Rico, en el periódico, que si esto, que si aquello y lo otro… Y después que yo terminé hablando con él, al final, le digo: ‘Chiro, dime una cosa, vas a ir a la cita?’ Y él mismo se reía conmigo”, recordó el simpático y amable experto en béisbol.

Además,Pieve,luego de ver que en Santo Domingo había programas de radio dedicados al béisbol después de la medianoche,se lanzó a la aventura de crear un programa similar en su tierra.

“Cuando llego a Puerto Rico, yo dije: ‘Voy a inventar’, y puse un programa a las 11:00 de la noche en KBM, y empecé a hablar de hipismo y béisbol, y aquello se llenaba el cuadro de llamadas hasta la 1:00 de la mañana. Y me inventé esa frase que tú oyes:‘A llorar pa’ maternidad’. Esa era una de las frases que me hizo famoso”,contó Pieve.

“Eso le gustó muchísimo a la gente al extremo de que por ahí siguieron muchos programas que a esa hora no hablaban de deportes,ahora los hay,pero en aquel tiempo –que estamos hablando del 84- no. No había esa clase de programa de deporte y pegó”, se atribuyó quien fue gerente genera,por última vez, de 2002 a 2007, de los Indios de Mayagüez.

Ese último año como gerente general,debido a una decisión en su contra con relación a la posibilidad de sustituir a dos refuerzos que abandonaron al equipo, le costó la amistad con el entonces presidente de la liga, Benny Agosto, y,según él,“el enco… me provocó un infarto cerebral”que lo mantuvo sin poder hablar durante un año.“Yo me echo la culpa,no le echo la culpa a nadie,ni a Benny Agosto.Pero eso era pa’matarme,pero aquí estamos”,narró Pieve entre risas.

¿Se puede decir que se ha disfrutado todas las facetas de su vida?

“Yo creo que sí. Yo no miro para atrás… Digo, los años de Arecibo fueron duros, porque, ¿tú sabes lo que es tener un equipo y hacer un maratón de radio para buscar fondos para empezar la temporada? No es fácil. Pidiendo chavos, friendo bacalaítos, vendiendo, estar hasta las 3:00 de la mañana virando hielo… Había que hacer de tripas corazones”, añadió Lucy, su fiel compañera.

Usted que ha visto las mejores épocas del béisbol puertorriqueño,¿cómo se compara con la situación actual? ¿Cuál cree que es el principal problema en el béisbol boricua?

“Acuérdate que hay un problema económico que no podemos negarlo pero, mayormente,te digo la verdad,la calidad de las personas que había en el béisbol son completamente diferentes a lo que hay ahora.Y déjame decirte que yo tuve enemigos como Reinaldo“Poto” Paniagua,Chiro Cangiano,pero nos sentábamos allí,en una mesa,a discutir los problemas,y se resolvían. Y cuando salíamos de ahí, se ponía una botella de vino y éramos amigos. Esa situación,eso que está pasando con Santurce y Manatí, indudablemente, es vergonzoso, tener que recurrir a que las agencias del Gobierno tengan que pagar nómina”.

¿Cuál puede ser la solución?

“Me duele el corazón, porque ese es un béisbol que yo lo quise.Pero creo que tiene solución, siempre y cuando lleguen, no tienen que ser seis personas,con dos o tres que lleguen para que los demás se alineen... pero es difícil, es difícil”.

“¿Viste lo que salió en el periódico del (estadio Hiram) Bithorn? Con las escaleras sucias, porque (Jorge) Santini dice:‘Yo no quiero aquí a nadie'. Eso es del pueblo,eso no es de los alcaldes. Pero,¿quién se pone a pelear con esa gente? Si yo tuviera una columna… (risas).¿Pero yo me voy a reventar en la cama pensando? No,no”, concluyó Pieve,quien nació el 15 de enero de 1929,“el mismo día que Martin Luther King” y quien tuvo seis hijos,tres de ellos ya fallecidos,y tantos nietos y bisnietos que no recuerda cuántos son en total.