No estamos solos en lo del voto de los presos, pero ciertamente sí distanciados de lo que sucede en los Estados Unidos, donde ese derecho tiene veda en la mayoría de las jurisdicciones.

En los Estados Unidos y el resto del mundo, la apertura o restricción del derecho al sufragio se instrumenta de distintas maneras.

Sin embaro, los Estados Unidos está entre los que posee las restricciones más amplias, que incluso pueden afectara convictos que ya cumplieron su sentencia de cárcel.

En Europa, la mitad de los países permiten que sus presos voten y, los que restringen el derecho, lo hacen con ciertos grupos.

Todos los que prohíben totalmente el sufragio son de Europa del Este.

Los presos votan en 17 países europeos, entre ellos Croacia, Alemania, Irlanda y República Checa, según un informe de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés).

En otros países, como Australia, la veda sólo se le impone a presos con penas de tres años o más de cárcel, señala Mandeep K. Dhami, profesora de criminología del la Universidad de Cambridge.

En China, el voto está prohibido solamente para los condenados a muerte.

En Nueva Zelanda –curiosamente– sólo las personas convictas por fraude electoral o corrupción pierden el derecho al voto por varios años, luego que salen de prisión.

En cuanto a los Estados Unidos, la ACLU consigna que 48 estados les prohíben a los reos votar en prisión.

En 36 estados no se puede votar mientras se está en libertad bajo palabra, y en 31 mientras se está en libertad supervisada.

Tres estados les prohíben a todos los ex convictos por delitos criminales votar hasta que hayan cumplido sus sentencias por completo, y en otros nueve estados se les restringe el sufragio permanentemente a aquellos que hayan sido convictos de ciertos delitos, o se les requiere esperar cierto periodo de tiempo antes de hacerlo.

Los estados de Maine y Vermont los presos tienen el derecho a votar.