Manatí-El capá prieto y el asubo, las maderas nativas, que cubren las paredes de La Casona de la reserva natural La Esperanza, resistieron incólumes la furia de los fuertes vientos del huracán María.

De lo que no se zafó, la reserva, fue de la gran inundación que bajó de las montañas y arropó el valle del río Grande de Manatí. El agua que alcanzó unos 12 pies de altura, dañó el aserradero y el cuarto de mantenimiento, pero los terrenos protegidos de lo que fue una hacienda azucarera hasta el siglo 19, ayudaron a evitar que la inundación del río alcanzara a las comunidades aledañas.

“El río subió a niveles que no se conocían en la historia reciente. Este es el valle del río Grande de Manatí y el agua bajó de la montaña como si fuera un tsunami. Fue un golpe de agua y un nivel bastante alto. Se inundó todo lo que podemos ver hasta que vemos Barceloneta”, dijo señalando a la planicie el agrónomo Carlos Torres, de Para la Naturaleza, organización que protege más de 50 reservas naturales en la Isla.

Torres indicó que la reserva natural La Esperanza “es un ejemplo de buena planificación de lo que es una zona de amortiguamiento” en el valle pluvial del Río Grande de Manatí. “Ella capturó toda el agua que no podía aguantar el río, de toda la cuenca, que incluye a Ciales, Florida, Morovis, Orocovis y Jayuya”, sostuvo. Dijo que en las comunidades cercanas hubo problemas, pero no por las inundaciones del río, sino por malas planificaciones.

(david.villafane@gfrmedia.com)
(david.villafane@gfrmedia.com)

“Se entiende que esta inundación es probablemente la mayor en 100 años”, sostuvo el también ecólogo y explicó que ahora también hay más agua porque el pueblo de Barceloneta tiene un dique “que aguantó el agua que se iba a Barceloneta y la que se iba hacia Manatí”.

Aseguró que si en el valle hubiera habido algún desarrollo de viviendas, probablemente se hubieran inundado como en otras áreas en Puerto Rico. “Gracias a Dios aquí en Manatí, eso no fue lo que pasó”, sostuvo.

En cuanto a la parte estructural de la casona La Esperanza, Torres indicó que sólo algunas ventanas resultaron con daños menores a consecuencia del temporal.

“La construcción histórica del siglo 19 probó que puede soportar los techos de cuatro aguas. Bien pocos techos de cuatro aguas sufrieron daños”, sostuvo el agrónomo.

Indicó que Para la Naturaleza está recogiendo libre de costo, la madera “con alto valor” que la gente está desechando de los miles de árboles que derribó el huracán. Dijo que la madera será utilizada para reconstruir el aserradero y utilizarla para proyectos en comunidades o dentro de las reservas protegidas.

Mencionó que los árboles nativos como ceibas, húcares, maría y almácigos fueron los que más resistieron el impacto del huracán. “El viento los podó, los rompió, pero no los mató”, dijo. Destacó también que la palma real “fue la que le dio comida a los pájaros después de la tormenta”.

“El llamado es que la gente que tenga estas maderas en su casa que nos llame que nosotros las podemos recoger o comunicarnos con un aserradero. Hay múltiples aserraderos en muchos pueblos de la montaña, en Camuy, Lares, San Sebastián”, especificó Torres. 

“Son maderas fuertes, el llamado es a que se aprovechen estas maderas, que no se desechen”, añadió el ecólogo y subrayó que Para la Naturaleza se está enfocando en ayudar a las comunidades aledañas a las reservas que fueron afectadas por el ciclón.

Sobre las especies que anidan en la reserva, el ecólogo sostuvo que de acuerdo con los datos que han podido recopilar hasta el momento el carey, es una de las más afectadas por el impacto de María.

“Todos los nidos que estaban en la reserva se perdieron, pero ya tenemos dos nidos registrados después de María. Así que la flora y la fauna en el Caribe es extremadamente resiliente. Esta no es la primera tormenta que ha pasado en Puerto Rico. Nos tomó 19 años reponernos del huracán  Georges”, expresó.

Mencionó también que en el censo de aves, han reportado reinitas migratorias, playeros migratorios y  “muchas ibis”.

Indicó que la cantidad de aves ha disminuido, pero la variedad es la misma a la de años anteriores. “Estamos en el período de evaluación. Pero, sí, las aves migratorias están llegando, las abejas sufrieron, pero tenemos un apiario y ya se están reproduciendo”, afirmó el agrónomo.