La franja del Océano Atlántico que discurre a orillas de la carretera PR-165, específicamente entre los kilómetros 20.3 y 24.3, en el barrio Mameyal, de Dorado, podría convertirse en los próximos meses en una nueva reserva natural, de ser acogida una recomendación que a esos efectos haizo hoy jueves la secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Carmen Guerrero Pérez, ante la Junta de Planificación (JP).

La Reserva Natural Playa Grande El Paraíso, nombre con el que sería bautizado el lugar, es reconocida por ser uno de los lugares de mayor anidación de tinglares en la Isla, indicó Guerrero Pérez durante una conferencia de prensa celebrada en el hermoso paraje.

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“Nosotros vamos a proponer la designación de esta área como reserva natural. Se había documentado antes que esta playa era un área de anidación de tortugas, pero no es hasta que grupos, como Chelonia, empiezan a monitorear estas playas durante la época de anidación, que vemos su importancia. En los últimos años hemos visto como esta playa –verdaderamente- es la más importante para el anidaje del tinglar en todo Puerto Rico”, expresó Guerrero Pérez.

“De hecho, el año pasado se documentó un récord histórico que hay para una playa en Puerto Rico, cuando se llegaron a contabilizar 598 nidos. De aquí nacen más de 17,000 tortuguitas, y es una playa sumamente importante para la producción y reproducción de tortugas marinas, que es una especie en peligro en extinción”, agregó la secretaria.

Los terrenos que forman parte de la propuesta reserva cubren un área de superficie de aproximadamente 53.74 cuerdas y 3.93 kilómetros de playa, se indicó. Con esta designación, se asegura que el área esté protegida de desarrollos urbanos no planificados y de la contaminación lumínica, entre otras cosas. Además, facilita la obtención de fondos estatales y federales para su protección y mantenimiento.

Guerrero Pérez añadió que la idea para declarar esa zona como reserva surgió de una iniciativa del grupo de conservación e investigación de tortugas marinas Chelonia. Esta organización sin fines de lucro, dirigida por Raymond Flores, comenzó a documentar el anidamiento del tinglar en esa costa desde 2012.

“Esto es un sueño. Nosotros empezamos a soñar con que esta era un área importante que había que proteger. Ese sueño que comenzó en el 2012 pronto se convertirá en realidad con la Reserva Natural Playa Grande El Paraíso”, manifestó Flores.

“Las playas son el lugar donde las tortugas se reproducen. El proteger esta playa contribuye a la conservación de las especies marinas en Puerto Rico, sino que esas tortuguitas se dispersan por todo el océano, llegar hasta el norte de Canadá o cruzando el Atlántico. Así que no solo estamos contribuyendo para nuestra fauna local, sino también para nivel internacional. Porque el tinglar no es solo del Caribe”, declaró el coordinador del Programa de Tortugas Marinas del DRNA, el biólogo Carlos Diez.

Por su parte, el alcalde de Dorado, Carlos López Rivera, informó que su administración planifica construir en el área una estructura ambientalmente amigable, que le encomendó al arquitecto Jorge Rigau, donde las organizaciones ambientalistas de ese pueblo puedan trabajar sus proyectos.

“Para nosotros es una alegría el poder unirnos -como administración municipal- al Departamento de Recursos Naturales y a los grupos comunitarios en este proyecto”, indicó López Rivera.

Nueva reserva en no más de cinco meses

La funcionaria explicó que luego de someter el documento de designación, que contiene una descripción detallada del área y de las razones por las que debe ser nombrada como una reserva natural, la JP lo revisará y llamará a vistas públicas. Si no hay oposición, como la titular del DRNA espera que no haya, en unos tres a cinco meses la JP deberá reconocer este hábitat como una reserva natural.

La también planificadora acotó que otro elemento que facilita el que esta área sea designada como una reserva, es que los terrenos pertenecen a la zona marítimo terrestre, por lo que no habría que comenzar un proceso de adquisición “porque son terrenos que le pertenecen al pueblo de Puerto Rico”.

Durante la conferencia de prensa, la funcionaria reconoció el trabajo de unos 12 grupos ecologistas que defienden – de manera voluntaria- al tinglar y sus áreas de anidación.

“Queremos reconocer la labor comunitaria que hacen estos grupos, que donan de su tiempo, sus madrugadas, sus noches para proteger esta especie en peligro de extinción, porque de ellos es que nacen iniciativas como esta”, puntualizó Guerrero Pérez.

El tinglar es la tortuga marina más grande que existe en el Planeta. Los tinglares adultos pueden medir hasta siete pies de largo y pesar hasta 1,400 libras. Esta especia, que especie fue incluida en la lista de especies en peligro de extinción en 1970, está protegida por varias leyes federales y estatales.