Errores del pasado le cerraron muchas puertas del presente.

El ámbito laboral en Puerto Rico deja mucho que desear: la gente ruega por un trabajito. Los jóvenes universitarios y otros profesionales han tenido que dejar atrás su terruño en busca de nuevas oportunidades.

Ante este panorama, las probabilidades de que una persona sin preparación académica obtenga un trabajo son prácticamente inexistentes. La situación es más complicada aún para aquellos que, por alguna razón u otra, tienen un récord delictivo que los aleja cada vez más de la oportunidad de poder rehacer sus vidas.

Jaime Pérez Rodríguez, de 41 años, ha probado en carne propia el rechazo. En su intento de reintegrarse a la comunidad –luego de haber cumplido dos años en prisión por el delito de apropiación ilegal– solo encontraba puertas cerradas y promesas vacías de aquella segunda oportunidad que soñaba. Pucho –como le conocen– solo buscaba un trabajo con el que pudiera dar un paso hacia adelante en la difícil carrera de la vida.

“Busqué (empleo) en varios sitios, entregaba mi resumé, iba a entrevistas de trabajos... siempre me decían que estuviera pendiente, que me iban a avisar, pero nunca me llamaban”, relató.

Pero aquella búsqueda que lucía imposible culminó cuando un amigo lo llevó hasta Ricardo Marte Robles, propietario de los establecimientos de lavado de autos Ricky’s Car Wash. Esa ocasión lo llevaría a obtener el trabajo que tanto necesitaba.

“Llegué aquí y me entrevisté con el gerente y pasé las evaluaciones y, gracias a Dios, ya llevo ocho meses trabajando y estoy muy contento”, dijo entusiasmado el hombre, quien se destaca en diferentes áreas del negocio, desde mantener el inventario de los productos que se utilizan para lavar los carros hasta diagnosticar y reparar los equipos que se utilizan allí.

Para todos por igual

La oportunidad de Pucho vino como cosa del destino, pues su jefe, Ricardo, es un empresario visionario que desde que comenzó su negocio hace 19 años se ha mantenido firme en su política de ofrecer empleo a las personas marginadas.

Actualmente, Ricardo supervisa a 185 empleados en los siete establecimientos que tiene en Vega Baja, Vega Alta, Toa Baja, Dorado, Bayamón y Caguas. De esta plantilla, un 70 %  tiene récord delictivo, según estimó. “Mi negocio quiere sacar a la gente de la calle. Otras compañías les exigen muchas cosas a los solicitantes, y si tienen récord criminal, los juzgan y no les dan el empleo. Simplemente, le niegan una oportunidad de hacer algo productivo con sus vidas”, manifestó.

“Nosotros no nos dejamos llevar mucho por eso (historial criminal)”, dijo. “Nosotros sí verificamos su historial, dónde viven, de dónde vienen, cómo están emocionalmente, pero eso es para tener un cuadro más claro de la persona con la que vamos a bregar”, explicó.

Agregó que “antes de que puedan comenzar a trabajar en la compañía, nosotros le dejamos saber cómo es que trabajamos, le dejamos saber las reglas del juego”.

¿Por qué es importante contratar a estas personas?

Las cosas están malas. A las personas que estudian se les hace bien difícil conseguir un trabajo, así que imagínate para aquellos que cometieron algún error en el pasado y que ahora lo quieren arreglar buscando echar hacia adelante. Si no le damos empleo a estos muchachos, probablemente, optarían por regresar a cometer algún delito”.