Como si se tratara de un Fernando de Magallanes o un Marco Polo del siglo 21, el alemán Andreas Zmuda, junto a su compañera Doreen Kroeber, continúa su viaje alrededor del planeta, esta vez haciendo un parada en Puerto Rico para recuperar provisiones y recargar el ímpetu que lo ayudará a continuar la travesía que espera concluir en Sydney, capital de Australia, en diciembre de 2018.

La pareja de aventureros, quienes se hacen llamar Trike-Globetrotters y que comenzaron su travesía el 21 de julio de 2012 en el estado de la Florida, intentan establecer el récord mundial de volar en una aeronave Trike superliviana 100 mil millas en los cinco continentes, no sin antes enfrentar grandes retos técnicos y personales en riesgosas condiciones de vuelo.

Durante su estadía en Puerto Rico -estacionados en el aeropuerto regional de Humacao por ser este el espacio predilecto de los que practican la aviación de aeronaves Trike en la Isla- esperan no solo abastecerse, sino disfrutar de las bellezas del País.

“Llegamos la semana pasada desde la isla de Tortola y nunca habíamos venido a Puerto Rico y nos gustó mucho porque es bien verde y muy bonito, queremos quedarnos un poco más para disfrutar de la Isla”, explicó Zmuda en un español perfecto, aunque con un fuerte acento alemán.

“Lo dejamos todo atrás, trabajo y todo, y nos embarcamos en esta aventura sin ayuda de nadie. Todo lo pagamos nosotros. La idea es ser libres y si una compañía te ayuda, ellos van a querer que les des algo a cambio y solo queremos volar por todo el mundo. Es una forma bien especial de vivir”, añadió Zmuda, natural de Berlín, la capital alemana.

El piloto, con 14 años de experiencia y con licencia para pilotear este tipo de aeroplano unimotor, explicó que la naturaleza del aparato los obliga a mantener un régimen de vuelo bastante riguroso.

“El tanque de gasolina tiene capacidad para 20 galones y nos deja volar unas cinco horas a unos 110 kilómetros por hora (unas 68 millas), pero no volamos más de dos o tres horas en cada viaje porque es difícil. No hay baño, no hay comida, no hay agua hasta que llegamos a un lugar”, explicó Zmuda, quien laboró muchos años como guía de expediciones al Amazonas en Sudamérica.

“El avión es seguro, pero tenemos que estar pendientes de muchas cosas como temperatura, condiciones del tiempo y la velocidad del viento. Es muy importante estar pendientes del clima cuando vuelas y hablar con los meteorólogos y solo podemos viajar cuando el clima esta completamente bien”, añadió mientras mostraba el panel de instrumentos de la aeronave, que incluye conexión a internet a través de una tableta y cuyo valor total puede ascender a los $60,000.

El piloto explicó que cada país tiene sus reglas sobre el espacio aéreo en sus respectivas regiones. Por ello la pareja debe hacer preparativos con antelación antes de arribar a su próximo destino.

“Nosotros tenemos que sacar los permisos para volar en cada país. Cada país es diferente. Por ejemplo, cuando fuimos a volar de Argentina a Chile, cruzando los Andes, no nos querían dejar volar por la cantidad de pilotos que han tenido accidentes ahí. Esperamos siete semanas para que nos dieran el permiso para volar un solo día y atravesar los Andes. Somos los primeros en cruzar esas montañas en un aeroplano de este tipo”, aseguró.

El aventurero explicó que en América del Sur es requerido solicitar los permisos para realizar el vuelo con varias semanas de antelación a través de un correo electrónico y es entonces cuando las autoridades expiden el permiso para realizar el viaje.

Zmuda explicó que “mientras, lo que hacemos es trabajar aquí y allá y documentar la travesía para los DVD y con eso ganamos dinero para continuar”, añadió el piloto de 53 años.

La pareja dijo estar ya acostumbrada a la expectativa que se crea con el anuncio de su llegada en los diferentes países que visitan.

“Muchas veces antes de llegar, como pedimos permiso primero, la gente ya sabe que vamos a llegar y nos están esperando. Mucha gente se sorprende cuando le explicamos lo que estamos haciendo, pero otros se interesan y quieren aprender a volar”, dijo.

Al preguntársele si se considera un expedicionario moderno, a la usanza de grandes exploradores como Magallanes y Marco Polo, Zmuda sonríe y descarta humildemente esa posibilidad.

“Para nosotros esto es una vida normal. Tú trabajas y llegas a tu casa, nosotros trabajamos también en esta expedición, la diferencia es que no tenemos una casa a dónde llegar porque nuestra casa es donde estemos. No pensamos que somos especiales por lo que estamos haciendo. La idea es disfrutar la vida y conocer el planeta a la vez que establecemos un récord mundial. Nosotros los alemanes trabajamos mucho y a veces no disfrutamos de la vida”, sostuvo.

Una vez completada su visita a Puerto Rico en un par de semanas, el dúo espera embarcarse en su próximo viaje a Estados Unidos continentales hasta llegar a Canadá y de ahí cruzar el Océano Atlántico, hasta llegar al norte de Europa, continuando con destino a África, aunque Zmuda admitió que no podrían cruzar los espacios aéreos de Rusia y China por lo difícil que es  conseguir los permisos de esos gobiernos.

Si desea seguir la travesía de estos trotamundos, puede hacerlo desde su portal en la internet: www.trike-globetrotter.com.

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