Fernando Serra miraba esta tarde hacia su alrededor y no lo podía creer: a su derecha y su izquierda veía mostradores de dispensarios de cannabis medicinal, cultivadores de la planta y vendedores de todo tipo de parafernalia y ropa alusiva a la creciente industria.

“Ha habido una aceptación que no esperábamos hace 10 años. En tantos años de lucha se ha logrado algo que en otros lugares es (motivo) de horca y cadena perpetua. La aceptación de la gente ya sido increíble”, dijo el dueño de la empresa Hydro Zone, quien vende equipo, nutrientes y hasta luminarias a cultivadores de cannabis autorizados por el Departamento de Salud.

Serra atendía su mostrador hoy, sábado, como parte del evento Moña Fest, un concierto en la calle Ismael Rivera, en Santurce, organizado por el empresario Cristian González. Se trata de un evento en que se combina el talento de varias bandas junto a participantes de la industria del cannabis medicinal. González es dueño de la página de internet moña.com, que publica reportajes de interés para pacientes y miembros de la industria.

“La gente está confusa sobre el tema y hay gente con curiosidad. Curiosidad sobre si realmente es un remedio medicinal y si los va a ayudar”, comentó González en entrevista con este diario.

A juicio de Serra, el crecimiento de la industria de aquí a cinco años dependerá de la aceptación de la gente y el tipo de campaña educativa que se implemente.

“No se trata solamente fumarlo o vaporizarlo, sino que también hay ungüentos, gotas sublinguales que no tienen el efecto de arrebatarte. Hace falta mucha educación”, dijo Serra.

La celebración del evento provocó la crítica esta semana de la representante del Partido Nuevo Progresista María Milagros Charbonier, quien argumentó que el evento iba dirigido a fomentar el uso del cannabis de forma recreacional.

Serra dijo que no anticipa que en “ningún momento cercano” se aprueba legislación dirigida legalizar el uso recreacional de la marihuana.

Otro participante del Moña Fest lo es Richard Huntley, representante en la isla de High Grade Hydroponics, empresa que agrupa una serie de líneas de productos que son vendidos a cultivadores y dueños de dispensarios de cannabis medicinal.

“Con estos productos tú haces agricultura, desde lechuga y tomate hasta el cannabis”, dijo el hombre. “Nosotros le suplimos a los cultivos medicinales”, agregó al calcular que debe haber en 10 y 15 reglamentados por el Departamento de Salud.

Según dijo, entre el año pasado y este ha visto aumentos en ventas de un 50%.

“Nosotros estamos pasando por el tipo de situaciones que han pasado otros estados. Estamos haciendo fuerza con otras empresas, con farmacéuticas y hasta con religiosos y con gente que tienen ese tabú, pero se ha visto el beneficio de la planta. Hemos visto crecimiento en otros estadios y esperamos lo mismo en Puerto Rico. De que va a crecer, va a crecer”, dijo.

Enrique Domínguez copropietario del dispensario de cannabis medicinal Earth Gift, ubicado en el centro comercial Laguna Gardens, en Carolina. Abrieron el 9 de junio de 2017, venden vaporizadores para flores, aceites, aceites sublinguales, comestibles y supositorios. Según dijo, el negocio va “súper bien”.

“Estoy seguro de que esto va a crecer. El gobierno se tiene que encargar de que sea regulado y controlado para que no caiga en manos equivocadas, pero esto le conviene a todo Puerto Rico, al gobierno y a los pacientes”, dijo al explicar que recibe muchos pacientes con artritis, dolor crónico, ansiedad y cáncer.

“Los ves en silla de ruedas, luego con bastón y luego caminando”, dijo.

Para Carlos Alexis Nieves, el despunte de la industria del cannabis medicinal significó un cambio de empleo: de pasar podadoras en patios ajenos a ‘budtender’ hace dos meses.

“Me toca escuchar las condiciones del paciente y trato de darles recomendaciones saludables y dosificadas para que el paciente pueda tratar su condición y tener calidad de vida”, dijo al explicar que tuvo que ser certificado tanto por el DS como por una compañía que lo preparó para ejercer su oficio, en su caso en el dispensario Relief Solutions, en Hato Rey.

Pero Moña Fest, al fin y al cabo, es un concierto para el público en general y allí llegó Naisha Dávila y un grupo de amigos. Todos cargaban con girasoles para repartir entre el público.

“Es el primer Moña Fest y vinimos. Queríamos ver cuál era la dinámica y experimentar, pasarla súper”, contó la joven, residente en Utuado.

Wilmari Acevedo llegó de mucho más cerca, Guaynabo para ser preciso.

“Vengo para disfrutar de buena música, nada relacionado al cannabis medicinal. Es un festival, es algo de la isla, local y lo apoyamos”, dijo.