Las probabilidades de que caiga un buen aguacero que ayude a detener el ritmo acelerado de descenso que llevan los niveles de los embalses  de Carraízo y La Plata son prácticamente inexistentes, según los modelos de precipitación. 

No será hasta el domingo que  la entrada de un área de humedad  a la Isla pueda dejar alguna precipitación, lo que podría ayudar a detener o retrasar el plan de racionamiento de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) que, de lo contrario, entraría en vigor en ocho días.

“La información no es correcta por lo que es difícil determinar exactamente cuánta precipitación va a recibir la zona”,  indicó Amarylis Cotto, meteoróloga del Servicio  de Meteorología de los Estados Unidos en Puerto Rico.

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El nivel del lago Carraízo en Trujillo Alto, estaba ayer en 37.51 metros, lo  cual ha llevado a la corporación a hacer ajustes operacionales.

El embalse de La Plata en Toa Alta alcanzó los 45.12 metros.

“Siguen bajando los niveles de los embalses, sigue el período seco, sigue cero precipitación... y seguimos con los ajustes operacionales”, expresó Roberto Martínez Toledo, director ejecutivo de la Región Metro de la AAA.   

Para  extender el periodo de servicio del embalse Carraízo se está sirviendo el 20% del sector  de la planta Sergio Cuevas con el Superacueducto. 

En otras palabras, la extracción de 95 millones de galones de agua  diarios se redujo a 75 millones. 

El Superacueducto se suple de los lagos  Caonillas y Dos Bocas en Utuado, que aunque están en niveles seguros, también están siendo observados, al igual que los lagos de  Cidra, Patillas; Toa Vaca, en Villalba y Carite, en Guayama. 

“Pero los más que nos preocupan es Carraízo y La Plata... esperamos que la naturaleza nos provea alguna lluvia pero dependemos de la naturaleza”, sostuvo el funcionario.

En comparación con lo que fue la sequía de 1994, Martínez Toledo explicó que en esta ocasión los niveles comenzaron a descender en mayo, dos meses posteriores a ese entonces.

“Las gráficas  de comportamiento de decenso  del lago  es muy parecido  a lo que se experimentó en el 1994, pero tenemos una diferencia de como un mes a cinco semanas entre lo que está pasando hoy”, indicó al agregar que en ese entonces tampoco se contaba con el Superacueducto.  

En 1994, hubo sequía entre los meses de marzo a septiembre, por lo que hubo que racionar el agua por cuatro meses.

El llamamiento a la gente  sigue siendo el mismo: ser prudente con el consumo de agua y utilizarla sólo en aquellas tareas necesarias, y evitar, por ejemplo, lavar el carro y las aceras.