Que no cunda el pánico. 

A pesar de las fuertes lluvias que recién afectaron múltiples cosechas en distintos sectores del País, la producción local de guineos y plátanos está robusta para suplir la demanda en el periodo navideño, cuando esos frutos se procuran más que en otros meses del año, sobre todo para confeccionar los tradicionales pasteles.

Así lo estimó Héctor Cordero, presidente de la Asociación de Agricultores de Puerto Rico, quien manifestó que la batata, la yautía y la yuca del País, que también se usan para producir la masa en algunas modalidades de pasteles, se podrán conseguir en la misma proporción de años recientes, aunque en términos generales la producción no es muy amplia que digamos.

En estos tiempos otro renglón del agro, el cultivo de plantas ornamentales, logra un impulso importante con la venta de pascuas, las flores que no pueden faltar en las fiestas navideñas y cuya venta ha ido mejor de lo que se esperaba, comentó el líder de los agricultores asociados.

“Las producciones de lo que podríamos decir que son algunos de los básicos en esta temporada, como el guineo y el plátano, entendemos que ha habido un buen año. O sea, que el guineo del País está disponible aún con las lluvias de los últimos días, porque no hubo un efecto muy grande allí”, aseguró en entrevista con Primera Hora.

“El lado donde nos vamos a quedar cortos es en los gandules de aquí y en la malanga, sostuvo Cordero al plantear que agricultores de ambos productos llevan algún tiempo batallando para sacar a flote esas cosechas y aumentar la producción, pero ha sido cuesta arriba.

Gandules como el oro

“Donde vemos escasez y se está sintiendo es en los gandules. Hay varios productores que dicen que  muchas personas los solicitaron para Thanskgiving, pero se encontraron con escasez. He hablado con varios productores y ellos esperan que para Nochebuena, Año Nuevo y Día de Reyes haya algo, pero no lo que estábamos acostumbrados a ver antes”, declaró Cordero.

Uno de los problemas que afecta grandemente estos cultivos es la falta de seguridad en el mercado, argumentó.

“Si no hay seguridad, más la competencia fuerte del producto importado, son factores determinantes a la hora de lo que se va sembrar y en qué proporción. Se usa la experiencia de años anteriores y con eso se determina si se siembra más o se siembra menos… Pero cuando el clima no ha sido favorable lo que desmoraliza es arriesgarse porque sabes que no tienes un espacio seguro en el mercado”, indicó.

Cordero dijo que los importadores juegan un rol bien importante en esa seguridad del mercado y son muchos los que alegan que apoyan a los productores del patio, pero luego en los supermercados se ven las góndolas y los especiales llenos de productos agrícolas extranjeros porque les salen a ellos (los comerciantes) más baratos.

Carlos González, un agricultor del área de Manatí que trabajó con sembradíos de gandules y habichuelas blancas, coincidió en que el problema no han sido las condiciones del tiempo. 

Señaló otras causas que impiden que haya más gandules cosechados en la Isla: se trata de un producto que se tiene que mantener frío para que se conserve y no hay plantas procesadoras que los desgranen de las vainas.

También está la situación de que no hay suficientes semillas de gandules.

Según González, ya no se consiguen en las estaciones experimentales agrícolas, ni en ningún sitio. 

“Como tampoco hay plantas de procesar… ahora mismo eso se ha convertido en algo bien artesanal. Si hubiese plantas de procesar para trabajar el gandul en cantidades mayores y hacer el proceso más comercializado, quizás hubiese más disponibilidad en este momento”, aseguró.

González explicó que intentó establecer una planta procesadora para gandules y otros granos.

Hasta tenía algún equipo, pero ante la inestable situación económica de la Isla se le hizo cuesta arriba conseguir todo el financiamiento necesario para mantenerlo.

Recordó que para la década de 1980, en Puerto Rico había dos plantas de procesamiento de esos granos y la empresa Goya compraba gandules sembrados en sobre 3,000 cuerdas de terrenos entre montañas y varios llanos.

No obstante, la compañía dejó de comprar a los agricultores locales cuando hizo un negocio con Perú y las siembras de aquí se perdieron.

El agricultor alertó que ahora mismo en muchos establecimientos le pasan gato por liebre al consumidor al descongelar gandules que llegan “de afuera y los hacen pasar como frescos”. 

El problema es que muchos de ellos vienen de países donde no hay tantas regulaciones sobre los pesticidas y la gente piensa que son buenos y los compran.

Sin embargo, por su experiencia afirmó que a pesar de que puedan ser un poco más caros, los gandules cosechados aquí tienen un sabor tan superior que a la gente no le importa pagar un poco más, cuando los encuentra disponible en las plazas del mercado u otros comercios.

“El que encuentre a un agricultor pequeño que le pueda vender esos gandules de aquí, aunque sea en la vaina, que lo atesore porque realmente es oro no hay gandul de aquí a nivel a comercial y el gustito es bien distinto. Sabe mucho mejor, uno lo nota al instante”, aseguró González.

Malanga en riesgo

En el caso de la malanga del País, Cordero explicó que las plantaciones están afectadas por un virus que es bien difícil de erradicar. 

“Para poder producir la malanga ahora se hace bien difícil, por eso está bien limitada, más bien se está viendo en producción casera, pero a nivel comercial no se tiene. Pero la buena noticia es que para la yuca hay un productor de Aguadilla que tiene las facilidades para encerarla, si no se hace ese proceso e fermenta bien rápido. Pues ya está esa inversión y lo más posible es que ya vamos a tener más yuca”, indicó. 

La cera preserva la yuca y se puede mercadear localmente de forma más efectiva.

Otros productos como el cilantrillo, el recao y la albahaca están estables y se consiguen para un buen sofrito, dijo Cordero.

También hay disponible menta de cultivos hidropónicos para postres y bebidas navideños.

En cuanto a la canela boricua, Cordero indicó que se consigue una cantidad muy limitada que se cultiva de forma artesanal en algunos mercados orgánicos. 

“El llamado a la gente es que siempre, sobre lo extranjero, le den la oportunidad a lo del país teniendo en cuenta que el 75% de ese dinero se queda en Puerto Rico versus el producto extranjero. Comprando local estamos dando vida a nuestra gente y ayudando a circular ese dinero en nuestra economía”, concluyó.