Guánica. El cierre de la Central Azucarera y de fábricas como Coquí Lighter Company y Hanes le dio un duro golpe a la economía de este municipio costero, lo que provocó que se disparara el desempleo y la emigración.

El ingenio azucarero, establecido a principios del siglo 20, fue fundamental en la creación del pueblo de Guánica, que se separó de Yauco en 1914. Su presencia obligó el surgimiento de una serie de negocios de productos y servicios para satisfacer las demandas de los empleados que se establecían allí con sus familias. 

Colmados, fondas, ferreterías, farmacias, panaderías, tiendas, barberías, oficios relacionados al muelle y otros ofrecimientos se convirtieron en fuente de empleo para los guaniqueños. También afloraron las residencias y escuelas.

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“La Central fomentó esos negocios. La calle Buenaventura Quiñones Vizcarrondo antes era conocida como la calle Comercio, porque había de todo, colmados, joyerías, tiendas de misceláneos, mueblerías. Esta calle era referente de esa prosperidad”, contó a Primera Hora un excomerciante con más de 40 años de experiencia, que prefirió no identificarse.

Posteriormente, la industrialización permitió el establecimiento de fábricas como Coquí Lighter, en la intersección de la PR-116 con la PR-333, frente a un restaurante de comida rápida que es el principal punto de referencia cuando se va al balneario Caña Gorda o al Bosque Seco.

“Cuando estaban la Central Azucarera y Coquí Lighter, Guánica solo tenía 6% de desempleo. Una vez cerraron, comenzaron a subir esas tasas”, indicó el alcalde Santos Seda.

Seda explicó que Coquí Lighter se benefició de las exenciones que proveía la Sección 936 del Código de Rentas Internas federal, las cuales se eliminaron en los 90. A pesar de no contar con ellas, Hanes abrió una fábrica en Guánica en esa década, pero cerró en el 2001.

La actividad económica que generaban ambas era fundamental. 

 “Ahí al frente había un carrito de hot dogs que se llenaba y el señor tenía bastantes ventas. Se veía flujo de gente y a muchas personas la Hanes les dejaba el pan. Incluso viajaban personas de otros pueblos a trabajar aquí”, compartió Efraín Padró, un barbero de 39 años que tiene su negocio frente a la antigua fábrica.

Temprano en su juventud, Tomás Joel Casiano Ortiz trabajó dos años en Hanes, en el área de mantenimiento. En los pasados 15 años ha visto cómo un área de tanto movimiento pasó a la desolación.

“La fábrica era una fuente de empleo importante. Había tres turnos de trabajo y no era solo para la gente de Guánica, sino para los de Yauco, Guayanilla, Lajas. Recuerdo que había una pinchera en madera bien 'montá' frente a la escuelita para los estudiantes y los empleados”, sostuvo el barbero de 36 años.

Esa pérdida de empleos, señaló, mató otros negocios. 

“Los pequeños comercios se beneficiaban, la gente iba al malecón a comer y el pueblo de Guánica se mantenía, pero al no haber nada de eso los negocios han cerrado. Ahora se depende del turismo porque no hay mucho empleo que se genere de otro modo”, expresó Casiano Ortiz.

Uno de los edificios de Hanes lo usa ahora una empresa de reciclaje de gomas. 

En la zona también está Short Bark Industries, que manufactura uniformes militares y “es la única que genera empleos porque todo lo demás que se ha establecido son almacenes”, dijo Seda.