Si se lo propusieran, las compañías podrían ayudar a que sus empleados lleven un estilo de vida más saludable que combata el sedentarismo que muchas veces viene incluido en la jornada laboral que ocupa más de una tercera parte del día y de la vida.

Según un estudio publicado en la American Journal of Public Health, cuando las empresas diseñan estrategias para aumentar la actividad física de sus empleados y proporcionan opciones de alimentos más saludables, se reduce la obesidad de su empleomanía.

La autora principal del estudio realizado durante dos años, Diana Fernández, señaló que las empresas tienen el potencial de llegar a un gran número de adultos a través de programas de bienestar y salud, y así lo demostró su investigación.

Como en promedio los norteamericanos pasan una tercera parte de su vida en el trabajo, el estrés que genera, la tentación de los dulces que ofrece un compañero y las maquinitas surtidas con bolsas de papitas saladas y meriendas de harina, azúcar y grasa contribuyen al aumento de peso.

En los últimos años muchas empresas han establecido programas de bienestar en un esfuerzo para mejorar la productividad, disminuir el ausentismo y reducir los costos del seguro de salud. Aunque hay estudios que indican que estos programas pueden reducir los riesgos para la salud y aminorar el crecimiento en el costo de servicios médicos, el impacto en las tasas de obesidad no ha sido estudiado en profundidad.

Se estima que el 68 por ciento de los estadounidenses está en sobrepeso u obeso.

En el estudio liderado por Fernández, profesora en la Universidad de Rochester, participaron 3,799 personas de diez empresas distintas. Al azar se escogieron unos para el grupo control y a otros para participar de los programas empresariales de salud y bienestar que incluyeron talleres, cambios en la comida de la cafetería y en las porciones. Cada compañía tenía un programa para propiciar la actividad física.

Al final del periodo de estudio, los empleados del grupo control habían aumentado su índice de masa corporal en un cinco por ciento, y los que participaron de los programas de bienestar lo redujeron en un cuatro por ciento.