Cuántas veces no hemos escuchado la expresión “Se lo llevó Pateco”, o la hemos utilizado para dramatizar una situación adversa o trágica ocurrida a una persona sin detenernos a reflexionar sobre su significado, el cual se relaciona  a la muerte, a ceremonias mortuorias religiosas y a la historiografía de los pueblos.

En un acta del Ayuntamiento de San Juan, después del paso del huracán San Ciriaco en 1899, se disponía que debido  a las epidemias y la cantidad de muertes que causaron los estragos del fenómeno, a la comitiva fúnebre se le permitiría  acompañar a los muertos  solo hasta los portones de entrada del cementerio. Los familiares tampoco podían bajar hasta el área donde serían sepultados.

“El sepulturero se iba a  encargar de recoger al difunto en la entrada y llevarlo a darle sepultura. El nombre del sepulturero era Pateco”, indicó Ivette Blázquez, una investigadora que se topó con el documento, en 1975, mientras hacía un  inventario de los documentos recién enviados de Washignton, en el archivo de la Universidad de Puerto Rico. 

“Se lo llevó Pateco” tiene sus orígenes, según este documento, en el sepulturero del viejo San Juan. La expresión  significa, según la investigadora, que “esta persona se murió, está enfermo o  pasando por un mal momento”.

Pax Tecum o que la Paz esté contigo

Otra versión sobre el origen de “Se lo llevó Pateco”, la ofrece una persona identificada como Che Manuel en la  página Web Quarters, que sostiene que la expresión es “un dicho original de Caguas”, que nació de la expresión religiosa latina Pax Tecum, que significa la Paz está contigo.

 Este relata como desde 1493,  como parte  del  proceso de colonización española y de cristianización en “el Nuevo Mundo”, llegaron los sacerdotes católicos a predicar su fe, introduciendo la misa en latín.

La Iglesia Católica, se indica, acostumbraba  a  despedir los  difuntos abriendo las puertas de sus templos al frente de las plazas de todos los pueblos para ofrecerles el Responso. Era un apoyo  espiritual para los difuntos y una honra a sus sus cuerpos presentes, brindando a su vez,  esperanza y paz a familiares y amigos.

“El ataúd a la entrada de la iglesia rodeado por familiares y amigos, se procedía a asperjar con agua bendita y a perfumarlo con incienso para que luego de las oraciones mortuorias de absolución, el espíritu y su alma ascendieran a la luz de la Gloria del Señor. Termina el Responso con la frase Pax Tecum al difunto: La paz esté contigo. Se procedía luego al último gesto de amistad y cariño al difunto: familiares y amigos lo cargarían a hombros hasta el cementerio para darle cristiana sepultura”, se indica en la página Web Quarter.

Caguas lo acuñó

Caguas, se alega,  acuñó el Pax Tecum, lo criollisó en la expresión Se lo llevó Pateco. 

“Pax Tecum llegó al oído del pueblo de Caguas como Pa-teco y más tarde se convirtió en Pateco. El pueblo pensó que Pateco era el ángel encargado de llevar al difunto hasta los cielos. Por eso, cuando alguien del pueblo moría, se comentaba que “se lo llevó Pateco”. Frase que se hizo muy popular asociada con la muerte”, indica “Che Manuel”

Pateco , se agrega, llegó hasta el sacramento de la Confirmación.

“Varios años después de la Primera Comunión, a la edad de doce años, el niño es confirmado. La ceremonia la celebra el obispo quien le hace la señal de la cruz en la frente al confirmarlo, al ungirlo con los óleos sagrados. “Confirmado eres en nombre de Jesús y recibe por esta señal el don del Espíritu Santo. 'Pax Tecum', termina la ceremonia. 'Amén', responde el niño confirmado.

Así que más vale que no se lo lleve Pateco.