“A dejarte, María, no acierta el corazón. Te lo entrego, Señora, dame tu bendición”.

Este es una de las estrofas que se entonan como parte de los cánticos de Fiestas de Cruz, y que este domingo reunirá a decenas de personas en Carolina a partir de las 4:00 p.m. en el salón de actividades de la parroquia Santa Bernardita, donde aún continúan con esta tradición religiosa.

Una de estas es Clemencia Cepeda Román, de 75 años, quien lucha por mantener las tradiciones católicas de Puerto Rico, incluyendo los rosarios cantados, durante el mes de octubre, y la Promesa de Reyes.

Según la tradición, el comienzo de esta celebración en la Isla, originada en España, comenzó en el 1787, año en el que un 3 de mayo un temblor de gran intensidad nos sacudió.

Ese día, los pobladores encuentran los restos de una cruz y comienzan a rezar y a cantar implorando la ayuda de Dios para que los libre del mal.

“Lo que se hace es una Fiesta de Cruz de mayo. Mayo es el mes de María, de las flores y el 3 de mayo es el día de la Santa Cruz. Estos tres elementos forman un folclor para nosotros”, explica Cepeda Román.

Los devotos a la Santa Cruz pueden celebrar las fiestas “para pagar una promesa, para hacer una promesa en cambio de un favor, o por devoción y agradecimiento”.

La cruz es arreglada por los participantes con flores y cintas; es como una resurección, agrega la vecina de Carolina quien explica que cada una de las 18 canciones que se entonan, más las letanías a la Santísima Virgen, tienen un mensaje alusivo a Jesucristo, a María, a la Cruz y al mes de mayo.

Y para tocar cada una de las alegres canciones, a las que no se le pueden cambiar ninguna de sus estrofas, “el pueblo usaba lo que tenía a su alcance, por eso es que en la costa se usa tanto la percusión”, y no faltan las maracas, las congas, el güiro y la guitarra.

Cepeda Román, quien recuerda la celebración de estas fiestas desde que tiene uso de razón, pues su abuela las realizaba, comenta que en San Juan los instrumentos que usaban, y aún se usan en algunos lugares, eran las castañuelas, el piano y la mandolina.

“Antes era un novenario (durante nueve días) y se hacían en las distintas parroquias”, explica Cepeda Román quien confiesa que ya no es así, aunque aún se hacen en diversos pueblos de la Isla, pero por un día.

Sin embargo, sigue la tradición de que cada participante lleve algo para compartir durante los recesos. En una de las pausas de los cánticos se rezan las letanías a la Santísima Virgen, en latín.

La amante de la tradiciones religiosas recuerda que para las décadas de los 50 y 60 hubo un resurgir de estas costumbres, lo que pasó también en el 1989, cuando nos azotó el Huracán Hugo, y cuando ella regresó de Nueva York a donde se fue en el 1968.

Hay otras actividades que se realizan en los intermedios de la Fiesta de Cruz como podría ser la coronación de la Virgen o la participación de algún coro de niños. Queda a discreción de los organizadores.

Cepeda Román adelantó que como parte de los grupos que participarán del encuentro están: Batacumbele, el Coro de la Edad de Oro, así como profesores de música en la Universidad de Puerto Rico.

Agregó que al final se entona un canto, los que llama guaracha de mayo, donde se le da un adiós a María. “Adiós reina del cielo, madre del corazón, dulce prenda adorada de mi sincero amor”. Y a la Fiesta de la Cruz también se le da un hasta luego. “Se despide mayo, floreciendo ramos, termino mi canto, hasta el otro año”.

Hasta entonces.