“Insulto”. “Burla”. “Homofobia”. “Sexismo”. “Intolerancia”. “Racismo”. “Condena”. “Xenofobia”. ¿Estas palabras tienen connotaciones negativas para ti? Porque, para el mundo cibernético, parecen ser la norma.

En el afán de “debatir”, “defender un punto de vista” o “expresarse”, cada vez son más los cibernautas que, tras un seudónimo y el supuesto anonimato de las redes (que, de anónimas, no tienen nada) lanzan veneno a través de sus teclados y, si alguien se atreve a enfrentarlos, duplican la dosis escudados tras la libre expresión. Pero, ¿en qué momento el odio se convirtió en libertad de expresión?

¿Quieren evidencia? Estudiamos cinco notas aleatorias en www.primerahora.com, observando los comentarios de nuestros cibernautas. Aquí los hallazgos:

1. En la nota “Prostitutas juegan fútbol callejero”

“La verdad que si lo que hay en ese “red light district” es como lo que sale en la foto, yo prefiero rasparme la piragua solito, que polillero!”

2. En una nota “Lisa M protesta frente a restaurante que la expulsó por besar amujer”:

“QUE HASCO LISA M BESANDOTE CON OTRA PATA FOOOOOO VETE A VIVIR CON UN HOMBRE QUE ES COMO DEBE DE SER Y DEJA LAS PATERIAS YA TU ERES MAYOR RECOJETE A VIVIR CON DIGNIDAD”.

3. En la nota “Acusados por el asesinato del publicista se salvan de la pena demuerte”:

“Pues que desgracia que no van a matar a esos 3 monos”.

4. En la nota “Especies exóticas que han invadido el país”:

“oh, oh, pero que mucha vaina esotica a entro a ete paí. Hau que hacei aigo”.

5. En la nota “Encuesta muestra descontento ante matrimonios con ateos”:

“MIRA ANORMAL, POR ESCUDRI'NAR LA BIBLIA FUE QUE TERMINE SIENDO ATEO. TU ERES EL QUE NO TIENE LA CAPACIDAD DE LEER EN Lucas 14:26 CUANDO JEHOVA DICE QUE TIENES QUE ABORRECER A LA MADRE QUE TE PARIO SI QUIERES SER SU DISCIPULO. LO SIENTO POR “TU MADRE” PERO ESO ES LO QUE ELLA TIENE POR HIJO,,,UN ANORMAL!”

Sin filtro

Escribir lo que piensas y lanzarlo al ciberespacio es cosa de apretar un botón. Pero, al igual que lanzar un papelito por la ventana y que la calle termine convirtiéndose en un vertedero, así mismo está quedando Internet: un vertedero virtual de expresiones que hieren, que afectan, abochornan y no abundan en nada a la paz mental.

“Amo a mi Puerto Rico, pero a veces me siento tan agobiado porque la gente de mi pueblo está tan mal...”, confiesa el psicólogo Carlos Sosa, especialista en terapia de parejas, familia y niños. “Me fijo mucho en los comentarios de los artículos y me preocupa mucho, porque hay un problema serio de salud mental en este pueblo”, destaca.

La clave radica, según el psicólogo, en la frustración generalizada que experimentamos. “Mucha gente está muy frustrada y es una de las variables que provocan la agresión y la violencia. Mucha gente descarga el coraje que tiene con este tipo de comentarios, amén de la falta de preparación que tienen”.

La frustración lleva a lanzar latigazos, no solo a nivel cibernético sino social, en nuestro entorno familiar, en el trabajo, en la calle, en el bocinazo porque el otro no avanza a la velocidad que queremos, en el insulto que lanzamos por la ventana, en la virada de ojos cuando alguien dice algo que nos molesta. No es falta de educación necesariamente, porque según el experto la Isla es uno de los países con más universidades por milla cuadrada. “Pero el hecho de que muchos vayan a la universidad no significa que se eduquen... hay prejuicios, conceptos totalmente inadecuados e ignorancia rampante”, lamenta.

Uno de los temas más espinosos y que más odio incita es la sexualidad. “Cualquier cosa que parezca que tiene que ver con la orientación sexual los desboca. Deja mucho que decir. Estamos viviendo en un mundo que requiere que tengamos una amplitud mental, porque estamos hablando de conceptos de equidad y justicia social y no vamos a esperar que no las dé el gobierno o un político. La justicia social y la misma violencia empieza por nosotros mismos”, aboga Sosa.

El asunto tampoco radica en falta de información porque, como los mismos comentarios evidencian, la gente tiene amplio acceso a Internet pero, en lugar de usarlo para educarse, lo usan para descargarse. “Contamos con una herramienta maravillosa y hay muchas fuentes que podemos identificar para educarnos y pensar correctamente, pero nos hemos convertido en una masa pasiva y esperamos que nos resuelvan los problemas cuando nosotros mismos podemos resolverlos”, apuntó.

Rabia que se multiplica

Si eres de los que no le importa lo que los demás piensen, considera esto: tus comentarios no son vistos por dos o tres personas, sino que por cientos o miles y hasta millones de cibernautas. Entonces, ese odio que lanzas al mundo toca a tantos otros seres humanos que tiene un efecto tsunami.

“Ese tipo de cosas que lo que llevan es a un fin destructivo”, advierte Sosa. “Mientras estemos enfocados de que tenemos la verdad cogida por el rabo no estamos aportando a nada y sólo estamos contribuyendo a que los problemas pasen de generación en generación. Hay que ser cuidadosos con los comentarios que hacemos... muchos niños entran a las redes y están leyendo eso; estamos dejando un legado que se va a repetir porque algunos hablan con tanta autoridad que quien lo lee piensa que es la verdad, aunque sea una información totalmente incorrecta. Hay que ser cuidadosos. No podemos quedarnos con los brazos cruzados”.

Así que, antes de escribir un comentario, piensa: ¿Mis hijos pueden leer esto? ¿Mi madre puede leer esto? ¿No me avergonzaré a futuro si mi jefe lee esto? Si la respuesta va hacia la negativa, reconsidera. Un comentario puede no solo arruinar tu reputación, sino la vida de quien lo lee. Sé responsable y cultiva tolerancia, o recuerda el dicho: “No hables si lo que vas a decir no es tan bello como el silencio”.

Para consultas con el psicólogo Carlos Sosa, especialista en terapia de parejas, familia y niños, puedes comunicarte a los teléfonos (787) 755-2402 o (787) 640-2823.