Lares. Raymond Rassi Maldonado, un programador de computadoras ya retirado, encontró un pequeño pedazo de paraíso entre las montañas del sector Palmasola en el barrio Buenos Aires.

Allí, apartado del bullicio y el ajetreo de la ciudad, consiguió una antigua casa de madera abandonada entre maleza y árboles pero cuya fachada la hacía parecer como sacada de alguna estampa típica.

Era la casa que él y su esposa habían soñado siempre.

“Vivimos en los Estados Unidos por un montón de años. Luego nos regresamos acá y siempre habíamos soñado con tener una casita de campo”, relató  Rassi Maldonado quien, al regresar a la Isla hace cinco años, residió un tiempo  en el Viejo San Juan, curiosamente, en una casa en la calle Sol, y que, según supo, fue el último hogar de don Pedro Albizu Campos.

“Nos cansamos de trabajar tanto y estábamos buscando un estilo de vida más tranquilo. Vivíamos enamorados de la idea de vivir en el campo, así que decidimos dejar el trabajo. Siempre nos imaginábamos una casa de madera y cemento con una finca, que tuviera un río cerca y que quedara alejada de las demás”, agregó.

Rassi Maldonado recordó las pobres condiciones en que se encontraba la estructura, que había estado deshabitada por más de 15 años.

“Habían muebles viejos, la madera estaba podrida, había vieja ropa y la maleza tapaba casi toda la casa”, señaló.

Sin embargo, Rassi Maldonado puso manos a la obra y comenzó a restaurar lo que hoy es su nuevo hogar.

Entre las mejoras, se construyó   un sótano para refugiarse en caso de tormenta u otras inclemencias del tiempo, un baño, cocina y una terraza que da hacia el río Piedras.

Proyecto verde

Pero la filosofía de Rassi Maldonado, más allá de volver a las raíces de las humildes familias de antaño  fue construir concienzudamente en comunión con la naturaleza y minimizando su huella ambiental.

Por lo tanto, descartó la idea de conectarse a la infraestructura de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) y prefirió crear un sistema de energía solar, compuesto de seis placas que energizan los enseres electrodomésticos. 

“Lo diseñamos y los construimos nosotros mismos”, dijo, al destacar que tomó cursos en la Universidad de Puerto Rico para aprender más sobre este tipo de instalaciones.

Asimismo, instaló un sistema que recoge el agua de lluvia, la filtra y la deposita en un tanque subterráneo con capacidad para 1,200 galones.

“Estamos aprovechando la energía del sol y el agua de lluvia, todo lo que nos da la naturaleza, para tener las comodidades sin impactar negativamente el medioambiente”, dijo.

Finca educativa

Rassi Maldonado sueña con poder desarrollar los terrenos alrededor de su residencia para propósitos agrícolas.

“Vamos a empezar a sembrar productos completamente orgánicos. Serán cultivos completamente naturales, para utilizar a una escala comercial pequeña”, señaló, al destacar que estaría vendiendo sus productos a supermercados y restaurante locales.

“De esta manera quiero demostrar que se puede vivir cómodo y protegiendo el medioambiente”, agregó.