Una científica puertorriqueña, recién graduada de la Universidad de Harvard, lideró una importante investigación sobre el mercurio, que podría cambiar la visión global sobre cómo esta sustancia tóxica llega a contaminar aire, suelo y agua. 

“La investigación revela que el mercurio en forma mineral, que antes se consideraba inocuo, puede constituir una amenaza a la salud pública”, resumió la doctora Adiari Vázquez Rodríguez en entrevista telefónica con este medio. 

La graduada del programa de doctorado de la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de Harvard explicó que durante el estudio quedó demostrado que existen bacterias capaces de “comerse” el mercurio mineral. Esto significa que esos organismos llevan a cabo un proceso mediante el cual este peligroso neurotóxico sí puede liberarse como vapor contaminante a la atmósfera, así como disolverse en agua. 

“Ahora sabemos que no podemos llegar tan rápidamente a la conclusión de que ese mercurio está atrapado”, manifestó la también becaria de la Fundación Nacional de las Ciencias (NSF). 

Vázquez, natural de Carolina, contextualizó que la contaminación con mercurio es un tema de preocupación mundial, que llevó a que 140 países ratificaran en 2013 un tratado internacional para reducir sus emisiones 

La actividad humana - como la minería, producción de cemento, quema de carbón y de combustibles fósiles - es la principal culpable de que se libere mercurio a la atmósfera, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Por ello, aunque reconoció que el tratado debe reducir esta vía de contaminación sustancialmente, Vázquez hizo hincapié en la importancia de continuar indagando en cómo reducir la contaminación ya existente. 

“Debido a la gravedad del problema, hay una red internacional de científicos especializados haciendo avances en este tema.  Mis colaboradores en el Instituto Oceanográfico de Woods Hole y en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge estudian varios aspectos de la contaminación de mercurio en los océanos y cuerpos de agua dulce, para mejor entender este proceso y adquirir las herramientas para disminuir este tipo de contaminación en el futuro”, agregó. 

En esa línea, la científica se expresó esperanzada en que se desarrollen más estudios que indaguen en la posibilidad de que los peces se estén contaminando con mercurio también mediante el proceso bacteriano en el que se centró su investigación.

“La forma mineral de mercurio que nosotros estudiamos, el sulfuro de mercurio, no se acumula en los peces. No obstante, el mecanismo que descubrimos hace que ese mineral se disuelva en el agua. Aunque nuestro estudio no lo ha investigado, pensamos que ese mercurio disuelto podría convertirse en un tipo de mercurio que sí puede ser acumulado en los peces”, teorizó.

Vázquez desarrolló esta investigación como parte de sus estudios doctorales. Su trabajo incluyó pruebas en laboratorios del Departamento de Energía, así como en el Instituto Oceanográfico de Woods Hole y la Escuela de Salud Pública de Harvard.

Gracias a que compitió por una beca de la NSF y le fue conferida, pudo sufragar los gastos asociados con este proyecto, que incluyó visitas a un acelerador de electrones en California y a laboratorios biotecnológicos en Suiza. 

“Tuve la flexibilidad de desempeñar el trabajo que me apasiona con menos limitaciones financieras en mi investigación. También gracias a esta y a otra becas, tuve la oportunidad de presentar mi trabajo y promover la investigación boricua en congresos internacionales como en Montreal, Praga y Edimburgo”, compartió la científica, de 31 años. 

Su trabajo está disponible en internet, en la revista científica Frontiers in Microbiology. 

Según la (OMS), la principal vía de exposición de los humanos al mercurio es mediante el consumo de pescados y mariscos contaminados con una forma orgánica de este metal pesado, denominada ‘metilmercurio’. 

“La exposición al mercurio, incluso en pequeñas cantidades, puede causar graves problemas de salud y es peligrosa para el desarrollo intrauterino y en las primeras etapas de la vida. Además, puede ser tóxico para los sistemas nervioso e inmunitario, el aparato digestivo, la piel, los pulmones, los riñones y los ojos”, advierte la OMS en su portal informativo en internet. 

Tanto es así, que figura en la lista de los 10 principales amenazas químicas a la salud pública. 

El vapor de mercurio generado por la actividad industrial y la quema de combustibles fósiles se desplaza por el aire hasta volver a depositarse en la tierra y el lecho marino. 

Como explicó la doctora Vázquez, entra a la cadena alimentaria mediante el consumo de pescados y mariscos, particularmente de aquellas especies depredadoras y de mayor tamaño. 

“Es por esto que al consumir grandes peces marinos como lo son el tiburón, el pez espada y el atún, podemos consumir altas cantidades de mercurio”, indicó.