Cuando los residentes de Levittown, Toa Baja, comenzaban a recuperar el sueño que el huracán María les quitó el miércoles, fueron despertados en la madrugada de este jueves y desalojados de sus hogares porque sus vidas estaban en peligro nuevamente.

Esta vez, los residentes de Levittown enfrentaron una repentina inundación que arropó este extenso llano en donde residen miles de toabajeños y que también fue golpeado por el paso de María. Las inundaciones fueron provocadas por la apertura de la represa La Plata, dijo el alcalde de Toa Baja, Bernardo ‘Betito’ Márquez.

Muchos residentes no comprendían de dónde habían salido las inundaciones, sobre todo porque el huracán María ya había pasado y no había dejado ese tipo de daño. También recordaban que, históricamente, Levittown nunca se había inundado como ayer.

Las inundaciones llegaron hasta los cuatro pies de profundidad en las urbanizaciones de Levittown.

A otros residentes se les había agotado la paciencia por la pobre organización del desalojo y su reubicación, así como por problemas de incomodidad que estas movilizaciones crean.

“Esto ha sido desesperante. Hasta hace un momento aparecieron unas personas en una van y trajeron unos pequeños paquetitos de salchicas y aguas. Pero eso no es suficiente. Aquí hay gente con hambre. Llevó aquí desde las dos de la mañana y no hay nadie que nos diga qué vamos a hacer”, dijo Zulay Alicea alrededor del mediodía de ayer.

Como Alicea, alrededor de 500 residentes de Levittown fueron desalojados y transportados al estacionamiento del centro comercial de Bayamón, Plaza Sol. Allí, bajo el techo de un estacionamiento hicieron de los pisos sus camas o asientos a la espera de que pudieran regresar a sus hogares.

Además de que el desalojo fue repentino, éste también fue diverso, lo que creó un problema de comunicación entre residentes de Levittown y familiares y amistades que se buscaban unos a otros. El antiguo CDT, el estacionamiento del centro comercial Río Hondo o las oficinas de las Guardia Nacional de este pueblo fueron otros lugares a los que fueron transportados los residentes desalojados.

Una de las mujeres desalojadas que se mantuvo en el anonimato para la entrevista dijo que el refugio de Plaza del Sol era el segundo en que estaba en las últimas 10 horas. Dijo que primero fue llevada una escuela, la que tuvo que abandonar para montarse en otra guagua que la llevó al centro comercial. Entre un lugar y otro, quedó incomunicada.

“Aquí no ha habido un plan de emergencias”, denunció.

Para tratar de salvar el problema de comunicación en el estacionamiento de Plaza el Sol, los residentes escribían en listas sus nombres para dejar evidencia que allí estuvieron si un familiar los iba a buscar. Otros desalojados escribieron mensajes con el mismo propósito y los pegaron en las paredes.

Allí también este medio se encontró con varias personas que llegaron a buscar familiares o amistades sin tener certeza de que habían sido movidos al lugar. Algunos refugiados esperaban allí a la suerte de encontrar quién les diera ‘pon’ o un lugar para quedarse.

“Los que quedan aquí”, dijo un oficial de la policía en el área de Plaza del Sol, “es porque no los han venido a buscar o porque no tienen a donde ir”.

El alcalde toabajeño se encontraba al medio día en el antiguo CDT del municipio, que sirvió de refugio. Muchos desalojados entraban y salían del CDT. Un camión de la Guardia Nacional los movía desde allí o hacia allí.

Márquez fue blanco de críticas por la situación que surgió en Levittown y reconoció que no pudo atender a su compueblanos como hubiese querido.

“La realidad es que, dentro de los recursos que tuvimos en una situación de inmediatez, tratamos de hacer lo mejor posible. Tratamos de salvar vida, que la gente estuviese en lugares seguros, y eso requería rapidez para sacarlos de áreas peligrosas. Con el huracán devastando el comercio, las residencias, pues poder proveerle cosas más básicas no lo pudimos hacer, para ser honesto, reconoció.

“La gente tiene que ser prudente porque estas situaciones causan este tipo de reacción en masa y ubican complicaciones para los residentes porque no hay mejor cosas que estar en las casas”, agregó.

El alcalde reafirmó que la apertura de la represa de La Plata provocó las inundaciones.

“Las lluvias son un elemento fatal para nosotros. Si llueve se abren todas esa compuertas y todo ese caudal de agua va a llegar a nuestro llano y, si lo combinas con marejadas altas, pues esas aguas no van a poder salir”, dijo el alcalde.

Residentes de la afectada urbanización Punta Salinas, que a sus espaldas tienen el lago La Plata, dijeron que las inundaciones tuvieron un efecto de dominó. Detallaron que las inundaciones desbordaron el lago, cuyas aguas, a su vez, se salieron de sus orillas y cruzaron residencias y calles de la urbanización, dañando todo a su paso.

“Esta experiencia que pasé no la quiero para nadie. Cuando el lago se metió en la noche, todo el mundo corrió por ahí”, dijo Vilma Rivera, cuyo gato comía en el patio de su residencia un pez que el lago desbordado llevó hasta allí.