Muere un patriota.

“Murió tranquilo… solo un suspiro”.

El luchador independentista David Noriega falleció el sábado a las 10:20 de la mañana en su residencia de la urbanización El Señorial, en San Juan, rodeado de su esposa, Carmencita Costas, y de sus hijos, Rebeca, David y Javier.

“Murió aquí, con nosotros, con mi mamá, con mis hermanos. Fue un suspiro. Él estaba preparado y nosotros nos estábamos preparando todos los días para este difícil proceso, pero ha sido duro”, dijo Rebeca a Primera Hora.

“Nosotros sabíamos lo que estábamos pasando. Estamos todos muy tristes, pero muy fuertes. Esto es una familia de luchadores. Tristes, pero en pie de lucha. Así nos enseñaron y así hemos vivido”, dijo la joven, “la única que no es abogada”, agregó.

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Noriega se encontraba recluido hacía varias semanas en el hospital Auxilio Mutuo debido a complicaciones provocadas por su afección de cáncer, que le había afectado el páncreas, el hígado y el fémur. Su familia, anticipando el desenlace, prefirió llevarlo a su nido.

“Nosotros quisimos traerlo aquí y que cualquier desenlace fuera en su nido”, dijo Rebeca, que –aun con toda su fortaleza– se desmoronó en llanto.

En medio de la tribulación por la muerte de su amado ser querido, la familia recibió a los amigos que se acercaron hasta el hogar para expresar su dolor y solidaridad, dijo Rebeca.

David Noriega fue un combatiente hasta en los albores de su muerte.