“A todas mis amistades de Facebook. Quiero ofrecer un consejo y una pequeña orientación. Se que es temporada de verano y el calor está brutal pero quiero orientar específicamente de un lugar en San Juan que lo utilizan como medio recreativo acuático y no lo es. Hablo de los chorros cerca del Morro… Estos chorros no reciben ningún servicio de mantenimiento (nada de químicos) y no cuenta con ningún filtro porque es una fuente”.

El mensaje anterior es el inicio de una alerta escrita el pasado 7 de julio en Facebook por una ciudadana identificada como Emeline Laureano Ortiz, quien aseguró recibir la información compartida en la red social por parte de un empleado del municipio de San Juan que le dijo que en el área se “defecan animales” y es utilizada por deambulantes para su aseo personal. “Por favor, no metan a sus hijos ahí”, expresó la mujer.

Desde su publicación, el post ha sido compartido en más de 2,700 ocasiones y levantado interrogantes sobre la salubridad de la famosa fuente (ubicada en la Plaza del V Centenario, cerca del cuartel de Ballajá y del tótem del Viejo San Juan) que es visitada diariamente por decenas de personas -incluidos turistas de todo el mundo.

En busca de respuestas, Primera Hora conversó con Carlos Rubio, el director ejecutivo de la Oficina Estatal de Conservación Histórica, agencia que administra y ofrece mantenimiento a la Plaza del V Centenario, un lugar que ayer era concurrido por turistas -locales y extranjeros- que aliviaban el calor dándose un chapuzón en la fuente.

El funcionario -quien leyó el post de Facebook- comenzó por aclarar que el Municipio de San Juan no tiene ninguna responsabilidad de mantenimiento de la zona, al tiempo que aseguró que la fuente sí es limpiada.

“El mantenimiento es mensual y el proceso incluye cloro y otros químicos, precisamente, para mantener el agua limpia. También se le da otro tipo de mantenimiento antiplagas con trampas… hace muchísimos  años las ratas corrían por plaza pero se dio mantenimiento a esos efectos y ya no tenemos roedores ni ese tipo de animal en la plaza”, sostuvo quien dirige la oficina hace un año y medio, pero que también estuvo al frente de la agencia durante la administración de Luis Fortuño.

Según Rubio, la fuente fue limpiada por última vez el 19 de junio, aunque el 12 de ese mismo mes la plaza fue lavada con una máquina de presión. Rechazó que el agua de la fuente sea estancada, aunque lo cierto es que la misma es reutilizada. Es decir, al caer el chorro cae en un tipo de estructura soterrada y cerrada que de forma mecánica vuelve a subir.

Además, la fuente está inactiva por más de 12 horas pues se prende a las 9:00 de la mañana y se apaga a las 5:00 p.m, aunque en verano se extiende un poco más el horario.

“Tampoco es cierto que los deambulantes utilicen la fuente para aseo. Sí puede verse alguno por allí, pero no metido en fuente. Y mucho menos hacer sus necesidades ahí. Eso es incorrecto”, agregó Rubio al destacar que la plaza, la fuente y el tótem se inauguraron en el 1992 para la celebración del quinto centenario de América.

Dijo que en ninguno de los periodos que ha trabajado para la oficina se ha suscitado alguna denuncia relacionada a quebrantos de salud de algún niño o adulto por el uso de la fuente como actividad acuática.

De hecho, decenas de personas -niños y adultos- disfrutaban de los chorros que salían de la fuente, cual si fuera una piscina. Entre ellos estaba Antonio Sotomayor, un puertorriqueño radicado en Estados Unidos, que llevó a sus hijos a conocer el Viejo San Juan.

“No sabíamos nada de eso…a lo mejor levanta sospecha con ese asunto de la calidad del agua después del huracán. Pero bueno ya los nenes están en el agua y los dejaré jugando. Si les da un virus estomacal o alguna otra cosa pues les daré tratamiento. Ya no puedo hacer nada”, dijo.

Mientras, Nayla Maisonet, tampoco mostró preocupación por el tema. Dijo que ha llevado a la fuente en más de cuatro ocasiones a sus tres niños -de 4, 5 y 11 años-  y nunca han sufrido algún percance de salud. “Si fuera peligroso lo hubieran prohibido”, reflexionó sobre el uso del lugar como medio recreativo como los chorritos de los parques acuáticos, los cuales sí reciben tratamiento como el que se les da a las piscinas.

En cambio, el piragüero Bryan Paredes, tiene rechazo en ver la fuente como una recreación acuática. Incluso dijo que nunca dejaría que un hijo suyo se meta en los chorros.

“Esa agua es la misma todo el tiempo…y esos niños se mean, se hacen popó. Hay adultos que se meten también y uno no sabe”, expresó.