En Puerto Rico, la pobreza infantil se concentra mayormente en pueblos de la montaña y las alarmantes cifras son más altas en hogares timoneados por uno solo de los progenitores, en su mayoría madres jefas de familia, con bajos ingresos.

Los niños y niñas más pobres viven en Barranquitas y Orocovis, donde el 70% son pobres, detalló el economista José Caraballo Cueto, del Centro de Información Censal de la Universidad de Puerto Rico en Cayey, en una ponencia ayer en la Cumbre de Pobreza Infantil, que reunió a profesionales, alcaldes, organizaciones sin fines de lucro y grupos de base de fe, en el Capitolio. La actividad fue organizada por el portavoz de la mayoría en el Senado, Carmelo Ríos.

En su turno, Caraballo Cueto también mencionó que municipios del sur como Arroyo y Guánica muestran altas tasas de pobreza infantil en contraposición con los municipios del área metropolitana que tienen las más bajas, según los datos recopilados por el Centro de Información Censal.

El profesor universitario dijo sin embargo, que el problema no es de ahora. Subrayó que en 1990 la tasa era de un 68%, en el 2000 bajó a 58% y en 2006 se redujo dos puntos porcentuales más, marcando un 56%. “Pero, en medio de esta gran depresión que estamos sufriendo vuelve a subir a 58% (en 2016 y 2017). Es lamentable que haya ese retroceso que no es otra cosa que decir que la mayoría de los niños y niñas (de 0 a 17 años) han sido pobres a través de la historia de Puerto Rico”, afirmó.

Caraballo Cueto definió pobreza como la incapacidad de cubrir las necesidades materiales básicas. “En el caso de un hogar que tenga cuatro personas, papá, mamá y dos niños, si el ingreso de esa familia es menor a $24 mil anuales, esa familia es pobre”, dijo para agregar que en estos hogares las personas no trabajan a tiempo completo y el nivel de escolarización es bajo.

Puntualizó que la mayoría de los niños y niñas pobres en Puerto Rico viven en hogares donde hay una jefatura liderada por mamá sola o papá solo y cuando se compara con hogares donde están ambos progenitores presentes y esos ingresos se pueden combinar, la tasa se duplica. Precisó que en casos donde la madre está sola con sus hijos, la tasa de pobreza se eleva a un 77% y cuando está el padre solo, es de 62%.

En términos de regiones, sostuvo que la pobreza, sea infantil o para la población en general, aumenta según uno se aleja del área metropolitana de San Juan, donde se concentra la actividad económica. “Me parece escandaloso que en Barranquitas por ejemplo, siete de cada 10 niños son pobres y lo mismo ocurre con algunos municipios del sur que son económicamente deprimidos, sobre todo ahora, que ocurrió la desindustrialización”, indicó el economista.

Caraballo Cueto dijo que varios factores inciden en la pobreza, entre ellos, la separación de los padres, pues los ingresos dejan de complementarse. También aludio a cómo se distribuye la actividad económica en el País y a las políticas federales en las que no se da paridad a Puerto Rico como el “Earn Income Tax Credit” y el “Suplemental Security Income”. Mencionó además, las políticas de austeridad de la Junta de Supervisión Fiscal (JSF), que reducen el acceso a la educación pública y políticas estatales como el cierre de escuelas y la falta de acceso a viviendas y cuidos gratuitos.

“No es lo mismo cerrar una escuela en Santurce, donde hay transportación pública que aunque no es perfecta algo hay, que cerrarla en Las Marías, donde no hay transportación pública. Muchas veces los hogares pobres no tienen ni transportación pública ni privada”, expresó.  

Añadió que el nivel de escolaridad es otro indicador porque las probabilidades de ser pobre para una persona que no termina el cuarto año de escuela superior es cuatro veces mayor que cuando tiene un grado universitario.

“Si continuamos haciendo las cosas mal como se han hecho en el pasado que es relegar a un último plano a los más vulnerables lo que podemos esperar es que aumente (la pobreza infantil). En medio de esta austeridad lo primero que se cortó fue el crédito al trabajo local que era para las familias trabajadoras y vemos entonces, donde están las prioridades mientras los contratos profesionales y contratos de alquileres siguen vigentes en el gobierno. Si hay un cambio en esa orientación en las políticas públicas, puede bajar sino va a seguir aumentando esa escandalosa pobreza infantil”, sostuvo.

“Esto es una tragedia para Puerto Rico. Si yo fuera gobernador o tuviera algún poder esto sería número uno en prioridad porque es lo que nos va a echar a flote.  Si no tienes una juventud que tenga todas las necesidades llenas de educación, de desarrollo socio emocional y físico, estás botando el País”, sostuvo otra ponente en la cumbre, la profesora de psicología del desarrollo de la UPR en Río Piedras, Cynthia García Coll.

Dijo que por eso los economistas enfatizan en invertir en prevención de problemas los más temprano posible. “Hace más sentido invertir un dólar en la niñez temprana que invertir algo para remediar el problema”, puntualizó la psicóloga, quien entiende que la prevención debe comenzar “con las madres embarazadas”.

Un estudio encomendado por el Instituto de Desarrollo de la Juventud a Estudios Técnicos, Inc., sobre el impacto del huracán María en los niños reveló que un 20% de los hogares tuvieron dificultades para proveer comida a diario a sus hijos y que en un 31.8% de los hogares había niños con discapacidades, de los cuales tres de cada 10, tuvieron dificultades para acceder a los medicamentos de estos niños después del ciclón.

Para el presidente del Colegio de Trabajadores Sociales, Larry Emil Alicea aunque la pobreza ya existía, para muchas personas el huracán María “lo que hace es recrudecer las poblaciones empobrecidas y enviar a las personas a la pobreza a otras personas que estaban en esos márgenes”.

Dijo que para los trabajadores sociales los niños y niñas no nacen pobres sino que viven en ambientes empobrecidos y las políticas públicas no se trabajan de forma integrada. “Una de nuestras propuestas es que se tienen que revisar todas las políticas públicas de la infancia y hacer una reforma de bienestar social”, sostuvo Alicea.

Por su parte, el senador Carmelo Ríos dijo que erradicar la pobreza infantil es posible y sostuvo que como resultado de la cumbre promoverá políticas públicas que podrían conllevar legislación para “poner los recursos donde los necesitamos”.

“Ya sabemos que el modelo de hace 50 años colapsó. Tenemos una nueva realidad, nuevos retos y nuevas prácticas que se están dando a nivel nacional (Estados Unidos). Estamos retratando el problema para poderlo resolver”, indicó el senador novoprogresista.

La alcaldesa de Loíza, Julia Nazario, presente en la actividad, dijo que en ese municipio, con uno de los niveles más altos de pobreza en la Isla, “hay varios lugares donde tenemos que trabajar” con el problema.  “Tenemos necesidades en muchas comunidades. Hablamos de Tocones, del área de Piñones, de sectores de Las Carreras, pero básicamente tenemos niños pobres en todo Loíza”, sostuvo.