Fajardo. “Estaba con tablita, pero él me ama tanto que miren el invento que él hizo. ¿Qué otro esposo? Envídienme mujeres… el marido que yo tengo, nadie más lo tiene. ¡Wepa!”

Esta frase ha sido escuchada miles de veces a través de un vídeo publicado en la red social Facebook por Jenny Félix, quien enaltece de una forma jocosa el ingenio de su esposo Junior Mejías, un hombre que le alivianó la carga de estar estregando ropa a mano-tarea cotidiana para muchos boricuas después del huracán María- con una creativa lavadora artesanal.

El auge del pequeño filme -que hasta anoche había sido visto más de 904,000 veces- tomó por sorpresa a la pareja que se distingue en la urbanización Monte Brisas en Fajardo, por la “cantidad de inventos” que siempre hace Junior. 

“Eso lo pusimos para la familia (que vive en Estados Unidos) que les enviamos a cada rato nuestros inventos y las cositas que hacemos. Pero no habíamos imaginado jamás que sería visto por tanta gente”, cuenta Junior sobre el vídeo que fue colgado el domingo pasado en la página de Facebook de Jenny.

Agregó que la idea de crear la lavadora surgió tras ver las manos y uñas estropeadas de su esposa, quien llevaba más de un mes lavando a tabla innumerables piezas de ropa.

Y la faena se hizo más complicada cuando llegó el momento de limpiar piezas como las toallas, sábanas y colchas.

“Me dolían los dedos y él me cogió pena”, exclama Jenny quien se convirtió en la envidia de muchas personas que han tenido que utilizar sus nudillos para realizar la tarea doméstica.

El creador -que tiene una compañía de productos químicos de filtración de agua- destacó que confeccionó la lavadora en un periodo de 20 minutos con material reciclable que tenía en desuso en su hogar.

“Tenía un tanque de una fuente que había hecho y que no estaba utilizando y lo forré con pedazos de madera para que se viera bonito. Entonces se me ocurrió hacer una catapulta, pero al revés, y le saqué la base a un abanico para que funcionara como la pieza que limpia la ropa. ¡De verdad que fue bien fácil!”, relata Junior al explicar que primero dibujó su obra en un papel. 

Agregó que desde que hizo público el invento ha recibido elogios de amigos, familiares y vecinos, quienes lo han instado a vender el aparato.

“Me tienen loco. Me dicen: ‘quiero una, quiero una’. Pero, honestamente, eso fue algo provisional que hice para tratar de evitar lavar a mano. Y no quiero venderlo porque considero que es algo tan sencillo, que de verdad cualquiera puede hacerlo. Pueden intentar con cubos, zafacones, con lo que quieran”, expresó el señor que también hizo un avión con rueditas -que quedó destruido con el ciclón- y en el que paseaba a los niños de su vecindario.

Mientras, Jenny continúa emocionadísima con las destrezas de su esposo y, sostiene, que debe ser la envidia de otras mujeres o personas que desearían contar con alguien tan ingenioso como Junior.

“Realmente fue algo maravilloso. Y no lo digo por decirlo. Lo siento en mi corazón: tengo mucha suerte de tener un esposo como él porque de verdad pensó en mi”, dice quien bromeando les dijo a sus amigas que les alquilaba la lavadora a $2.50 por tanda.

 “Pero, en verdad, pueden venir cuando quieran”, añade riéndose a quien, agraciadamente, se le restableció ayer el servicio de electricidad.