Eran las tres de la tarde y el sol calentaba inclemente a los cientos de jóvenes que a esa hora pululaban alegremente por la pista atlética del Parque Central de San Juan. Mientras eso sucedía, al fondo se escuchaba la potente voz de un DJ que de forma animada mencionaba los nombres de diversas escuelas y colegios del país.

Para algún observador descuidado, la actividad podría pasar como uno de esos festivales en los que los jóvenes se reúnen para pasarla bien. Pero nada más lejos de la verdad. Lo que allí se celebraba, y se continuará celebrando hasta mañana a las seis de la mañana, es el Relevo por la Vida Estudiantil 2015 en apoyo a la Sociedad Americana contra el Cáncer.

La actividad, que se realiza desde hace unos nueve años, reúne equipos de escuelas públicas, privadas y de universidades que caminan o trotan en honor o memoria de alguna persona que ha padecido de cáncer. Cada conjunto, que está compuesto de 15 personas, somete una cuota de registro y tiene una meta de recaudación de fondos. Estos fondos son destinados a los programas que la Sociedad Americana contra el Cáncer provee a los ciudadanos, como el albergue temporero que utilizan los pacientes de cáncer llamado el Puerto Rico Hope Lodge.

Los grupos se quedan en el Parque Central toda la noche sin dormir hasta las seis de mañana, cuando dan por terminado el relevo que comenzó 12 horas antes.

Este año participan 50 equipos de instituciones educativas tales como la Academia Adventista y María Reina, el Colegio Espíritu Santo, la Escuela Secundaria de la Universidad de Puerto Rico (UHS, por sus siglas en inglés) y la Universidad del Sagrado Corazón, entre otros.

Las razones que llevan a los jóvenes a partir en esta actividad podrían sonar variadas, pero al final están guiadas por la empatía y el amor.

“Yo decidí participar, porque aparte de que me gusta hacer servicio comunitario, considero que el cáncer es una de las enfermedades que más muertes causa y le puede dar a cualquier persona. Por eso considero que los jóvenes debemos apoyar estas causas para crear conciencia en los menores y enseñarle a los adultos que nos pueden tener confianza y que estamos dispuestos a ayudar”, expresó María Gabriela Lugo, capitana de uno de los equipos del colegio Saint Mary School.

La estudiante de cuarto año contó que fue reclutada por una de las presidentas del evento de este año, Gabriela Malaret. Su primera experiencia fue el año pasado. Quedó tan encantada, que repitió este año.

“Organizar estar actividad (en su escuela) no es tan difícil. Yo siempre he hecho muchas cosas a la vez, así que sé cómo dividir mi tiempo. Este año, lo organizamos con más tiempo de anticipación. Así que pudimos hacer reuniones para hacer el calendario y las actividades para conseguir los donativos. Poquito a poco, conseguimos todo”, expuso la alumna de 17 años.

Por su parte, los estudiantes del Colegio Espíritu Santo, Jorge Fuster, Joel Galíndez y José Cuerda, compartieron que decidieron participar del Relevo sus seres queridos que han padecido o padecen de cáncer.

“Yo estoy aquí por mi abuelo, que se murió de cáncer. Yo quería participar de esta actividad para animar a otras personas para que ayuden en actividades como esta que aportar a la causa de luchar contra el cáncer”, sostuvo Fuster.

El estudiante de 16 años compartió que su abuelo, llamado Jorge, fue la persona que lo crió. “El me enseñaba muchos refranes y cosas de vida. Cuando me gradué de octavo grado, él no pudo estar ahí y me hubiera gustado. Pero él está en un mejor sitio ahora”, rememoró mientras miraba al cielo

Mientras, Galíndez compartió que perdió a su abuela Nicasia víctima del cáncer. “Mi abuela falleció cuando yo tenía dos años, recuerdo muy pocas cosas de ella. Pero yo vine en nombre de ella. Además, aquí se pasa brutal entre todos los estudiantes”, declaró el alumno de undécimo grado.

En el caso de Cuerda, su mamá es paciente de cáncer. “Mi mamá tiene cáncer, así que me gusta cooperar con cualquier actividad que ayude a los pacientes que no tienen la oportunidad de vivir sus vidas al máximo porque tienen que estar atendiendo citas o en tratamiento. No pueden tener su vida plena, porque el cáncer se la ha quitado”, expresó el estudiante de grado once.

Pacientes agradecidos

Además de los participantes, el evento atrae sobrevivientes de esta enfermedad. Entre estos, se encontraban Cristina Isabel González López, de 18 años, y Jackeline Díaz, de 47.

La primera fue como capitana del equipo de la Academia San José, mientras la otra fue como invitada de la Sociedad Americana contra el Cáncer.

“Ver a jóvenes como yo participando de esta actividad, me llena de mucho orgullo y me emociona. Este es mi tercer año aquí. La primera vez vine como invitada, después como niña símbolo y ahora como capitana. Me encanta, es una actividad bella en la que toda persona debería participar una vez en la vida”, dijo González López.

“Me encanta estar aquí como sobreviviente. Me da mucho sentimiento estar con otras personas que también lucharon. Me da tristeza saber que muchos no lo lograron, pero me siento feliz de estar aquí”, agregó la chica que hace un año está libre de cáncer.

“A mí me gusta mucho esta actividad. El año pasado participé por primera vez y me sorprendió ver tantas personas con conciencia sobre esta enfermedad”, dijo –por su parte- Díaz.

“Cuando padeces de cáncer, tu vida tiene un cambio total, y ver a estos jóvenes educándose y ayudando, es increíble”, agregó la mujer.

En ese sentido, Díaz reconoció que cuando le dieron el diagnóstico de cáncer temió por su vida y pensó en sus hijos en esos momentos estaban en la escuela elemental. Agraciadamente, ha vivido para contar su historia,

“Fue algo inesperado por completo (el diagnóstico) y traumatizante. Yo era de las que no iba al médico para nada. Pero aprendí a cuidarme, a valorar las cosas y vivir un día a la vez”, puntualizó Díaz.