Un hombre de unos treinta y tantos años está entre los presentes y consigue atrapar al elusivo monstruito amarillo con tan solo tres lanzamientos de los “Pokeballs”, las esferas que los jugadores deben tirar en dirección de los “Pokémons” para poder atraparlos. Sin embargo, el niño no ha tenido la misma suerte, y la frustración empieza a asentarse. “¡Dale campeón, tú puedes, tírale comida!”, le grita al pequeño “Pokemon Trainer” el hombre que capturó a “Pikachu” gracias a su aviso, animándolo y ofreciéndole consejos.

 

De pronto, la madre del niño llega al rescate junto a su hermana menor, toma el celular y continúa la lucha. La esfera golpea a “Pikachu”, lo atrapa y se estremece sobre el suelo. La tecnología de realidad aumentada hace uso de la cámara del teléfono para que parezca que toda la acción está ocurriendo frente a ellos en las congestionadas calles de la antigua ciudad. La esfera se tambalea por segunda vez, luego otra. Un estallido de estrellas y humo dan la señal de que la misión ha sido exitosa. La euforia se apodera de los tres y se chocan las manos con otros “cazadores” a su alrededor. Las sonrisas no les caben en los rostros.

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Escenas como esta se vieron múltiples veces este fin de semana por todos los rincones del Viejo San Juan, pero en especial en la Plaza del Quinto Centenario, donde se convocó a través de Facebook al 1er. Encuentro de Pokémon Go en Puerto Rico. Centenares de personas abarrotaron el área para compartir de esta actividad que ha cautivado a millones de personas alrededor del mundo -rompiendo múltiples récords de descargas en las tiendas virtuales de Apple y Android-, y cabe la posibilidad de que la mayoría de los jugadores que se congregaron ahí, lo hicieron motivados por el revuelo que produjo en la red social y que originalmente solo fue pensado para un grupo de cuatro a cinco personas.

“Todavía estoy pasmada por la cantidad de gente que fue”, reaccionó asombrada Karolyn M. Gibson, una estudiante de actuación nacida y criada en Puerto Rico, que se mudó a Chicago hace unos años. Gibson disfruta de pasar los veranos acá en la Isla, y tras jugar Pokémon-Go en la ciudad de Illinois, pensó que estaría “cool” reunirse con varios de sus amigos en el Viejo San Juan para probar la aplicación que comenzó a funcionar localmente la semana pasada.

“En Chicago convocaban a estos ‘meetings’ en las áreas públicas y dije, contra, esa sería una buena idea para hacerlo en Puerto Rico. Voy a invitar a cuatro panas míos, lo hacemos en El Morro y nos encontramos todos ahí. Dejé la invitación abierta a ver si alguien más le interesaba. Yo solo invité a cuatro panas, pero ellos invitaron a más gente, y estos a más gente…”, y en cuestión de días, explicó Gibson, el evento en Facebook tenía confirmada la asistencia de más de 2,000 personas.

Gibson, quien trabajó en un laboratorio hasta que su marido se enfermó, actualmente se desempeña como una chofer de Uber y su competidora, Lyft, en Chicago, empleo que le ofrece la flexibilidad necesaria para cuidar de él y sus tres hijos mientras cursa estudios de actuación. Su afinidad por “Pokémon” se remonta a la década del 90, cuando Nintendo sacó el primer vídeojuego para el Game Boy, y ve con muy buenos ojos que ahora su generación pueda compartir esta experiencia con sus hijos.

“Ayer en San Juan había tantos padres con los hijos andando por ahí. La generación en la que explotó esto de Pokémon es mi generación, personas de 32, 33, 34 años. Entonces nuestros hijos ahora están ‘juquiaos’y ellos están haciendo algo que yo no tuve la suerte de hacer con mis papás: compartir de un vídeojuego y que estemos los dos bien metidos en eso. Yo con mi nena hablo de los Pokémons y hacemos planes de cómo subir de nivel y me da la oportunidad de conocerla a ella de diferentes maneras. Un niño se expresa jugando”, aseveró Gibson, celebrando la manera como esta aplicación está sacando a las personas de sus casas, donde se juegan la mayoría de los juegos de vídeo.

“Mi nena está que le duelen los pies pero quiere ir hoy otra vez a San Juan porque conoció a tanta gente. Hoy le enseñé lo que está saliendo en los periódicos acerca del juego. Algo que parece una tontería me está permitiendo enseñarle a ella lo que se puede hacer para unir a la gente cuando se hace con buenas intenciones. No estoy ganando dinero con esto, pero le estoy dando una lección de vida. Para mí eso cuenta más que ninguna otra cosa, aparte de que estoy bajando de peso”, comentó entre risas la joven madre, a la vez que aprovechó para refutar la idea de que este tipo de actividad alimenta la adicción por la tecnología y hace a la gente menos sociable.

“Yo lo que vi fue a mucha gente emocionada y contenta, gritando, abrazándose. Yo no vi personas antisociales, al contrario. Yo vi mucha gente que yo no conozco de Santa Isabel, Cayey, Coamo, Ponce, hablándose unos a otros, intercambiando números de teléfonos y compartiendo historias. Sí, están pegados al teléfono, pero la realidad es que la gente va a estar inclinada hacia la tecnología. Esta es la más nueva, pero está socializando a la gente. Yo soy una que les tengo el tiempo limitado a mis hijos con las tabletas, pero de vez en cuando saco una o dos horitas y me los llevo a cazar Pokémons”, indicó.

Acerca de si piensa convocar otro evento en Facebook para reunir a los jugadores de Pokémon Go de Puerto Rico, Gibson no titubeó en responder afirmativamente. De hecho, sus planes incluso parecen ser más abarcadores que una mera reunión en un lugar público.