“Realmente, ha sido bien bonito. Ha venido gente de Bayamón, Guaynabo, Ponce, Naranjito y Cidra, entre otros, a traerle ropa a los nenes, comida y agua”, dijo Leilany Velázquez, esposa Luis, quien ha sido activado a trabajar todos los días posteriores a la tormenta. El hombre trabaja en el área de mantenimiento del lujoso hotel St. Regis en Río Grande.

Leilany explicó que tras conocerse la triste historia de su familia, a través de Primera Hora, muchas personas han tratado de contactarlos, pero ha sido “casi imposible” responder, porque los celulares apenas han podido ser energizados.

“Además, aquí no tenemos casi señal”, dijo en referencia a la casa de la abuela de Luis, doña Manuela Parrilla, quien los alberga por el momento. Ella vive a pasos del hogar destrozado y en su casa -donde actualmente viven siete personas- también tiene necesidades, pues algunos enseres se dañaron.

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Agregó que los chiquitines de la casa Christian (12), Charelis (10) y Luis (9) tienen sus momentos de tristeza, pero está confiada en que sobrepasarán el lamentable suceso.

Mientras, continúan careciendo de alimentos no perecederos, ropa de cama, ropa para los niños y de materiales de construcción.

“Ahora lo que nos gustaría es que nos ayuden a montar nuevamente la casita… ah, y también me preocupa que se me perdió en el derrumbe los medicamentos del nene grande, que es paciente de epilepsia crónica. Apenas, tengo para un día más”, dijo sobre el niño que sin los fármacos -que toma cada 12 horas- está vulnerable a padecer convulsiones que ponen en riesgo su vida. La familia participante del plan de salud del Gobierno hacía gestiones ayer para conseguir a la doctora asignada a su reforma, la única que está autorizada a otorgarles recetas, explicó Leilany.