San Sebastián. El café no se “corta” del presupuesto.

Barato o caro, lo cierto es que el puertorriqueño no puede cortar de su dieta “la bebida de los dioses”. Más bien, cuando sale a una cafetería a desayunar, se toma el café “cortaíto” y elimina la dona.

Así lo haría Juan Aulet, un auditor que se encontraba en Las Vegas Café en San Sebastián, y aseguró que la harina de café no puede eliminarse de la lista de compras en su hogar. “Mi esposa toma café todos los días y si aumenta el precio tendría yo que dejar de comerme mi dona para que ella se pueda tomar su tacita, porque si no me le da dolor de cabeza”.

Para Raquel Nieves, propietaria del local, pensar que el café podría unirse a la lista de productos que aumente su precio no representa una amenaza para su negocio, porque asegura que el “cafetero” consume siempre su tacita, sin importar lo que cueste.

“Sé que puede afectar al consumidor pero habría que ver cuanto sea ese aumento. A mí por ejemplo, me encanta el café y tendría que pagar lo que se está aumentando”, sostuvo.

La mujer, que dice consumir todos los días su tacita sin fallar, expresó que “me estoy preparando mentalmente. No creo que la gente tampoco deje de tomarlo. El café es más importante que una empanadilla”, reiteró descartando eliminarlo de su presupuesto.

En la opinión del doctor Giovannie Soto, experto en ciencias agrícolas, “no se trata solo de un problema en el alza del café, si no hay que ver a la agricultura como el motor de una nación”.

“Si se ve a la agricultura como lo que es, no se vería esto como un alza en el café, si no como la necesidad de que el agricultor tenga un papel fundamental dentro del país”, dijo, reiterando que hay que pagar el precio del trabajo de los obreros de la tierra en su justa perspectiva.

Soto, quien consume café tres veces al día, dijo que de aumentarse el precio de esta bebida “me dolería, pero entiendo que hay que apoyar al agricultor, porque sé que es la actividad más importante que hay en un país”.