Ponce.  El deseo de una religiosa de ayudar a los más necesitados se cristalizó en la Playa de Ponce, y desde hace 46 años ese anhelo se ha convertido en una realidad más grande de lo que muchos hubiesen imaginado. 

Sor Isolina Ferré logró ver su sueño realizado, y desde  entonces su legado se ha mantenido vivo tocando muchas vidas a través de los programas de los Centros Sor Isolina Ferré (CSIF). 

Ayer, la Junta de Directores, empleados, participantes y amigos de la gesta de esta insigne mujer se reunieron para celebrar el aniversario del centro que fundó y reconocer a personas que, de una manera u otra, han aportado al desarrollo de comunidades marginadas pero con muchos deseos de superación. 

“Qué rápido pasa el tiempo, parece que fue ayer que Sister caminaba por La Playa preocupada por cómo ayudar a estas personas”, expresó Sister Mildred Vázquez, directora del centro. 

Esta recordó que Sor Isolina comenzó su misión con cinco monjas y dos máquinas de coser y actualmente continúan con cinco monjas, pero se han sumado más de 500 empleados y tienen 40 programas en diversos pueblos de la Isla. 

“Damos gracias a Dios por estos servicios que redundan en mejores personas y por las personas que nos ayudan”, destacó la religiosa. 

 Por su parte, Luis Alberto Ferré Rangel, presidente de la Junta de Directores de CSIF, quien asistió a la ceremonia junto a su hermano, Antonio Luis Ferré Rangel y su padre,  Antonio Luis Ferré Ramírez de Arellano, manifestó que esa semilla que sembró Sister echó muchas raíces y ha transformando muchas vidas.

“Isolina vive en nuestros corazones siempre y su caminar nunca se detiene”, mencionó Ferré Rangel, quien destacó que todos los que siguen su obra también son misioneros. 

Durante la actividad se entregó el premio Antonio Ferré Bacallao a la columnista de Primera Hora, Milly Cangiano, por su compromiso con  los centros. Esta estuvo acompañada de varios familiares y amigos y agradeció el reconocimiento recordando varias anécdotas con Sor Isolina.

“La historia de mi familia siempre ha estado ligada a los CSIF y a la familia Ferré”, sostuvo la periodista, quien recordó que aún conserva  el primer mueble que se diseñó para el Museo de Arte de Ponce.

Manifestó que conoció a Sor Isolina y resaltó que en tiempos de crisis los centros transforman vidas.

“No tenían que darme ningún premio, el premio tenían que dárselo a los empleados que día tras día ayudan a los que posiblemente nunca nadie miró”, reiteró Cangiano.

Del mismo modo, se le otorgó el premio Padre Noell al empleado del programa Faro de Esperanza, Omar Mejías. Este fue reconocido por su disposición para llevar a cabo las tareas que sean necesarias. Además, se reconoció a la maestra de educación especial Venus Navarro. 

El evento tuvo como oradora principal a la ex jueza Eliadís Orsini, quien dijo conocer por muchos años la labor de los centros.

El cantante Danny Rivera fue el invitado especial. Tras deleitar a los presentes con algunas de sus canciones recordó que caminó junto a Sor Isolina por aquel terreno mientras ella le hablaba de todos sus planes.

“Esto es un proyecto de vida, pura vida, puro amor”, mencionó el autor de la canción Isolina, dedicada a la religiosa.

La velada culminó con el tradicional corte del bizcocho de cumpleaños.