Sobre 1,200 soldados y 350 oficiales de respuesta de emergencias comenzaron hoy el simulacro más grande que hayan realizado las autoridades en Puerto Rico para enfrentar una catástrofe a gran escala.

El ejercicio denominado "Operación Respuesta Borinqueña, ordenado desde Washington DC por el Negociado de la Guardia Nacional (NGB, por sus siglas en inglés), busca poner a prueba la coordinación de labores entre la milicia y las autoridades gubernamentales locales en Estados Unidos ante diversos tipos de catástrofes.

En el primer día del ejercicio, hoy lunes, simularon que Puerto Rico sufrió un supuesto terremoto de magnitud 8.6, seguido por un tsunami. Luego, imaginaron que parte del coliseo Roberto Clemente en Hato Rey colapsó con 18,000 personas adentro y, para complicar el ejercicio simulado, se “detectó” un químico contaminante peligroso. Después de 72 horas de labor por las autoridades locales, entonces supuestamente llegan militares de Estados Unidos para sustituir a los soldados locales agotados. 

El simulacro provocó el movimiento de unidades de respuesta rápida, con equipo especializado, ambulancias y escoltas policiacas para llevar a las supuestas víctimas hasta los hospitales.

En los próximos días se moverá a diferentes partes de la Isla. Sin embargo, en el primer día de labores, generales militares que han visitado la Isla, han tenido una impresión positiva. 

Según Miguel Ríos, director de la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias, los generales destacaron la eficiencia en la comunicación entre la Guardia Nacional y la Reserva con el Gobierno.

"Eso es lo que se está buscando con esto, que la Guardia Nacional y el Ejército estén compenetrados con el Estado, día a día, no en algunos momentos específicos", dijo Ríos.

Por su parte, la ayudante general de la Guardia Nacional, Marta Carcana, indicó que el desarrollo del simulacro en Puerto Rico compara favorablemente con otros que han asistido, pues el NGB realiza de ocho a diez anualmente.

"Desde que ocurrió Catrina, el mundo cambió y nos preparamos no sólo para guerras convencionales, sino que nos preparamos para servir a nuestras comunidades", señaló Carcana. "Tenemos que estar preparados para cuando surge una emergencia".

Para toda la operación, además de los establecidos en Puerto Rico, se trasladaron a la Isla 1,030 soldados desde los estados de Washington, Virginia del Este, Nebraska, Vermont, Tenesí y Massachusetts.

También hubo observadores invitados de la Guardia Nacional de las Islas Vírgenes, así como oficiales militares de República Dominicana y Honduras.

Además, once hospitales locales y el hospital de Veteranos formaron parte del simulacro.

Ríos destacó que uno de los protocolos más importantes para coordinar en ese tipo de caso catastrófico, es la identificación y disposición de los cuerpos de las personas fallecidas.

"Esta es un área de mucha importancia. El ejército se tiene que atemperar en estos casos a las exigencias legales del Departamento de Justicia para completar lo que tiene ver la identificación de cadáveres y la disposición de los mismos", dijo Ríos.

"Esto en cada estado, me indican, hay regulaciones distintas", agregó. "Es algo que se tiene que atemperar, porque la ayuda que llega tiene que cumplir con las exigencias legales del gobierno local".

El simulacro continúa mañana en el muelle Panamericano en San Juan y el miércoles se trasladan a Ponce para un ejercicio en el puerto y en el Auditorio Juan "Pachín" Vicéns.