Los cuatro meses del racionamiento al que por fuerza han tenido que someterse más de 300 mil puertorriqueños, tienen que haber servido para el desarrollo de una conciencia de que el agua es vida, de que es necesaria  y tenemos que conservarla.

El profesor observó que Puerto Rico ha contado con más tecnología y más recursos como para tener sistemas eficientes de recogido, almacenaje  y procesamiento del agua; y también con infraestructura como para evitar la cantidad de salideros de pérdida de agua y la ineficiencia en el cobro al propio sector gubernamental y a sectores empresariales que han sido privilegiados.

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“Un ciudadano de a pie que no paga su factura, le caen encima y le cortan el agua. Igual que con el servicio de energía eléctrica”, denunció.

“En mi curso de Individuo, Sociedad y Cultura y el de Diversidad y Marginalidad en Ciudades Latinoamericanas,  le digo a mis estudiantes que la gente vive convencida de que este es un país desarrollado y Puerto Rico tiene perfiles de un país en despegue al desarrollo, pero tiene muchas cosas de un país  subdesarrollado,  más de las que queremos reconocer”, dijo Torres Márquez. 

La mecha es muy corta

Los puertorriqueños, de acuerdo con el profesor, tienen la mecha muy corta por todo el problema económico y la crisis fiscal que enfrenta el Gobierno.

Según este, el tema de la carencia de la energía se puede enfrentar de una manera más fácil que la carencia de agua.

“En una sociedad en la que hay los niveles de violencia intrafamiliar y en los espacios de encuentro social, yo he sabido estar en el colmado y escuchar conversaciones de matrimonios con mucha agresividad porque ella llegaba del trabajo y no recogía el agua en la cantidad que debía. Él le reclamaba que ella era responsable de tenerle la bañera llena para poderse bañar. Como los puertorriqueños tenemos la mecha corta, perdemos la paciencia con facilidad”, expresó el profesor.

“En mis cursos, mis estudiantes me han relatado todo tipo de situaciones, agresividad, discusiones en su entorno familiar y comunitario. Como tenemos la mecha tan corta, el tener una economía en crisis y además de eso somos un pueblo de tradición por nuestra ubicación geográfica en el trópico caribeño, estamos acostumbrados a bañarnos, no una vez, sino dos veces al día. Romper ese patrón de conducta y bañarnos con un chorrito de un galón de agua le altera la paciencia a cualquiera”, afirmó.

Relató que cuando viaja a países de mucho frío y ven que se baña dos veces, llama la atención.

“La gente mira a uno extraño”, acotó.

Torres Márquez comentó que “hemos enfrentado escasez de liderato para dirigir, escasez económica, escasez de agua, e incertidumbre en unos niveles”.

“En los últimos años enfrentamos una alta incidencia de problemas de salud mental. Se nos hace muy difícil en momentos de huracanes, la gente se ha ido de las manos y ha sacado el arma por el hielo”, dijo, en alusión a lo que sucedió en el País tras el paso del Huracán Hugo.

“Esto es un escenario que nos lleva a situaciones extremas y cada vez tenemos la mecha más corta”, reiteró.

Economía solidaria

El sociólogo comentó sobre un documental realizado en la Universidad de Miami, denominado El Agua es vida, que ilustra  como la gente en diversas partes del mundo manejan la situación del agua, cómo la recogen y cómo la conservan.

“En la India, por ejemplo, cómo la gente se tiene que bañar en el río; cómo la recogen y cómo la conservan y agua es igual a vida. En Puerto Rico, lo podemos racionalizar pero no somos conscientes”, apuntó.

Mencionó como en unos lugares la tienen que recoger  y la cogen en unas redes y las llevan en un canal y la usan para cocinar, bañar el bebé y el remanente, lo echan sobre las raíces de un árbol, para que se alimente la corteza.

“Nosotros aquí, los carros, el mamiteo, la gente lava carros un promedio de una vez semana. Observé en mi urbanización que metían el carro en la marquesina para lavarlos y que no los vieran. Los veía con la manguera en la conspiración. En la medida en que desarrollamos  una conciencia plena en derecho y deberes,  la única forma de escasez es la economía  solidaria, para enfrentar la escasez de agua y todas las manifestaciones de escasez que estamos enfrentando. Pensábamos que el Maná bajaba del cielo”, dramatizó.

Si se sale del área  metropolitana, dijo,  y se va fuera, a otros pueblos, va a encontrar más economía solidaria. “Recibo agua a través de la lluvia y la voy a compartir contigo. Pero eso no es lo típico en el área metropolitana”, puntualizó.

Una gran lección

“Ojalá esta experiencia nos enseñe a sentarnos en el seno del hogar, a discutir  que  hay escasez  económica y escasez de agua. Es que la economía, lo que estudia como seres humanos es que  hacemos uso de nuestros recursos para satisfacer necesidades y si hay carencia de recursos tenemos que ser más creativos y menos depredadores".