Que no se les dé credibilidad a los asesinos. José Enrique Gómez Saladín está muerto y ya no podrá defenderse.

De esta manera, amigos del fenecido publicista aseguraron ayer que el joven de 32 años era incapaz de actuar de la manera en que sus cuatro presuntos asesinos lo han implicado en el pedido de favores sexuales en Caguas.

“Él no iba a entrar en ese tipo de actividad por sus valores, por la forma en que se comportaba y todo eso. Por otro lado, se les está asignando una credibilidad a cuatro asesinos que mataron a mi amigo de una forma que ni un animal se merece, como si ellos tuviesen el peso de la prueba. Nadie lo puede refutar porque quien pudiera refutar está muerto”, declaró a este diario un amigo del publicista, el ingeniero Ángel Berríos.

De los años que compartió con Gómez Saladín, dentro de las actividades de los niños escuchas, Berríos pudo ver en su amigo a alguien trabajador, jovial, siempre sonriente, respetuoso y dispuesto a ayudar.

“Con su esposa, él era supercariñoso. Siempre estaba con ella, de arriba para abajo”, dijo Berríos.

“Ellos (los presuntos asesinos) están tratando de liberarse del cargo de carjacking, hablando de que Enrique los invitó a entrar a su carro y eso no se puede tolerar. Nadie les puede asignar credibilidad a personas que están en peligro de perder sus libertad a cuesta de la persona que mataron.

¿Qué pena deben cumplir los asesinos?

No creo en la pena de muerte, cada cual tiene que pagar, sería cadena perpetua en una cárcel lejana.

Por su parte, la entrenadora de tiro con arco Lisandra Rodríguez advirtió que “ Enrique fue un esposo que apoyó siempre a Nadya a todos sus viajes, no bebía, no fumaba, era bien familiar y cariñoso”.

Dijo que la pareja disfrutaba en sus días libres acudir al cine y reunir amigos en la residencia para jugar juegos electrónicos.

“Nada de lo que se dice es cierto, ahora la pérdida me duele doble”, concluyó.

Anoche, en la funeraria Borinquen Memorial, confirmaron a Primera Hora que los familiares habían tenido conversaciones para realizar allí los servicios fúnebres.