Llegar a un país extraño, con un idioma distinto y costumbres desconocidas, puede ser una experiencia difícil de sobrellevar para casi cualquier persona.

Hace falta muchos deseos de continuar, una buena dosis de perseverancia y -tal vez lo más importante- una que otra mano amiga.

De esa experiencia dio fe un grupo de estudiantes haitianos becados por la Fundación Comunitaria de Puerto Rico a través de su programa Nueva Haití que se reunieron este jueves a compartir las experiencias que han marcado su estadía en la Isla.

El fondo de becas del programa Nueva Haití, bautizado como Somos Puerto Rico, se estableció en 2011 gracias al apoyo del comité organizador de los XXI Juegos Centroamericanos y del Caribe Mayagüez 2010, quien aportó $198,746. La misión de estas becas es ayudar a desarrollar ciudadanos haitianos que puedan, a su vez, ayudar en la reconstrucción de la infraestructura social y humana de su entorno.

Los alumnos, en su mayoría estudiantes de maestría, coincidieron en que el idioma fue el primer obstáculo que tuvieron que superar. Ninguno de ellos sabía español o inglés, así que cada uno tuvo que inventárselas para sobrevivir.

Ese fue el caso de Sandra Dorsainville, estudiante de maestría en enfermería de la Universidad Adventista de las Antillas, en Mayagüez. La simpática mujer de 30 años narró que lo primero que le impactó fue lo rápido que hablan los boricuas.

"Al llegar a Puerto Rico, sentí como un choque porque no entendía el idioma. La gente estaba hablando tan rápido y yo no tenía amigos porque era la única de maestría en mi dormitorio. Fue difícil, yo no pude hacer las asignaciones, yo no entendí. Pero, poco a poco, logré entender y superar (sus problemas para entender el español)", expuso Dorsainville.

En este esfuerzo con el idioma, se valió de amistades que hizo en la iglesia, escuchando radio y viendo televisión. También comenzó a reunirse con sus compañeros de estudio de modo que éstos la ayudaran con las dudas que tenía con las asignaturas. "Después empecé a tener un buen promedio. Aumenté, aumenté, aumenté hasta llegar a los cuatro puntos y hasta ahora tengo cuatro puntos", agregó la mujer natural Saint Marc, que ya está por culminar su maestría.

Por su parte, Dieunel Derilus, de 30 años, indicó que no sólo tuvo problemas con el idioma, sino también con la cultura y con el trasfondo académico que traía, dado que su bachillerato fue en biología y él llegó a Puerto Rico a estudiar ciencias ambientales.

"Mi experiencia ha sido bien difícil por diferentes razones. En función de que soy una persona que sale de Haití, un país con una cultura totalmente diferente... Llego a la UPR (Universidad de Puerto Rico) con todas las confusiones de idioma, cultura y de trasfondo académico. Eso me hizo que el programa académico fuera difícil", contó el estudiante de maestría en Ciencias Ambientales de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.

Pero más allá de las dificultades, Derilus se mostró feliz con su estadía porque le ha permitido aprender otras cosas, como dos nuevos idiomas.

 "El hecho de estar aprendiendo dos idiomas al mismo tiempo (español e inglés), aunque sea difícil, es un reto bien interesante. Progreso poco a poco, estoy hablando español y hablando inglés. Estoy leyendo poco a poco. Todo lo que yo aprendo, no solo lo académico, me va a convertir en un puertorriqueño haitiano", declaró.

Ambos estudiantes fueron enfáticos al decir que les emociona la idea de regresar a Haití y aportar con sus conocimientos a mejorar la calidad de vida de ese país.

"Yo me siento muy comprometida. Si yo vengo a estudiar aquí, con tan poca gente que tiene una maestría en Haití en enfermería, me siento muy comprometida a regresar para dar una visión a la profesión de enfermería, porque son pocas y hay profesores que están dando clases en las universidades que no tienen maestría”, dijo Dorsainville, a quien le encantaría hacer un doctorado.

"Después de terminar yo voy a regresar para participar en la formación de la gente en mi país. Esa es mi meta", puntualizó Derilus, quien ya fue admitido al programa de doctorado en ciencias ambientales.

Por su parte, Jocelyn Capeles, oficial de servicios al donante de la Fundación Comunitaria de Puerto Rico, resaltó la importancia de estos encuentros para conocer de primera mano sus vivencias y su progreso tanto académico como de adaptación social.

“Lo que queremos es saber dónde están ellos, cómo se sienten después de esta experiencia. Ver las diferencias en ellos, ese crecimiento como profesionales y como seres humanos", explicó Capeles

Corto de fondos el programa de becas 

El programa de becas que ha hecho posible que Dorsainville y Derilus y otros 21 estudiantes hayan estudiado en Puerto Rico “está casi agotado”, según explicó Capeles.

"Ahora mismo estamos con unos compromisos, con unas reservas que tenemos para ayudar a estos muchachos. Tenemos solicitudes nuevas a cada rato de jóvenes que conocen de esta iniciativa y nos llaman. Pero les tenemos que decir que en esto momento no tenemos fondos y anotamos la información para mantenerlos y llamarlos en caso de que se consigan fondos", sostuvo.

Capeles agregó que los interesados en apoyar esta iniciativa, pueden comunicarse con la Fundación Comunitaria de Puerto Rico al (787) 721-1037 o pueden escribir al correo electrónico jgcapeles@fcpr.org.