El Centro de Estudios Materno Infantiles (CEMI) del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico (UPR) está de fiesta, y no es para menos. En mayo del 2002, hace más de 16 años, logró eliminar la transmisión del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) de madre a infante.

Hoy, esa primera bebé que nació saludable y cuya madre se atendió en el Centro, es toda una adolescente.

La científica y ginecóloga obstetra, la doctora Carmen Zorrilla, fue la que junto a un grupo de expertos trabajó para lograr cambios que harían eco en todo el mundo y convertirían a Puerto Rico en pionero en esta práctica.

Sin embargo, la directora del CEMI aclaró que cuando se refiere a los no nacimientos de infantes con VIH a nivel de todo Puerto Rico, el año exacto es el 2011.

“Nuestro última bebé positiva nació hace casi 17 años. Ahora celebramos que no hay niños que se contagian con VIH. Hoy celebramos que hemos eliminado la trasmisión de madres a infantes en todo Puerto Rico, desde el año 2011, y en el CEMI desde el 2002”, mencionó la galena.

Sin embargo, estas fechas son variables en el sentido de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene unos criterios que entonces demuestran que en la Isla la eliminación de la transmisión madre a infante se logró mucho antes.

Una de esas pautas es que haya una tasa de niños con VIH menos de 50 por 100,000 nacidos vivos. Con este criterio Puerto Rico cumplió en el 1995.

Respecto a la otra norma de que haya poblaciones (donde las mamás no lactan) de menos de un 2% de transmisión, Zorrilla indicó que la Isla cumplió con esta desde el 2006.

También se evaluó que el 90% de las embarazadas estén en tratamiento para el VIH.

“Nosotros fuimos el primer país que empezó cernimiento prenatal universal en el 1986. Desde entonces se le ofrecen las pruebas a las embarazadas y por eso es que fue relativamente fácil”, dijo la catedrática de Obstetricia y Ginecología al agregar que también medió el compromiso del Departamento de Salud (DS) de ofrecer tratamiento gratis desde entonces.

“Verdaderamente el trabajo de Puerto Rico es un trabajo de mucha gente; el DS facilitando las pruebas; las mujeres que aceptan la prueba de embarazo y tratamiento; todo el seguimiento que se le da a todas las mujeres viviendo con VIH y es un trabajo que no queremos perder”, sentenció.

En CEMI -dedicado a la investigación científica, capacitar a profesionales de la salud y proveer servicios a mujeres que viven con VIH- se han atendido más de 500 mujeres embarazadas. Al año se atienden entre 40 a 50.

Precisamente Zorrilla adelantó que junto a personal del Programa de Vigilancia del DS y de la Escuela de Salud Pública están analizando todos los datos relacionados al tema del VIH en la Isla para diciembre próximo presentar una publicación con números y datos exactos.

Zorrilla advierte que para lograr que todo esto siga funcionando hay que “atacar diferentes puntos y uno es ofrecer la prueba (de VIH) en el embarazo”.

Esta se hace como rutina en el cuidado prenatal en la primera visita donde se hacen otras pruebas requeridas.

Sin embargo, como la mujer embarazada está sexualmente activa durante todos esos meses y tiene una pareja que también puede estar sexualmente activa, siempre se recomienda que, como mecanismo de protección, al final del embarazo se repita una prueba rápida.

La literatura establece que muchas mujeres se han contagiado con el virus en el último mes del embarazo.

Precisamente de ahí la eficiencia de la prueba rápida, que está en 20 minutos y que se implementó hace varios años en todos los hospitales del país.

Así, a una mujer que por determinada razón no se hizo una prueba durante todo el embarazo, se la hace antes del parto “para poder identificar cualquier caso positivo y poder intervenir en ese momento”, incluso, hacerle una cesárea “y eso va a reducir el riesgo de que transmita al bebé y entonces no va a lactar”.

Actualmente hay medicamentos tan potentes que si una mamá sale positiva al virus en una semana le bajan la carga viral.

“Así que esas pruebas rápidas que se hacen en el momento del parto son bien importantes porque nos ayudan a identificar a mamá que se infectó en el camino, a mamá que estaba infectada y no lo sabía… Esto ha sido un mecanismo adicional para identificar las mujeres que se nos escapan por alguna razón”, indicó Zorrilla.

Sin embargo, a la investigadora le preocupa que por alguna razón comiencen a escasear las pruebas rápidas que provee gratis el DS porque “bajo la Ley Promesa… se exige que cada compra de más de $10,000, sea aprobada por alguna oficina de presupuesto central del Gobierno y entonces pues esas compras se van atrasando. Así que esa es una de nuestras preocupaciones, que vayamos a perder todas estas cosas buenas que hemos logrado porque tengamos problemas de acceso a las pruebas en las salas de parto”, advirtió.

Argumentó que si esto ocurre “entonces el problema es que nadie se va a enterar hasta quién sabe, cuando el bebé presente algún problema. Lo importante es que tenemos que estar pendientes para no bajar la guardia porque estos son estrategias que tienen que continuar; esto es un plan sostenido…”, agregó.

Los fondos son federales pero se administran a través del DS.