“Yo vivo cada ascenso como un descenso”. 

Ese es el sentir del papa Francisco, quien hace más de diez años le dijo esta frase a la corresponsal de La Nación de Argentina en Roma, Elisabetta Piqué, quien está de visita en Puerto Rico presentando en varios lugares la charla “Los valores humanos en las enseñanzas de Francisco”.

La periodista, que desde el 2001 inició una amistad con Jorge Mario Bergoglio, habló de la humildad que caracteriza al máximo jerarca de la Iglesia Católica, así como del empeño del religioso en hacer del servicio a los demás su máxima de vida. 

“Soy periodista, estudié Ciencias Políticas… me dicen vaticanista pero en realidad soy corresponsal del diario La Nación en Roma desde el 1999”. Así comenzó su charla en la Universidad del Sagrado Corazón, en Santurce, la autora del libro "Francisco. Vida y revolución", publicado por Editorial El Ateneo.

Tras hacer un recuento de su primer encuentro en Roma con Francisco en el 2001, cuando “fue creado cardenal por (el papa) Juan Pablo Segundo (elevado a los altares)”, confesó que “enseguida que conocí a ese hombre me sorprendió… la sencillez, la humildad… a veces, (algunos), al ser prelados, miran con cierta distancia, pero ese no era el caso de Bergoglio… ahora lo ven el papa más mediático de la historia, pero (el día de la entrevista) estaba un poco tímido”, reconoció.

Reiteró que le sorprendió “este modo de tratarme, no mirándome desde lo alto, sino desde el mismo nivel,  interesándose por el otro, respetando al otro, aunque no piensen lo mismo”.

Un gesto que ha distinguido al papa Francisco son las llamadas inesperadas que ha hecho a personas particulares, como fue el caso de un hombre en España que sufrió abusos por parte de un sacerdote, a quien el sumo pontífice llamó, le pidió perdón y le ofreció consuelo espiritual. 

Pero Piqué confirma que esta forma de ser de Francisco no es una práctica novel, ya que para el 2001, él la sorprendió también para agradecerle por la entrevista publicada.

“Ese decir gracias, creo que es algo de una persona de enorme humildad”, dice la escritora quien cubrió conflictos bélicos en Irak, Afganistán y la Franja de Gaza, entre otros.

La escritora, para evidenciar la humildad del papa, aprovechó el encuentro para narrar una anécdota que a su vez le contó el arzobispo de San Juan, Roberto González Nieves, quien también estuvo en la actividad junto al presidente de la Universidad del Sagrado Corazón,  Gilberto Marxuach Torrós.

Fue en un Sínodo en Roma, para el 1997, cuando González Nieves, luego de la reunión, aprovechó para intercambiar direcciones con los religiosos participantes. Para las navidades, el arzobispo puertorriqueño envió un mensaje de felicitación a sus hermanos en la fe y quien único le respondió fue; sí, el entonces obispo coadjutor, Jorge Mario Bergoglio.

Pique, quien visita Puerto Rico por  primera vez, sostiene que una enseñanza más de la humanidad del papa Francisco es que para él “el poder es servicio… poner en acción”.

“Ahora es el papa y tiene poder,  pero está al servicio y lo demuestra… Vemos que las enseñanzas del papa no son para los católicos…para el pequeño recinto católico… no ha inventado nada nuevo, vuelve a poner en el centro el evangelio”, mencionó la periodista quien reitera que Francisco nunca ha dejado a un lado la “coherencia, la cercanía”.

“Además de cercanía, humildad, otras palabras claves para entender las enseñanzas del papa son: ternura, misericordia y periferia”, explicó la biógrafa del Santo Padre Francisco quien acepta que sigue al religioso como a su propia sombra.

Piqué también elogió el coraje, la creatividad y audacia que tiene el papa para involucrarse en asuntos que atañen, no sólo a comunidades particulares, sino a naciones enteras. 

Y a Francisco, quien pensaba jubilarse en su natal Argentina antes de ser electo papa el 13 de marzo de 2013,  le quedan muchos asuntos por atender, como la reforma de la Curia Romana y  el Sínodo sobre la familia. Pero Piqué dice que a sus 77 años, el papa Francisco “está totalmente rejuvenecido”. Enhorabuena.