La venta de autos en Puerto Rico cayó en 2015 un 7.8 %, para acumular una bajada de más del 40 % desde que comenzó la crisis, y este año caerá otro 5.4 % ante la incertidumbre en torno a la devolución de la deuda, los problemas de liquidez del Gobierno y el debate sobre el estatus político.

Así lo detalló hoy el Grupo Unido de Importadores de Automóviles (GUIA) de Puerto Rico, que ha perdido la esperanza de recuperar los niveles de ventas logrados en 2005, cuando en la isla se llegaron a colocar 140,000 vehículos.

Diez años después, esas ventas quedaron en 81,357 unidades, lo que supone cerca de un 40 % menos, y previsiblemente no van a dejar de caer a corto plazo.

De hecho, el sector había previsto que en 2015 las ventas fueran parecidas a las de 2014 y, sin embargo, finalmente cayeron un 7.8 % para encadenar así cuatro años de descensos.

"Detrás de esta caída está la degradación de la deuda de Puerto Rico y un pobre acceso a fuentes de crédito; el impago o la amenaza de impago de la deuda y las dificultades del consumidor para acceder a créditos", explicó Ricardo García, presidente de la asociación.

Otros factores que han propiciado la caída son el aumento en los impuestos, la migración de potenciales consumidores y el desempleo, según dijo en una conferencia de prensa rodeado de responsables de las principales casas importadoras de vehículos.

De cara a este año, se teme que se vendan unas 77,000 unidades, lo que sería un nivel muy similar al del 2009, cuando el sector tocó el mínimo de su historia reciente.

Ello supondría vender cerca de 4,500 unidades menos que en 2015, lo que, en ingresos para el erario público, podría traducirse en $16 millones.

Desde 2005 (cuando se llegaron a vender 140,000 unidades), la venta de automóviles empezó a caer, aunque a partir de 2009 (con un mínimo de 76.500 unidades) se registró un repunte que alcanzó su máximo en 2012 (con 100.790) gracias a la implantación de ciertas medidas e incentivos.

Sin embargo desde 2012 las ventas han vuelto a caer sin interrupción todos los años, con un descenso acumulado del 20 %.

"Un factor que afecta muchísimo es la incertidumbre", dijo García, quien explicó que, para que el sector invierta su tendencia a la baja ante todo es necesario que se despeje el panorama sobre qué va a pasar con la isla, con la crisis, y con la deuda que el Gobierno está tratando de renegociar.

Mañana está previsto que visite la isla el secretario del Tesoro, Jack Lew, precisamente para tratar de avanzar en una solución a la acuciante crisis de liquidez que atraviesa el Gobierno, que insiste en reclamar que Washington permita a sus entidades públicas acogerse a la ley federal que regula los procesos de quiebra.

Mientras, el Gobierno trata de renegociar la deuda con los bonistas, tras reconocer que no tiene capacidad para devolverla en los términos en que fue negociada, lo que ha llevado a la isla a ser relegada al territorio de inversión en grado especulativo (el de los "bonos basura" o "chatarra") por las agencias de calificación.

A todo ello se suma que este año habrá elecciones generales y, además, se intentará organizar un referéndum sobre el estatus político de la isla.

En cualquier caso, los importadores coincidieron en expresar el compromiso de sus marcas con la isla y su decisión de no abandonarla.

"Ninguna de las marcas se está planteando ninguna retirada. Todos nos vamos a quedar porque tarde o temprano esto se va a arreglar, aunque no sea todo lo rápido que quisiéramos", dijo José Carlos Villares, distribuidor de Honda.

Para ello, también es necesario "que caiga la migración, que exista una mayor seguridad en el empleo, que se pague la deuda, que haya cierta estabilidad fiscal y que se reduzcan los impuestos que gravan a los vehículos".

Según resumió Villares, "la estrategia es esperar. Estamos en un momento de transición, donde hay que ser 'resilientes' a través de ajustes económicos y reducción de gastos para mantener la rentabilidad y poder sobrevivir".

"La palabra clave es tiempo. Todos sabemos que vamos a pasar unos años difíciles, pero no olvidemos que aquí no existe un transporte público eficiente y todo el mundo necesita un auto, así que siempre existirá un cierto nivel de compra", apuntó García.

En cualquier caso, Pablo Martínez, vicepresidente de Hyundai en Puerto Rico -la segunda marca más vendida en la isla-, apostilló que los concesionarios "no somos infalibles. tenemos un límite" y "muchas familias dependen de nuestra industria", por lo que "necesitamos de cierta estabilidad para poder mantenernos".