Las discusiones y gritos por televisores de pantalla plana Led distinguieron la madrugada en la venta del madrugador en Walmart del centro comercial Escorial, en Carolina.

La tienda tuvo 500 televisores, los más codiciados los de 23 y 32 pulgadas en venta especial a $88 y $98, que se acabaron unos quince minutos después de que abrieran las puertas a la media noche. Fue ahí cuando empezaron las confrontaciones porque algunos clientes acapararon hasta nueve aparatos.

"Yo perdí toda mi noche aquí y tengo que irme sin un televisor. Eso no es justo", gritó a voz en cuello Zoraida Encarnación frente a una mujer que aguantaba cinco televisores. La gente se siguió arremolinando alrededor de la mujer mientras dos empleados le advertían que era solo uno por cliente hasta que otros clientes le arrebataron tres de los aparatos.

Horas más tarde la controversia continuaba y cuando el secretario del DACO, Nery Adames, llegó a la tienda varios clientes se quejaron con él de que no habían hecho la fila y que no alcanzaron un televisor a pesar de que otros llevaban tres y cuatro. El funcionario dijo que estaba indignado porque eso había ocurrido en otras tiendas, que los comercios tienen que tener mercancía suficiente y que quiere enmendar el reglamento para evitar el abuso de una cláusula que permite venta de artículos adquiridos por lotes de a precios muy bajos para los cuales no están obligados a dar raincheck cuando se agotan.

Adames exhortó a quienes se quejaban a presentar querellas, pero Wanda Santiago le ripostó que su agencia no haría nada. “Yo quiero mi artículo ahora”, le reclamó acerca de un televisor que quiso comprar.

Ante el reclamo, Adames le dijo: “lo que debe hacer la próxima vez que vaya a hacer una fila es pensar a qué tienda va”.

Luego de que Adames se fuera de la tienda, Iván Báez, director de Asuntos Corporativos de Walmart, lamentó las expresiones del funcionario y aseguró que esa cadena cumple con el reglamento.

Antes de que abrieran las puertas al público, Báez había explicado que en Walmart trabajaron esta madrugada cerca de 400 empleados para atender el evento de la manera más organizada posible. Se establecieron dos filas, una general y otra, para personas con impedimentos y mujeres embarazadas. Curiosamente fue esta fila en la que hubo empujones, gritos y personas con andadores y sillas de ruedas que casi quedaron pilladas en medio de los empujones. Por más que los empleados les pedían a las personas que no corrieran, cuando les permitían el paso salían desbocados. En su mayoría iban buscando televisores, laptops y consolas de PlayStation por entender que allí estaban las mejores rebajas.

Contrario a otras ocasiones, esta vez no se vieron infantes ni niños pequeños en la fila ni, más tarde, en la tienda.

La primera en llegar a la fila fue Minerva Camacho, una mujer mayor que llegó con su esposo a las 3:30 a.m. y a quien su hija, Blanca, le llevó el almuerzo de Acción de Gracias al allí. Ya cuando Walmart estaba a punto de abrir estaba acompañada por otros seis miembros de su familia. Su otra hija, Rosalía, explicó que fueron a comprar laptops y televisores.

“Yo puso un hombre aquí a las cinco de la mañana y le pagué $50”, reveló, por su parte, Marta Herrera. La mujer, que se describió a sí misma como “la mejor que cocina en to’ Carolina”, iba acompañada de unos 14 familiares. Señaló que fue a comprar artículos electrónicos para llevarles a sus familiares en República Dominicana.

Otra que llegó temprano fue Rafaela González, quien comenzó a hacer la fila a la 1:00 p.m. después de almorzar. “Hay buenos especiales”, dijo la residente de Río Piedras. 

Una vez en la tienda, los clientes se quejaron de que no hubiesen más televisores cuando estos se acabaron y hasta persiguieron y se quejaron a gritos contra los que acapararon hasta nueve televisores. Ese fue el caso de un hombre contra quien se quejaron, pero quien más tarde repartió los aparatos entre familiares que siguieron llegando. La gerencia advertía que era uno por persona, pero no podían impedir que fuera un grupo de familiares y cada uno pagara uno.

En la fila de las tabletas también hubo quejas porque los empleados aseguraban que quienes tenían un boleto que decía “tablet”  alcanzarían una, pero tuvieron que hacer una extensa fila en la que habían otros que no tenían el boleto.

Cerca de esa fila estaba Génesis Malavé, quien tenía cuatro televisores divididos en dos carritos. Dijo que, además de eso, fue a buscar una tableta, una laptop y unas bocinas. Dijo que siempre acude a esa tienda y que “la organización es fatal porque no tienen la mercancía. A los 20 minutos todo se terminó”, afirmó y lamentó haber llegado tarde para las laptops. Aseguró que fue allí porque luego de comparar las ofertas Walmart tenía los mejores especiales.