Dice un refrán que cada uno es un mundo. Y nada más aplicable cuando se habla del aprendizaje y cómo cada cual aprende, según sus habilidades.

El pasado fin se semana se efectuó aquí el ‘Primer Congreso de Neurociencia Cognitiva Aplicada a la Educación’, auspiciado por Agenda Ciudadana, y en el que participaron expertos en este campo de diversos países, incluyendo Puerto Rico; se escenificó en el Conservatorio de Música en San Juan.

La neurociencia se define como una disciplina que se dedica al estudio del sistema nervioso central, particularmente del cerebro.

El doctor y profesor Mauricio Conejo Hernández, organizador del foro y quien promueve una fusión entre la neurociencia y la educación, dijo que la sociedad está en constante cambio, en los que los avances científicos son la orden del día.

Precisamente, estos adelantos han contribuido a que se conozca más sobre el cerebro.

Así, a través de estudios y evidencia científica, se ha comprobado que cada cerebro tiene capacidades diferentes y por lo tanto, el método de enseñanza debe atemperarse a esas diferencias que podrían ser, habilidad para la música, para las ciencias o para las matemáticas.

“El modelo educativo que tenemos, es uno que literalmente surge de la revolución industrial y se ha mantenido. Ya no cumple las funciones de una sociedad moderna donde hay mucha comunicación, donde han habido avances científicos. Ahora conocemos más del cerebro y sin embargo nuestros sistemas educativos actuales no se han actualizado”, opinó el neurocientífico.

Durante el foro se recogieron sugerencias de cómo incluir en las aulas el concepto de la neurociencia.

“Es ver cómo podemos acercar las investigaciones que se están haciendo en la neurociencia y aplicarlas a la educación”, dijo Conejo Hernández.

El profesor sostiene que “la neurociencia nos da las herramientas para poder tener un salón más dinámico donde podamos integrar la experiencia a través de los sentidos, nos da un modelo donde el salón se va a parecer mucho a un parque de juego más que a un salón, donde le va a dar la oportunidad al estudiante de moverse abiertamente, de hacer ejercicio físico”.

Precisamente, “emerge de los estudios de la neurociencia que la actividad física antes de rendir un examen mejorara el aprovechamiento académico”.

Una de las prácticas que, según Conejo Hernández se pueden utilizar ya en el salón de clases, es la de Mindfulness, en la que se trabaja con la atención. 

“La práctica de Mindfulness lo que require es un poquito de tiempo y silencio. Es la práctica de atención plena, conciencia plena…Cómo consigo atención plena… propone ciertos periodos del día a aquietar el cuerpo, observar la mente… de 3 a 5 minutos. Anclar su presencia y su conciencia en el momento presente a través de la respiración y las sensaciones corporales”, explicó.

Sin embargo, urge que la forma y manera de enseñanza se reconceptualice.

El siquiatra Fabián Román, de Argentina, quien habló de la “Neurociencia Afectiva: Las Emociones en el Aula”, dijo que “cada cerebro es único, cada cerebro tiene capacidad específica, diferentes, y el maestro tiene que adecuar los contenidos de aprendizaje a cada uno de esos cerebros”.

“El modelo de neurociencia trata de romper con el modelo clásico de la educación donde tengo 30 alumnos que se tienen que adaptar a ese modelo educativo pedagógico”, sostuvo Román, quien destacó que el maestro tiene que reeducarse y las universidades atemperar sus ofrecimientos a esta realidad.